La reducción de antibióticos para procesos digestivos requiere tener en cuenta cuáles son los componentes de algo tan complejo y difícil de definir como la salud intestinal. Una posible definición de salud intestinal sería: “un estado estable donde el microbioma y el tracto intestinal existen en equilibrio simbiótico y donde el bienestar y el rendimiento del animal no están limitados por una disfunción intestinal” (Bischoff, 2011).
Esta definición combina los tres componentes principales de la salud intestinal (dieta, mucosa intestinal y microbiota) con una digestión y absorción de nutrientes eficaz y un estado inmune efectivo.
Centrándonos en la mucosa intestinal, cabe destacar de entre sus funciones, el papel que ejerce como barrera intestinal con diferentes acciones al respecto:
La expresión de los factores de barrera intestinal está controlada en gran parte por el reconocimiento de la microbiota por parte del sistema inmune innato y previniendo una respuesta inmune exagerada.
Una perturbación de la homeostasis entre dieta – barrera intestinal – microbiota puede provocar:
La inflamación es una respuesta fisiológica cuando existe daño en un tejido debido a causas físicas (heridas, cuerpos extraños, radiación, calor, etc.) o biológicas (virus, bacterias, hongos, etc.). El objetivo de la inflamación es eliminar la causa, prevenir la expansión del daño y restaurar la funcionalidad del tejido dañado.
- IL-1 actúa a nivel neuronal, provocando anorexia e hipertermia.
- IL-6 induce la síntesis de proteínas de fase aguda en el hígado (haptoglobina, amiloide A, etc.).
- TNF provoca degradación muscular.
- Algunos patógenos afectan directamente las uniones estrechas intestinales a través de adherencia de membrana o mediante toxinas, resultando en daño celular y la apoptosis o desestabilización de los complejos de uniones estrechas (p.e. Escherichia coli enteropatogénico).
- La inflamación sistémica inducida por estímulos inflamatorios (como lipopolisacáridos) disminuye la expresión de ocludina y claudina-1 en cerdos al destete.
La hiperpermeabilidad intestinal contribuye en la patogénesis de muchas patologías del tracto gastrointestinal. Una barrera intestinal perturbada se caracteriza por un mayor número de receptores TLR-4 (excesiva activación del sistema inmune) y promueve la fuga de antígenos al torrente sanguíneo.
Como resultado final del proceso inflamatorio intestinal se producen efectos tanto a nivel local como sistémico: Inflamación intestinal
Un tracto gastrointestinal sano está en un estado constante de inflamación “controlada”, como consecuencia de la presencia de una elevada población de bacterias, antígenos dietéticos y toxinas.
Este estado de inflamación controlada permite una activación basal del sistema inmunitario del TGI, que asociado con una microbiota comensal “normal”, tiene efectos positivos en el mantenimiento de la funcionalidad intestinal y la capacidad de digerir y absorber los nutrientes de los cerdos.
A nivel productivo, la principal consecuencia de la inflamación intestinal es la pérdida de crecimiento. Estos procesos consumen hasta un 30% de la energía y proteína ingeridas, afectando al índice de conversión.
EFECTOS DE LOS ALCALOIDES ISOQUINOLÍNICOS
En los últimos años, varios estudios han demostrado la actividad antiinflamatoria de los antibióticos promotores del crecimiento como responsable de parte de su efecto. Esta mejora de la función de barrera intestinal se asocia a una expresión reducida de citoquinas proinflamatorias.
Existe un nuevo enfoque nutricional para reducir los efectos de la inflamación intestinal, como puede ser, por ejemplo, el uso de algunos componentes vegetales específicos.
El efecto primario de estos alcaloides es el bloqueo del receptor NF-κB, que es el factor de transcripción clave para el desarrollo de la cascada de señales pro-inflamatorias en el intestino. La activación de este receptor induce la síntesis de ciclooxigenasa, fosfolipasa A2, iNOS, citoquinas, etc. Por tanto, la inflamación intestinal local acaba teniendo también un efecto a nivel sistémico.
Los efectos derivados del uso de componentes vegetales específicos se podrían resumir en:
En el ensayo realizado por Chen et al. (2018), se estudió el efecto de la inclusión de un fitogénico rico en alcaloides isoquinolínicos sobre la morfología intestinal de lechones destetados a 21 días de vida durante las primeras semanas post-destete.
Los resultados obtenidos fueron:
Existen otras estrategias dirigidas a bloquear este receptor y controlar la inflamación intestinal (curcumina, antioxidantes, corticosteroides, etc.) pero sin relevancia práctica en la producción porcina. Otros productos con efecto antiinflamatorio actúan una vez iniciada la cascada inflamatoria, por lo que no reducen todos los efectos a nivel sistémico.
EN EL MANEJO DE LA SALUD INTESTINAL SIN ANTIBIÓTICOS DEBEMOS RECORDAR QUE: