Por la situación que nos está tocando vivir nos estamos dando cuenta de algo que los que trabajamos en explotaciones de animales hace tiempo que sabemos: lo importante que es para la salud minimizar los riesgos de infección todo lo posible.
Lo que nosotros llamamos Bioseguridad.
Ahora somos conscientes de la protección que nos puede aportar una simple mascarilla, pese a lo incómoda que nos pueda resultar al principio. Y esa idea de que pequeños gestos pueden ser muy efectivos, es lo que me gustaría trasladar en estas líneas.
Hay maravillosos artículos de compañeros que hablan de vestuarios ideales, con zona limpia y zona sucia perfectamente separadas por unas duchas en perfectas condiciones, con ropa en perfecto estado a disposición de las visitas y un ambiente ideal tanto con frío como con calor.
Por suerte esta idea ha calado muy profundo en algunas empresas, que exigen [registrados] esas medidas de bioseguridad a las explotaciones que integran.
Lo que determina que esto se haga de manera correcta o no es el concepto de higiene que tenga el propietario.
Lo mismo ocurre con el tipo de producción, pues no todas las granjas de reproductoras tienen vestuarios aceptables, aunque sí suele ser más habitual que en cebaderos por las exigencias de la empresa. Aunque también al tener más trabajadores a veces es más difícil que todos respeten esas normas y se respete la higiene.
Quizá no sean necesarios detalles como el de Andrés, que te ofrece ropa de varias tallas perfectamente plegada y con olor a flores.
Pero el otro extremo de un mono “con la cremallera rota y la entrepierna descosida, aún sudado y con resto de heces porque lo usó el cargador la noche pasada y como en 1 mes vaciamos la granja ya lo lavaremos”, pues no parece lo correcto (y creo que todos estáis pensando en alguna granja concreta ¿verdad?), pero ya no solo para la higiene del profesional que hace la visita, sino para la de la explotación, pues se están poniendo en recirculación gérmenes, que aunque sean de la propia granja, se pueden llevar a una zona donde quizá no se tenían.
En estos casos, quiero entender que ese granjero es muy limpio y lo que no quiere es manchar su coche con ropa sucia y llevarla a la lavadora de casa donde limpia las sábanas donde duerme, pero entonces veo lo que cuesta una lavadora nueva, exclusiva para la granja, y cambio de opinión.
A veces pienso que habría que invitar a alguno de los que diseñan granjas vacías a que las visitara cuando estén llenas para ver si cambiaría alguna cosa.
“ARTÍCULO 5. Condiciones sobre bioseguridad, infraestructuras, equipamiento y manejo.
1. Las explotaciones de ganado porcino, incluidas las existentes antes de la entrada en vigor de este real decreto, excepto las de autoconsumo y reducidas, deberán cumplir con los siguientes requisitos en materia de infraestructuras, equipamiento y manejo:- 2. e) Deberán disponer de vestuarios antes de entrar en la zona de producción, con una separación clara entre la zona limpia y la zona sucia, así como instalaciones y medios suficientes para el lavado de manos. Deberán existir indicaciones visibles con instrucciones claras sobre los protocolos de higiene y bioseguridad a aplicar antes de la entrada en las zonas de producción.
- 2. f) Las explotaciones de porcino deberán disponer, al menos, de lavabo, váter y sistema de ducha o equivalente, que permita disponer las condiciones adecuadas para la higiene corporal”.
Por tanto, nos toca la labor de convencer a algunos granjeros de que tengan el vestuario en condiciones, para que las pocas visitas que tengamos (porque debemos de intentar que sean las menos posibles), no tengan excusa para “dejar allí sus gérmenes del exterior” y entrar a nuestra zona limpia sin traer ningún riesgo.
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