No es una época sencilla para los productores porcinos. Dependiendo de su ubicación geográfica y su tamaño de explotación, muchos productores están obteniendo resultados económicos en rojo.
En los últimos años, la tendencia de precios internacionales de commodities fue a las claras alcista. Esto provocó una progresiva disminución de la renta en explotaciones productoras de proteínas animales.
El índice de precios de la FAO, se ubicó en febrero del corriente año en su valor histórico mas alto.
A esta situación, debe sumársele el aumento en los costes de energía, debidos a la suba internacional del petróleo, así como también a cuestiones propias de España.
Los números de rentabilidad en explotaciones porcinas se encontraban entonces en un momento critico debido a estos dos importantes golpes. Sin embargo, la situación empeoró aun más con la invasión rusa a Ucrania, que provocó un salto abrupto en la cotización de commodities.
El maíz, principal fuente de energía de los cerdos, escaló un 2,7% solo el día de la invasión. Tengamos en cuenta que la alimentación representa cerca de un 60% del coste de producir carne porcina. Las subas en los alimentos, repercuten entonces de manera muy fuerte en la rentabilidad final.
Francisco Roman, presidente de la Agrupación de Defensa Sanitaria del Porcino de Lorca (Adespolorca), señalo que “Son costes inasumibles. Lo estamos pasando mal”.
A su vez, expresó que de no revertirse esta situación, se podrán producir “muchas bajas en el sector ganadero, porque no se podrá mantener este ritmo”.
Entre las medidas tomadas por Adespolorca, se encuentra una petición al Ayuntamiento para que baje el Impuesto a Bienes Inmuebles (IBI) a las granjas. El peligro de desaparición de granjas es concreto, en especial en granjas familiares.
Actualmente ya hay granjas que frente a la incertidumbre en el corto y mediano plazo, optan por disminuir su censo de animales.
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