En el futuro de la producción porcina se vislumbran dos grandes caballos de batalla –el Bienestar Animal y la Sostenibilidad Ambiental–, pero ya hay muchos productores que están afrontando este desafío con soluciones innovadoras que han demostrado ser eficaces a la par que rentables.
Para conocer cómo serán las granjas del futuro, visitamos Grangenia en Herreros de Suso (Ávila), una explotación porcina sin precedentes en la que la Bioseguridad ha sido la gran protagonista. Ahora, con la ayuda de Asserva, Grangenia va un paso más allá para convertirse en el máximo exponente de granja sostenible y respetuosa con el bienestar animal.
A nuestra llegada nos reciben Alberto Pascual Muñoz y Pilar Fernández Díaz-Rullo, Gerente y Veterinaria Responsable de “Agropecuaria – La Serrota”, que han demostrado ser unos auténticos visionarios en su concepción de la granja del futuro, Grangenia. Descubramos cómo están cambiando las reglas del juego, afrontando los nuevos retos del sector y convirtiéndolos en una oportunidad de oro para poner en valor sus productos.
Fundada en 1995, Agropecuaria – La Serrota nació como una empresa familiar que ha ido creciendo y diversificando su actividad. Aglutinados dentro del Grupo KERBEST se encuentran dos granjas de reproductoras con 2.600 cerdas y el proyecto estrella del grupo, Grangenia, un multiplicador con genética pura PIC de 3.000 madres.
Grangenia cuenta con una nave de reposición que aloja a 1.500 cerdas para lograr una renovación anual del 60-65%. En la nave de maternidad hay partos en libertad, con ventilación natural-forzada y bandejas para la evacuación de los purines con el mínimo consumo de agua, contribuyendo enormemente a la higiene de las instalaciones.
Con respecto a las gestaciones, dispone de una nave de gestación mixta con una zona de cubrición-control para multíparas, una zona de cubrición-control de nulíparas y una zona de gestación confirmada de nulíparas, así como una nave de gestación confirmada para multíparas.
Para la alimentación de las cerdas gestantes, Alberto y Pilar han depositado su confianza en Asserva, ya que vieron en el Selfifeeder una verdadera inversión de futuro que minimiza la competencia por el alimento, asegurando que cada cerda coma a su propio ritmo sin que ello implique que el periodo de alimentación se alargue.
Selfifeeder – El sistema de alimentación que se adapta a las cerdas, a la granja y al productor
El Selfifeeder es la solución de Asserva para la alimentación individualizada de cerdas gestantes en grupo que reduce los tiempos de espera, minimiza el estrés alimenticio y facilita el manejo de las cerdas en grupos estáticos de cualquier tamaño.
El Selfifeeder cuenta con una única puerta de entrada y salida que, cuando no está ocupado por una cerda, permanece abierta. Una vez que la cerda entra y la máquina la detecta, la puerta se cierra para que no sea molestada mientras come.
Esta estructura abierta está en consonancia con el instinto natural de las cerdas, que suelen desconfiar de los espacios cerrados y poco iluminados típicos de los sistemas de alimentación de túnel.
El concepto de Asserva garantiza que las cerdas aprenden rápidamente a utilizar la máquina, evitando la necesidad de que exista un periodo de entrenamiento entrenamiento previo con máquinas en otras salas destinadas ello.
El concepto modular del Selfifeeder permite que se coloquen tantos puntos de alimentación como sea necesario para ajustarse a las necesidades de las cerdas, la granja y el granjero.
Al contar con varios puntos de alimentación, se reduce la competencia por el alimento y el estrés.
Gracias a la colocación de varios puntos de alimentación y al sistema de dosificación, el Selfifeeder es capaz de dar de comer a todas las cerdas del grupo en un periodo de 6 horas.
La dosificación del alimento se hace en función de la curva de alimentación asignada a cada cerda en forma de pequeñas porciones de pienso (120 g) mezcladas con agua que van cayendo al comedero y cubriendo la sonda. Solamente volverá a ser suministrada la siguiente dosis cuando la sonda TIT quede descubierta al ir comiendo la cerda su alimento.
El hecho de que la máquina solo administre una nueva dosis cuando la cerda se haya comido la anterior minimiza el desperdicio de pienso y permite controlar el consumo.
A diferencia de otros sistemas que indican cuánto alimento echa la máquina, el Selfifeeder permite saber cuánto ha comido cada cerda con un margen de error de 120 g (que es lo máximo que puede dejarse la cerda).
Cada dosis lleva una proporción calculada y ajustable de pienso y agua, estimulando el apetito de las cerdas, evitando la separación de la mezcla en sus fases sólida y líquida, y contribuyendo a satisfacer las necesidades de agua de la cerda.
Grangenia – La culminación de un sueño
Nosotros hemos apostado por la Bioseguridad, la Sostenibilidad Ambiental y el Bienestar Animal, lo que ha supuesto una importante labor de diseño y un firme compromiso por parte de las personas implicadas en el proyecto.
Ahora queremos ir más allá con la Fundación Kerbest, que dará respuesta a las necesidades que hemos visto en el sector y estará destinada a la formación, al I+D y a la responsabilidad social y medioambiental:
Ofreceremos becas de investigación y proyectos de final de carrera en Grangenia.
