La porcinocultura moderna se enfrenta al compromiso de proveer de proteína de calidad y con las suficientes garantías higiénico-sanitarias a una sociedad civil cada vez más informada e implicada en la sostenibilidad y con gran sensibilidad hacia el bienestar animal.
El consumidor final cada vez presenta más rechazo al concepto de productividad dentro de la producción animal, sintiéndose más afín a criterios de eficacia que implican una mejor utilización de los recursos disponibles.
Es en este ámbito donde la tecnificación de las granjas, bien realizada, permite conjugar ambos conceptos generando un entorno amigable en el que la conciencia ecológica del consumidor no se ve vulnerada y, al mismo tiempo, se consiguen alcanzar resultados productivos óptimos.
Podemos considerar que la tecnificación de las granjas comenzó con la implantación de la normativa sobre bienestar animal, que supuso, en su día, un cambio en el paradigma del tipo de alojamiento para las cerdas gestantes y una modificación de los sistemas de alimentación.
Varias fueron las opciones adoptadas, cumpliendo todas ellas con el objetivo de alimentar a los animales, pero no todos los sistemas resultaron ser eficientes ya que algunos provocaron un incremento en los consumos y generaron gran dispersión en la condición corporal de las cerdas y una merma de los resultados productivos.
Otro aspecto, no menos importante, es el de la imagen de bienestar animal que estos sistemas transmiten al consumidor.
Así, modelos basados en las jaulas de auto captura, a los que no se les puede negar su validez para garantizar una correcta alimentación, generan rechazo por la sensación de confinamiento que transmiten.
Sin embargo, las granjas en las que la alimentación se gestiona por medio de estaciones electrónicas, la sensación es de mayor libertad y bienestar.
Dentro del ámbito “One Health”, en la lucha contra las resistencias antibióticas, la tecnificación de los sistemas de alimentación en las transiciones ayuda a superar la etapa crítica del destete, facilitando el paso de unos tipos de pienso a otros de manera paulatina y venciendo la anorexia post destete evitando o minimizando la necesidad de utilizar tratamientos farmacológicos.
La monitorización del consumo y crecimiento de los cerdos mediante estaciones de control electrónico (Compident MLP) ayuda a la formulación de piensos y al diseño de curvas de consumo adecuadas a cada estirpe genética, mejorando la eficiencia alimentaria y minimizando la excreción de nitrógeno.
Las condiciones ambientales del alojamiento inciden, directamente, en el bienestar de los animales y condicionan la expresión de su potencial genético.
El diseño de las naves y la dotación de equipos de control, ventilación y temperatura, adecuados a las condiciones climáticas de la ubicación de la granja, son indispensables para poder realizar una gestión ambiental óptima acorde a las distintas necesidades que los animales tienen en función de su edad y estado fisiológico.
En nuestra zona geográfica, donde impera un clima templado, sistemas de ventilación por presión negativa (Skov LPV) con un control minucioso de los parámetros temperatura, humedad y velocidad de aire, son los más adecuados para proporcionar a los animales el confort térmico que necesitan.
Disponer de registros visuales de la actividad de los animales, tanto con imágenes convencionales como térmicas, facilita el conocimiento del comportamiento animal y ayuda a predecir posibles alteraciones de la salud y permite la identificación de los individuos enfermos.
La gestión individualizada de tratamientos, mediante identificación electrónica, garantiza la trazabilidad del proceso y la gestión correcta de estos animales.
La instalación de sensores, de todo tipo, posibilita el conocimiento en tiempo real del funcionamiento de las instalaciones y del comportamiento de los animales.
El análisis mediante técnicas de inteligencia artificial de los datos generados permite la utilización eficiente de los recursos y la trazabilidad de los procesos.
Nuestro equipo trabaja, desde hace tiempo, en colaboración con centros de investigación y grandes empresas tecnológicas, en el desarrollo y puesta a punto de algoritmos que permitan conocer el comportamiento animal y predecir y prevenir situaciones de riesgo que comprometan el bienestar animal.
La ingente cantidad de datos que genera una granja tecnificada no tiene ningún valor si no es procesada y analizada de manera conjunta.
La plataforma Farm’s Mother permite la integración de todos estos datos y los gestiona empleando sistemas de inteligencia artificial correlacionando las distintas variables, ayudando, de esta forma, en la toma de decisiones en la gestión de la granja.
En el contexto actual, la lucha contra el cambio climático es una de las principales prioridades. La granja tecnificada realiza un uso eficiente de la energía y contribuye a la reducción de la emisión de gases efecto invernadero asociados al consumo de energía.
Así, el consumo de energías renovables combinado con correctos diseños de construcción, sistemas de calefacción con aprovechamiento calórico, sensórica y la utilización de motores eléctricos adecuados a las necesidades reales de cada estancia, contribuyen a disminuir las emisiones de gases efecto invernadero y, consecuentemente, la huella de carbono.
Como conclusión, podemos asegurar que la tecnificación de las granjas permite alcanzar el equilibrio entre las tres premisas fundamentales que el consumidor actual demanda: