Las ventas de los productos y subproductos cárnicos de cerdo se han disminuido entre un 25 a un 70% con respecto a los volúmenes que se vendían antes de la cuarentena, dependiendo de los canales a través de los cuales los porcicultores comercializan sus productos.
Este comportamiento se explica principalmente por la cancelación o reducción de pedidos por parte del canal HORECA (Hoteles, Restaurantes y Casinos) y al impacto en el consumo por el fuerte descenso en la capacidad adquisitiva de los Colombianos.
Como consecuencia, los porcicultores se han visto forzados a retener más animales en su granja, ganando peso y asumiendo un costo adicional en la alimentación, que se estima en $ 6.000 pesos por animal al día (1,68 dolares/animal/día).
La insostenibilidad de ese represamiento derivó en que, por ejemplo, en la semana del 13 al 17 de abril, se diera una salida grande de animales liquidados comercialmente a precios de descarte, ocasionado una caída en su valor de 12.13%, la mayor registrada de una semana a otra desde el 2001.
Así, es evidente que la situación es delicada y afecta principalmente a los porcicultores pequeños y medianos, que no cuentan con niveles de integración para llevar su producto hasta el consumidor final, ni con infraestructura de frío para almacenar el producto.
Entonces, si bien se tiene claro el compromiso para continuar alimentando a Colombia, cada día se hace más evidente que se necesita encontrar mecanismos para mitigar el impacto de esta crisis económica, o de lo contrario en pocas semanas la viabilidad económica y financiera de la actividad porcícola puede comprometerse, con las graves consecuencias que ello conlleva para la seguridad alimentaria del país y para los 500 mil colombianos que viven de la porcicultura.
Es por esto que el sector envía un mensaje de S.O.S. al gobierno colombiano para que, a través de compras públicas y programas de ayuda del Estado, se apoye la comercialización de la carne de cerdo y evitar así la destrucción de uno de los sectores que más ha aportado en el crecimiento agropecuario del país en los últimos diez años.
Los porcicultores se han visto forzados a retener más animales en su granja, ganando peso y asumiendo un costo adicional en la alimentación, que se estima en $6.000 pesos por animal al día (1,68 dolares/animal/día).