Comenzaremos un grado de FP dual Agropecuario especializado para la formación de personal de granjas de porcino con la apertura de la Escuela de Capacitación Agraria en colaboración con la Junta de Castilla y León, la Consejería de Ganadería, la Consejería de Educación y la Consejería de Trabajo.
Seguiremos llevando a la práctica nuestras ideas para perfeccionar nuestro modelo de granja ideal.
Estamos muy focalizados en la reducción de emisiones, en la reducción del consumo de antibióticos y en la reducción de la huella hídrica y de carbono.
El Selfifeeder fue el que mejor se ajustaba a nuestra concepción de lo que debía ser un sistema de alimentación, ya que se adapta a la perfección a nuestras cerdas, a nuestro sistema de trabajo y al diseño de nuestras instalaciones.
No solo damos importancia a la calidad del alimento que reciben las cerdas, sino a cómo lo reciben, ya que el estrés tiene una notable influencia negativa en el éxito de una gestación. Por ello, a la hora de plantear cuántos puntos de alimentación pondríamos para cada grupo de cerdas, nos sorprendió gratamente que desde Asserva nos preguntaran “¿Cuál es el nivel de estrés que queréis tener en la granja?”.
Queríamos un ambiente con el mínimo nivel de estrés, pero que también fuera rentable y que nos permitiera dar de comer a todas las cerdas en el mínimo tiempo posible.
El hecho de que el Selfifeeder permita alimentar a un grupo de cerdas, no importa el tamaño, en un periodo de 6 horas fue determinante para nosotros, ya que garantiza que a primera hora de la mañana ya hayan terminado de comer. Esto facilita las labores diarias porque nos permite detectar rápidamente qué cerdas no han tomado la ración y adelantarnos en la resolución de problemas.
Nos convenció también la simplicidad y robustez de la máquina, ya que no tiene elementos mecánicos que se puedan estropear. Esto unido al hecho de poder poner cara a Asserva, una empresa grande pero con un trato muy cercano y personalizado, nos tranquilizó a la hora de saber que ante cualquier incidencia recibiríamos una respuesta inmediata.
El sistema es ideal para el tipo de cerda que tenemos en esta granja, ya que son más conflictivas que las cerdas híbridas y el hecho de tener varios puntos de alimentación por grupo reduce las peleas a la hora de comer.
En el caso de la nave de gestación para multíparas hemos optado por dar más máquina por cerda al diferenciar:
- Una zona con parques de 60 cerdas de 2º parto ( que son más nerviosas ), donde hemos colocado 4 puntos de alimentación. Esta zona se puede dividir en dos, de modo las separamos en grupos de 30 con dos máquinas.
- Del 3er parto en adelante, los grupos son de 60 cerdas con 3 máquinas.
Sí, hemos registrado una reducción en el consumo de pienso, no porque las cerdas coman menos, sino porque hemos minimizado el desperdicio de alimento con el significativo ahorro que supone en los costes de alimentación.
También hemos visto que, al darles un alimento de consistencia líquida, comen más rápido ya que les resulta más apetecible.
Otro aspecto del sistema que nos ha sorprendido gratamente es que, al no caer alimento fuera del comedero, evitamos la aparición de moscas y roedores, lo cual nos preocupaba por la posibilidad de que pudieran producir daños en el sistema de cableado.
Las ideas innovadoras y las nuevas tecnologías pueden generar cierto temor, pero es necesario buscar soluciones alternativas y ponerlas en práctica si queremos avanzar como sector.
En el caso del Selfifeeder, el único miedo que nos quedaba era que solamente lo habíamos visto en granjas pequeñas.
Recientemente, Grangenia ha recibido la aprobación de su Proyecto Clima de la Reducción de Emisiones con el planteamiento de estrategias que permiten reducir nuestras emisiones en un 180%.
Esta reducción de las emisiones pasa por una reducción del consumo energético y de combustibles fósiles, así como un buen aislamiento de las naves y una mejor gestión de los purines para optimizar la ventilación y calefacción.
El agua es uno de los recursos más valiosos para nosotros, por lo que hemos puesto en marcha todas las medidas posibles para minimizar su consumo.
Nuestras instalaciones están fabricadas con materiales fáciles de lavar y desinfectar y para sacar los purines de las naves empleamos muy poca agua. Además, la disposición de los dosificadores nos permite detectar cualquier fuga de agua.
Evidentemente, hay un punto en el que el agua siempre será indispensable y es que el agua que beben las cerdas es fundamental para la vida.
No obstante, con el Selfifeeder nos hemos llevado una gran sorpresa, ya que con la alimentación líquida las cerdas cubren el 75% de sus necesidades de agua cuando comen. Hemos comprobado en estas instalaciones que las cerdas prácticamente no acuden a los bebederos y no derraman el agua, lo que nos permite tener un control mucho mayor de la huella hídrica en gestación.
Para nosotros el concepto de Asserva es el que mejor se adapta a nosotros y nos da la libertad de hacer los parques con el número de cerdas y puntos de alimentación que queramos.
Según nuestra experiencia, el Selfifeeder es perfecto para las granjas de gran tamaño como la nuestra por la posibilidad de modular los parques según sus necesidades, pero también es ideal para granjas pequeñas, como viene demostrándose desde hace muchos años.