Los retos sanitarios actuales y la restricción del uso de antibióticos nos obligan a encontrar estrategias alternativas para hacer frente a un enemigo invisible, una enorme cantidad de patógenos que, a diario, ponen en riesgo la salud de los cerdos y la rentabilidad de las granjas porcinas.
Si bien, tradicionalmente la gestión de las bajas en las granjas se ha llevado a cabo a través de empresas externas, muchos son los productores que han decidido tomar las riendas en este proceso como forma de potenciar su bioseguridad a través de la incineración in situ.
Javier siempre ha estado ligado al mundo de la ganadería, aunque el sector porcino le era más desconocido. No obstante, en 2004 inició su andadura con una granja de 750 cerdas y, posteriormente se embarcó en una nueva aventura que se materializó en una ampliación que finalizó en 2020.
“A pesar del sacrificio que supone trabajar con animales, si tienes vocación ganadera como es mi caso, te sientes recompensado con creces. Nunca hay un día igual que otro y se van superando dificultades que desgastan emocionalmente, pero te dan más fuerza para seguir adelante. Soy muy exigente conmigo mismo y es lo que traslado a mi equipo de trabajo, sin esfuerzo no hay recompensa y aquí la suerte no existe, es una carrera de fondo”. – Javier Urrutia Baylocq-Tilh
El blindaje definitivo frente a los contaminantes biológicos
Concienciado sobre la necesidad de reforzar la bioseguridad de su granja, Javier vio en la incineración in situ una opción excelente para alcanzar sus objetivos.
“Cuando se trata de bioseguridad, hay que ser muy escrupuloso y esto requiere implementar medidas que pueden conllevar un desembolso económico que muchos ganaderos no pueden asumir o no lo asumen porque no le dan la importancia que tiene. En este sentido, considero que debería haber ayudas para facilitar la implementación de medidas de bioseguridad, ya que es un aspecto de vital importancia”. – Javier Urrutia Baylocq-Tilh
“En nuestro caso, la decisión fue sencilla. Nos lo había recomendado un ganadero que ya lo tenía instalado y desde IGE Incineradores nos asesoraron en todo el proceso.
Nos pusimos en contacto con ellos, analizaron nuestra explotación y nos recomendaron el modelo que mejor se adaptaba a nuestras necesidades.
Así, elegimos el incinerador Addfield TB (1300Kg) en base a criterios objetivos, principalmente, el porcentaje de bajas estimadas, siendo este modelo el que mejor se ajustaba a nuestras necesidades. Podemos introducir hasta 1.000 Kg, por lo que consideramos que el modelo elegido es el ideal para una granja de nuestras características”. – Javier Urrutia Baylocq-Tilh
“Utilizamos propano porque nos parece que es más limpio que el gasoil y, además IGE Incineradores tiene un convenio con Repsol que nos convenció. El consumo es coherente con la previsión de gastos que nos plantearon y nos parece que es bastante ahorrador”. – Javier Urrutia Baylocq-Tilh
“El funcionamiento del incinerador es realmente sencillo. Por la mañana sacamos las cenizas del día anterior, cargamos las bajas que tengamos que incinerar a través de la puerta principal situada en la parte superior de la cámara principal optimizando el espacio para aprovechar la incineración al máximo y calculamos el peso aproximado introducido para poder definir la duración de la incineración. Programamos las horas en la pantalla digital y ponemos en marcha el sistema, todo lo demás es automático”. – Javier Urrutia Baylocq-Tilh |
LA TRANQUILIDAD DE TRABAJAR CON UN INCINERADOR TOTALMENTE CERTIFICADO, HOMOLOGADO Y ETIQUETADO POR LA UE
Más de 35 años de investigación y desarrollo avalan la eficiencia y durabilidad de los incineradores Addfield, estando todos ellos certificados, homologados y etiquetados por la UE.
“Fue determinante que la incineradora cumpliera con toda la normativa europea y de emisiones para facilitar su instalación. En nuestro caso, contábamos con INTIA que se encargó del proyecto de ampliación, incluyendo todo el proceso de concesión de Autorización Ambiental Integrada, y desde IGE Incineradores estuvieron a nuestra entera disposición”. – Javier Urrutia Baylocq-Tilh
BIOSEGURIDAD
Siempre una inversión rentable
Cuando uno se plantea realizar cualquier tipo de inversión económica en su granja, se pregunta si realmente le reportará beneficios a medio-largo plazo.
En este sentido, Javier señala que el incinerador es un elemento más de todos los necesarios para alcanzar el máximo nivel de bioseguridad.
“Para mí es primordial contar con el incinerador, ya que el riesgo sanitario disminuye notablemente. Su instalación ha resultado ventajosa, tanto para bioseguridad externa, al haber un proveedor menos que accede a la granja, como para la bioseguridad interna, ya que se acortan las distancias de traslado de animales y ganamos en rapidez en su gestión”. – Javier Urrutia Baylocq-Tilh
Teniendo en cuenta el ahorro económico que trae consigo la eliminación del seguro de recogida de cadáveres, unido a la reducción de los costes sanitarios y las mejoras en los índices productivos de la granja, Javier calcula que el incinerador estará amortizado en aproximadamente 4 o 5 años.
“La amortización viene, no solo de eliminar el seguro, sino también de las ganancias en bioseguridad que aumentan en la granja porque eliminamos el camión de recogida y la necesidad de almacenar la mortandad durante días.
No nos basamos en criterios meramente económicos, sino que lo más significativo en ganancias viene de las mejoras en bioseguridad. Por ejemplo, evitando la entrada del PRRS ¡imagina el dinero que te estás ahorrando en pérdidas!” – Javier Urrutia Baylocq-Tilh
LA SATISFACCIÓN DE CONTAR CON LOS SERVICIOS DE UNA EMPRESA DE CONFIANZA
La satisfacción de Javier con la incineración in situ y con los servicios prestados por IGE Incineradores es palpable:
“Cualquier productor que decida invertir en un incinerador para potenciar la bioseguridad de su granja, indudablemente, va a salir ganando. En mi experiencia, confiar en Incineradores IGE ha sido una buena decisión, ya que es una empresa con un excelente equipo humano. Te asesoran desde el primer momento y hacen que todo sea muy sencillo, con una disponibilidad absoluta al 100%”. – Javier Urrutia Baylocq-Tilh