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Granja Hnos. Lasierra Callén: Bioseguridad infranqueable de la mano de IGE Incineradores

El término “ONE HEALTH – UNA SALUD” ya forma parte de nuestro vocabulario habitual. Se trata de un enfoque multisectorial promovido por la OMS que tiene como objetivo diseñar y aplicar programas, políticas, leyes e investigaciones que permitan que distintos sectores se comuniquen y colaboren para garantizar la salud pública.

En un escenario global en el que la relación entre sanidad animal y salud humana son indiscutibles y ante el auge de las zoonosis y las bacterias resistentes a los antibióticos, los profesionales del sector porcino demuestran día a día su fuerte compromiso por maximizar la bioseguridad de sus granjas.

Echando una mirada hacia atrás, nos damos cuenta de la gran evolución que ha experimentado el sector porcino en todos los sentidos, desde cambios en las prácticas de manejo a la tecnificación de las instalaciones, pero hay algo que no cambia, los patógenos siguen en su afán por infectar y multiplicarse en nuestros cerdos, afectando negativamente a su salud y menoscabando su productividad y, por ende, la rentabilidad de las granjas.

Frente a este hecho, una estrategia basada en medidas de bioseguridad efectivas es la mejor defensa de la salud y bienestar de los animales. Como bien dice la expresión, “es mejor prevenir que curar” y, en el caso concreto de las granjas porcinas, la rentabilidad derivada de invertir en prevención sobrepasa con creces los gastos asociados al tratamiento de infecciones. Además, nos permite ir mucho más allá, mejorando el bienestar y la productividad de los cerdos a la vez que nos acerca más a cumplir con los objetivos de reducción del uso de antibióticos.

Para poder prevenir la entrada de patógenos necesitamos saber por dónde pueden llegar. A pesar de haber mejorado en muchos aspectos de la bioseguridad de las granjas, la gestión de cadáveres sigue siendo un punto crítico:

La presencia de un foco de vectores de contaminación en los propios cadáveres que, de no hacerse una adecuada manipulación y almacenamiento hasta su retirada, puede atraer visitantes no deseados (moscas, roedores o incluso carroñeros) y favorecer la propagación de los patógenos.

La necesidad de recibir visitas frecuentes del camión de recogida de cadáveres, un vehículo que, en su trayecto entre distintas granjas, puede traducirse en un verdadero disgusto.

 

Encontrar una alternativa limpia, sostenible y segura para la gestión de cadáveres en las granjas porcinas se ha convertido en una necesidad y la incineración in situ se ha impuesto como una de las opciones estrella.

Para saber por qué son cada vez más las granjas que se suman a la incineración in situ, hablamos con José Luis Lasierra Callén, gerente de Hermanos Lasierra Callén S.L., una granja de reproductoras integrada con CINCAPORC en la que han optado por incorporar el incinerador Addfield SB (750 Kg), distribuido en exclusiva para España por IGE Incineradores Grupo España.

La granja Hermanos Lasierra Callén, con un censo de 2.050 cerdas reproductoras y 400 cerdas de reposición, se dedica a la producción de lechones hasta 6 kg. Para ello, cuenta con tres naves de producción y una nave de reposición.

Fundada en 1975 como una explotación familiar, con el tiempo, se ha ido adaptando a las exigencias de un sector altamente competitivo con la incorporación de nuevas tecnologías y la ampliación de nuevas naves en julio de 2020.

En lo que respecta a la bioseguridad, José Luis señala una evolución positiva, aunque “siempre se puede mejorar, pues hay que ir adaptando las explotaciones a las nuevas normativas”.

Así, concienciado de la importancia de incorporar las mejores estrategias para preservar la bioseguridad de su granja, José Luis exploró la opción de la incineración in situ, encontrando en IGE Incineradores y Addfield a los perfectos aliados a la hora de elegir un incinerador que se adaptara perfectamente a las necesidades específicas de su granja.

”Elegimos la incineración in situ porque con ello evitamos la entrada de vehículos externos que puedan contaminar la granja con posibles enfermedades a la hora de recoger los cadáveres. Anteriormente, contábamos con los servicios de una empresa de recogida de cadáveres que venía tres veces por semana, pero siempre existía el riesgo de contaminación y a veces se acumulaban demasiadas bajas. Ahora, además de bioseguridad, hemos ganado en autonomía con el incinerador, ya que nosotros gestionamos los cadáveres”. José Luis Lasierra

La elección del modelo de incinerador se basó en las indicaciones de los expertos técnicos de IGE Incineradores y del director de obra de la explotación, decantándose finalmente por el incinerador Addfield SB (750 kg) al ser éste el que mejor se ajustaba a las necesidades de la granja en términos de tamaño, capacidad y operatividad.

Además del asesoramiento recibido a la hora de elegir e implementar el sistema de incineración en la granja, tanto el ingeniero responsable de la obra como los técnicos de IGE Incineradores acompañaron a José Luis en los trámites legales, como la solicitud de un permiso para su instalación al Servicio de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón y a la zona veterinaria de la comarca del Bajo Cinca, todo ello con resolución favorable.

Llama la atención el carácter sencillo e intuitivo del incinerador Addfield SB (750 Kg), con un funcionamiento que se integra perfectamente dentro de las rutinas habituales de la granja sin ocupar mucho tiempo a los operarios.

Su funcionamiento a base de GLP con un consumo energético óptimo y gracias a la excelente calidad de sus materiales con una vida útil de hasta 30 años, hacen que la rentabilidad económica sea evidente, especialmente si se tiene en cuenta el ahorro del seguro de recogida de cadáveres y la mejora de la granja en materia de bioseguridad y sanidad, habiéndose observado ya un descenso en la entrada y propagación de enfermedades. Así, se estima una amortización del incinerador en un plazo de 3 años.

La apuesta del sector porcino por la mejora continua es indudablemente la clave de su éxito, algo que vemos en todos y cada uno de los productores que se levantan cada día para dar lo mejor de sí mismos con el firme compromiso de producir de forma sostenible, respetuosa con el bienestar animal y, sobre todo, cumpliendo con los máximos estándares sanitarios a través de la adopción de estrategias centradas en la prevención de enfermedades, como es el caso de José Luis y la incineración in situ.
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