La bioseguridad en las granjas porcinas se ha posicionado como un factor de enorme relevancia a la hora de garantizar un buen estatus sanitario de los animales, repercutiendo también en su nivel de bienestar y rentabilidad económica.
Ello no es de extrañar, ya que la entrada y propagación de patógenos en una granja porcina puede suponer un incremento sustancial en los costes de producción, menor ganancia de peso y una pérdida de calidad de las canales, reduciendo así las ganancias obtenidas por cerdo producido.
LA APUESTA POR LA BIOSEGURIDAD DE LA GRANJA GREMPE TILO
Numerosos estudios de análisis de riesgos en granjas porcinas han señalado los cadáveres como un importante foco de propagación de patógenos.
Entre las distintas estrategias de gestión de cadáveres disponibles en el mercado, la incineración in situ se está imponiendo al tratarse de un sistema limpio, bioseguro y 100% libre de olores y humos visibles.
Si hay algo que caracteriza a nuestros productores de porcino es su pragmatismo y compromiso de seguir mejorando a diario sus explotaciones. Un ejemplo de ello es Héctor Pérez Pérez, propietario y gerente de la Granja Grempe Tilo (Grupo Empresarial Familia Pérez), que recientemente decidió invertir en la incineración in situ como forma de potenciar la bioseguridad de su explotación.
En esta granja de reproductoras, mantener el buen estado sanitario es prioritario y, para ello, se ha limitado al máximo la circulación de cualquier vehículo externo. Así, se autoabastece criando sus propias cerdas de reposición y la recogida de los lechones se realiza a través de un muelle de carga para evitar la entrada del camión al recinto.
Ahora, han ido un paso más allá con la instalación del incinerador SB (750Kg) de Addfield, eliminando la necesidad de contar con un servicio de recogida de cadáveres, con el gasto que ello conlleva, lo que implica que solamente reciben la visita del camión que recoge las cenizas cada 6 meses.
“Todos los martes, cuando venía el camión y lo veía lleno de cadáveres procedentes de otras granjas, rodeado de moscas, oliendo mal…Era algo que no nos parecía muy buena idea. Si bien, no habíamos tenido ningún proceso infeccioso asociado al camión de recogida de cadáveres, el hecho de poder incinerar en la granja nos aporta mucha tranquilidad”. – Héctor Pérez Pérez
A la hora de plantearse la opción de la incineración in situ, no dudaron en ponerse en las expertas manos de IGE Incineradores Grupo España, distribuidor oficial autorizado para España de los incineradores Addfield.
“Yo ya había oído hablar de la incineración in situ hace 2 años, pero en su momento no le di la mayor importancia. Pero ahora, sobre todo viendo los riesgos que pueden llegar desde el exterior, nos decidimos a instalarlo y no dudamos en apostar por IGE Incineradores”.
Esta apuesta no es de extrañar si tenemos en cuenta lo que distingue a los incineradores Addfield, la CALIDAD.
La elección del incinerador se hizo en base a la operatividad de la granja. Así, gracias al asesoramiento de los técnicos de IGE Incineradores, optaron por el incinerador SB (750Kg). Era el equipo que, por el tamaño de las madres, mejor se ajustaba a las bajas de la granja, aproximadamente 1 cerda y 8-12 lechones semanales.
A este respecto, Héctor resalta la sencillez del sistema de incineración ya que, una vez que se carga y cierra la cámara principal, a través de la intuitiva interfaz del controlador, se programa el tiempo de combustión en función de los kilogramos a incinerar (<50 kg/hora).
Así, la incineración comienza tras una fase de precalentamiento de 20 minutos que permite que la cámara de combustión de gases alcance 850˚C, garantizándose la emisión de 0% humos visibles y olores.
“El hecho de que el incinerador no produzca ni olores ni humos es algo que ya me habían comentado. Cuando lo vi en persona fue algo verdaderamente sorprendente, ¡no echa absolutamente nada de humo ni olores!” – Héctor Pérez Pérez
Desde el punto de vista legal y administrativo, Héctor nos comenta que se sintieron acompañados en todo momento por IGE Incineradores y, dado que los incineradores cumplen escrupulosamente con todos los requerimientos que exige la ley, se aligeraron muchos los trámites.
Cuando le preguntamos sobre la inversión realizada, nos explica que espera una rápida amortización del sistema, ya que el incinerador tiene un consumo aproximado de 55-65 litros de gasoil/semana.
“Lo consideramos una excelente inversión que estoy seguro que amortizaremos pronto, especialmente si tenemos en cuenta lo que llevamos pagando al mes para el seguro de recogida de cadáveres. Pero para mí, lo verdaderamente importante es que estoy invirtiendo en BIOSEGURIDAD”.
Más información: IGE – Incineradores Grupo España