Icono del sitio porciNews, la revista global del porcino

Tecnificación&Reducción de tratamientos en producción porcina (II) – Desafío inmunitario

La edad, peso y grado de maduración del lechón al destete son determinantes para que el animal supere con éxito esta etapa.

En la actualidad, en la mayoría de las explotaciones, predominan las líneas maternas hiperprolíficas, lo que ha favorecido un marcado incremento del número de lechones nacidos vivos y destetados por cerda.

Existe una relación directa entre la hiperprolificidad y la presencia de mayor cantidad de lechones que presentan distintos grados de inmadurez al nacimiento, lo que determina importantes diferencias en el desarrollo de los animales durante la lactación y etapa post-destete.

El desequilibrio entre el número de mamas viables de la cerda y el de lechones nacidos vivos, junto con la inmadurez y bajo peso de algunos de ellos, obligan a instaurar prácticas de manejo para garantizar el encalostramiento y conseguir la homogeneización del peso de los lechones al destete.

El éxito de estos programas de manejo es relativo, de tal forma que en cada lote de destetados hay tres subgrupos de lechones con distintos pesos y, probablemente, con distinto bagaje inmunitario.

Cada uno de estos subgrupos tiene necesidades medioambientales y nutricionales distintas y requiere un manejo diferenciado.

Como consecuencia de la disminución de la ingesta y del incremento de la actividad física, los animales presentan un déficit energético durante las primeras horas-días tras el destete, lo que los hace mas sensibles a las condiciones medioambientales.

Los individuos de menor peso requieren temperaturas 2-3ºC superiores a los de mayor peso para alcanzar el confort térmico que garantice la homeostasis.

La correcta climatización de las naves de transición se consigue con la implementación de un sistema de calefacción que permita la transmisión del calor por conducción unido a un diseño de nidos o refugios para conseguir un microclima ideal en la zona de descanso de los lechones.

Este modelo permite alcanzar unas altas tasas de renovación del aire sin comprometer la zona de confort de los animales.

El equipo de ventilación debe ser adaptado a las características de la sala para garantizar los flujos de extracción y entrada de aire sin que se produzcan turbulencias que provoquen irritación y malestar en los animales.

La situación ideal para un lechón al momento del destete es que no se produzcan variaciones en las condiciones ambientales entre la sala de maternidad y la de transición.

En la maternidad, idónea, se consigue establecer dos zonas térmicas diferenciadas para garantizar las necesidades por un lado de la reproductora, 20-22º C, y por otro las del lechón, que en la última semana de lactación son 32ºC.

En muchas ocasiones, el escenario que se encuentra el lechón cuando llega a la sala de transición es contrario a sus requerimientos. Es frecuente establecer una temperatura ambiente de 28ºC durante la primera semana post-destete, considerando que es suficiente para mantener el confort del lechón.

Para alcanzar esta temperatura se recurre a disminuir el flujo de renovación del aire, provocando el incremento de la concentración de gases y la cantidad de partículas en suspensión. Esta situación genera irritación de las mucosas respiratorias y facilita la diseminación de agentes patógenos.

Cuando los animales no están en situación de confort térmico se produce una respuesta fisiológica en la que intervienen el sistema endocrino y el sistema inmune disminuyendo la capacidad de reacción frente a los agentes microbianos.

 

Durante la etapa de transición coinciden, de manera simultanea, dos dinámicas inmunitarias que van a condicionar la presentación o no de procesos morbosos:

Descenso de los anticuerpos de origen calostral.

Activación del sistema inmunitario, bien por exposición natural o bien por la administración de vacunas.

Es en este punto donde el equilibrio entre presión de patógenos y respuesta inmunitaria es mas susceptible de romperse, si esto sucede se desarrollará el proceso patológico.

El patrón de comportamiento alimenticio de los lechones durante la lactación pasa por realizar varias comidas al día cuya frecuencia viene determinada por la cerda. Dicho patrón debe ser mantenido en el periodo inmediato al destete para mantener una buena función intestinal.

El déficit térmico lleva a los lechones a disminuir su actividad, lo que se traduce en una disminución del número de veces que acceden a la comida.

La conjugación entre la falta de confort térmico y la disminución de ingesta contribuye a incrementar el estrés que sufren los animales, facilitando el escenario perfecto para el debut de patógenos que, una vez instaurados, condicionarán el crecimiento y ganancia de peso o, en el peor de los casos, provocarán la baja del animal.

La corrección de estas situaciones pasa por mejorar el diseño de las salas de transición combinando:

Zonas de confort térmico para el descanso de los lechones (nidos y suelo radiante).

Ventilación acorde a las características de las salas y de los animales.

Sistemas de alimentación que inciten a la ingesta y estimulen el consumo, facilitando el paso paulatino y controlado de alimento liquido a solido (SpotMix cumple con estos requisitos, pues al tiempo que distribuye el alimento emite sonidos que estimulan al lechón y le incitan a comer).

Cuando los animales son capaces de mantener el ritmo y la cantidad apropiada de ingesta la integridad de la mucosa intestinal sufre pocas alteraciones y mantiene la función de barrera controlando la exposición del organismo a patógenos y facilitando el desarrollo inmunitario.

La utilización de vacunas orales para el control de procesos entéricos, como son Lawsonia intracellularis y procesos colibacilares mediados por patotipos de E. coli que expresan fimbrias F4 y F18, junto con el diseño y equipamiento tecnológico de las transiciones, son la mejor solución para conseguir la máxima expresión genética de los animales optimizando los resultados zootécnicos.

Salir de la versión móvil