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Prohibido el paso a la disentería porcina

Escrito por: Laura Pérez Sala - Licenciada en Veterinaria por la UAB y Master en Sanidad y Producción Porcina por la UdL. Trayectoria profesional se desarrolló en el área del marketing de la industria del Petfood En la actualidad ejerce como Veterinaria especialista en producción porcina y Personal Coach

La disentería porcina sigue siendo una de las grandes amenazas del sector porcino y, aunque en un momento de la historia parecía que podíamos llegar a erradicarla y olvidarnos de ella, lo cierto es que desde hace un tiempo ha vuelto más fuerte.

Hoy en día, es uno de los problemas más graves de las explotaciones porcinas a nivel mundial debido a la severidad del proceso agudo y a las elevadas pérdidas indirectas que provoca cuando adquiere carácter enzoótico.

Esta enfermedad puede significar un incremento del 20% en los costes de producción, con retrasos de crecimiento y en la salida a matadero de hasta 1 mes y aumentos de los índices de conversión (IC) en hasta 0,80 puntos.

Si volvemos la vista atrás, en los años 60 y 70 la única forma viable de combatir esta enfermedad era la despoblación total y limpieza exhaustiva de las instalaciones, seguida de una repoblación. En aquellos años las explotaciones eran de menor tamaño, pero aun así ésta era una opción costosa y dolorosa para los ganaderos.

 

 

En 1971, la identificación de la bacteria causante de la disentería porcina ofreció la oportunidad de combatirla con más y mejores métodos.

Brachyspira era sensible a varios antibióticos, así que, mediante ciclos repetidos de medicación prolongada, limpieza, desinfección y control de vectores, se consiguió controlar la enfermedad. Tanto que, durante los años 90, disminuyó drásticamente su incidencia.

Actualmente, la situación es totalmente diferente.

La bacteria que aislamos presenta muchas más resistencias que antiguamente, por no hablar de lo que suponen los tratamientos prolongados en pienso o agua en el contexto del vigente Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos.

Los costes farmacológicos y la pérdida productiva de las explotaciones afectadas suponen incrementos de costes demasiado altos como para plantearse “convivir con ella”, por no hablar del riesgo que supone para el resto de explotaciones.

Entonces, ¿qué hacemos?

Recordemos algunas características de la bacteria que nos ayudarán a diseñar un plan de acción efectivo[registrados]:

BIOSEGURIDAD FRENTE A LA DISENTERÍA PORCINA

La bioseguridad, una vez más, toma el protagonismo. La primera medida, aunque obvia, creo que nunca nos cansaremos de repetirla, ¡IMPEDIR QUE ENTRE!

Una granja porcina moderna seguramente ya implementa una gran cantidad de medidas de bioseguridad externas e internas

GRANJAS LIBRES DE DISENTERIA

  BIOSEGURIDAD EXTERNA  

En el caso de granjas libres de disentería, el mayor esfuerzo debe centrarse en seguir así.

Se debe limitar la entrada de vehículos a la granja y alrededores, especialmente aquellos que recorren varias explotaciones, cubas, camiones a matadero y aquellos implicados en la eliminación de cadáveres.

La mayoría de granjas nuevas han tenido en cuenta estos aspectos:

Tienen silos dispuestos de forma que se puedan llenar desde el exterior.

Han adquirido métodos para eliminación de cadáveres que disminuyen el tráfico de este tipo de transporte, por ejemplo, contenedores de hidrólisis, incineradores en la propia explotación, etc.

Si no es este el caso, los esfuerzos deben centrarse en:

Métodos de desinfección de los camiones, arcos y rodaluvios.

Medidas de higiene del personal como calzas, cambio de ropa, ducha obligatoria, etc.

Tengamos en cuenta que vehículos, ropa, calzado y equipos son probables fuentes de contaminación.

Otra medida fundamental es asegurarnos de introducir una reposición “dysentery free”. Para ello, se debe realizar una buena cuarentena, separada del resto de la explotación, con personal diferente o con ducha, cambio de ropa y calzado intermedia.

Una analítica de heces también permite asegurarnos del buen estado sanitario de las cerditas al llegar.

  BIOSEGURIDAD INTERNA  

En cuanto a las medidas de bioseguridad interna, el control de plagas es una parte esencial de una estrategia preventiva de la disentería y de cualquier enfermedad.

Controlar las ratas y ratones es prioritario, pero ojo con los animales domésticos y las moscas que, como hemos visto, también pueden ser vectores de la enfermedad.

GRANJAS CON DISENTERÍA

La entrada de disentería en una granja es uno de los hechos más frustrantes que nos podemos encontrar.

Primero, porque es cada vez más difícil eliminarla y sabemos cuándo empieza, pero no cuándo acaba.

Segundo, porque tenemos parte de responsabilidad y es que muchas veces la entrada se debe a un fallo en la bioseguridad y es importante detectarlo, no para buscar culpables, sino para resolverlo lo antes posible.

Tras el aislamiento de cepa de Brachyspira hyodysenteriae y antibiograma, debemos desarrollar un plan adaptado a cada granja.

El enfoque cambiará según sea una granja de madres, un engorde o un ciclo cerrado, pero en todas ellas existe una serie de medidas comunes:

Formación

Es necesario informar y formar a todo el equipo de la granja. Entender cómo se transmite la enfermedad, ayuda a entender el porqué de las medidas.

Limpieza, secado y desinfección

Dado que los cerdos portadores y su estiércol son las principales fuentes de infección, es imprescindible una limpieza y desinfección sistemáticas de las naves.

Sabiendo que los desinfectantes no son activos en presencia de materia orgánica, es indispensable realizar una limpieza a fondo antes de realizar una desinfección eficaz.

Brachyspira prefiere un ambiente húmedo, por lo tanto, es muy importante secar después de la desinfección para lograr la eliminación más completa de la bacteria.

Encalar la fosa y las paredes de la instalación ayuda a desecar la bacteria.

En cebaderos y recrías, existe la posibilidad de vaciar las naves para limpieza, desinfección y vacío sanitario, mientras que para granjas de cerdas o ciclos cerrados, el enfoque es diferente, se realizan limpiezas por zonas según se van vaciando.

Si el objetivo es erradicar la enfermedad de la granja, un buen momento para hacerlo es el verano, ya que la bacteria tolera mal las altas temperaturas y desecado.

Es importante limpiar, desinfectar y secar los vehículos, ropa, zapatos y equipos, ya que estos pueden ser una fuente constante de (re)contaminación.

Control de vectores

En granjas positivas a disentería el control de plagas será imprescindible, ya que los diferentes vectores se dedicarán a ir reinfectando zonas previamente desinfectadas.

Recordemos que la infección es feco-oral, lo que implica que los excrementos de ratones y ratas infectados son potencialmente peligrosos.

Revisar y mantener mallas pajareras.

Eliminar las bajas de forma eficiente y rápida.

Impedir que alimañas y otros animales entren en contacto con animales enfermos.

Fosa y balsa de purín

Si el purín está contaminado, aunque se limpien sistemáticamente las naves sin vaciar y desinfectar las fosas de purín, será trabajo en balde.

Mientras que las fosas estén llenas, puede ser una buena idea utilizar algún biocida que controle las moscas.

Agua

Se han observado casos en los que el agua de bebida se ha contaminado. Algunos estudios aseguran que la bacteria puede persistir en el depósito de agua o laguna hasta dos meses.

En estos casos, por mucha limpieza y tratamiento que usemos, si no tratamos la fuente principal, los animales se seguirán reinfectando.

Nunca está de más analizar el agua de la granja y asegurarnos que todo está bien.

Visitas

Las visitas a granjas positivas deberían estar restringidas a las imprescindibles y programadas para ser las últimas de la semana.

Lo mismo es aplicable para los vehículos de transporte. Aunque la granja disponga de métodos de desinfección de vehículos, es mejor organizar los viajes para los viernes, minimizando así la propagación al resto de la cadena.

Tratamiento

La resistencia de B. hyodysenteriae a múltiples antimicrobianos es un factor importante en la elección del producto. Por lo tanto, tras la confirmación de la presencia de B. hyodysenteriae a partir del material de diagnóstico, se deben realizar pruebas de sensibilidad antimicrobiana para evaluar el éxito del tratamiento.

Profilaxis

El difícil cultivo de B. hyodysenteriae y la falta de ceparios con un número de aislamientos representativo suponen una barrera contra el desarrollo de una vacuna universal.

Las autovacunas son una buena alternativa en casos específicos, siempre y cuando se articule un protocolo de uso adaptado a la fase en la que aparezca la enfermedad (madres, postdestete y cebo), y tipo de explotación.

Implica un constante muestreo y monitorización de las explotaciones para el control de la enfermedad y la medición de los niveles de resistencias.

Nutrición

Las modificaciones de la composición de la dieta y el uso de aditivos alimentarios pueden ser interesantes en el control de la disentería porcina.

Ingredientes altamente digestibles, así como fuentes de fibra específicas, pueden disminuir la carga de patógenos en el animal, lo que da como resultado una disminución de la presión de infección y el riesgo de contaminación de otros animales.

Determinados componentes de la dieta pueden ayudar a controlar la enfermedad.

Un estudio de viabilidad in vivo demostró los efectos positivos del quelato de zinc sobre la calidad y consistencia fecal, los signos clínicos generales y el aumento del GMD en animales infectados con B. hyodysenteriae. La quelación del zinc con una molécula orgánica para formar un Zn-Na2-EDTA, en lugar de la unión covalente del zinc al oxígeno inorgánico, reduce su impacto ambiental.

Para diferentes productos fitogénicos, también se demostró actividad antibacteriana directa contra B. hyodysenteriae. Estos productos naturales procedentes de plantas también han demostrado mejorar la digestibilidad.

Los probióticos, administrados durante un tiempo prolongado también están dando buenos resultados, tanto en la prevención como luego en el desempeño de cerdos infectados.

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