Esta bacteria se clasifica de forma artificial en serogrupos, estando dentro de un mismo serogrupo aquellas serovariedades que comparten caracteres antigénicos comunes, con reactividad cruzada, tanto en el diagnóstico como en la protección.
Dentro de este agente patógeno nos encontramos en nuestra región fundamentalmente tres serogrupos, Australis y Pomona, con las serovariedades Bratislava y Pomona respectivamente, e Icterohaemorrhagiae con la serovariedad del mismo nombre implicada.
Las serovariedades Bratislava y Pomona se encuentran adaptadas al ganado porcino, es decir, tienen al cerdo como hospedador de mantenimiento, mientras que en el caso de Icterohaemorrhagiae son los roedores su hospedador de mantenimiento, actuando el cerdo como hospedador accidental.
Según un estudio publicado en el congreso ESPHM de 2018, estas tres serovariedades se encuentran presentes en un alto porcentaje de los sueros analizados por la técnica de referencia MAT (técnica de microaglutinación en placa) en aquellas granjas con problemas reproductivos:
- Bratislava: 48,6%
- Icterohaemorrhagiae: 16,6%
- Pomona: 15,8%
La vacunación como herramienta para el control de la leptospirosis
La aparición en el mercado en el año 2018 de una nueva vacuna multivalente para el control de la leptospirosis (Porcilis® Ery+Parvo+Lepto), ha supuesto una forma eficiente para afrontar los problemas reproductivos asociados a Leptospira.
Para poder comprobar la eficacia de la vacuna es necesario analizar la evolución de la reproducción, a partir de los datos introducidos en el programa informático de gestión de la granja.
Para ello, es sencillo establecer un antes y un después a partir del inicio del programa de vacunación, ya que la vacuna confiere protección frente a la enfermedad dos semanas después de la revacunación, por lo que las cerdas inseminadas tres semanas después de la segunda dosis de vacuna serán el punto de corte a partir del cual podremos ver mejoras en los parámetros reproductivos. |
Cuando hablamos de mejora en la reproducción, nos referimos fundamentalmente a un incremento en la tasa de partos debido no solo a una disminución de los abortos a término, sino a un aumento en la fertilidad a ecógrafo. Además, también podemos obtener mejoras en el número de lechones nacidos vivos al disminuir la tasa de lechones momificados o muertos en fases tardías de la gestación.
Uso de antimicrobianos para el control de la leptospirosis
Hasta la aparición de esta nueva vacuna, el uso de antimicrobianos, tanto en el agua de bebida como en el pienso, era una de las principales formas de control de la sintomatología clínica de la leptospirosis.
Sin embargo, varias experiencias prácticas nos llevaban a experimentar meramente un control parcial, ya que tan pronto como se retiraban los tratamientos antimicrobianos los problemas reproductivos volvían a aparecer en distintos grados.
La estrategia “One Health”, uno de cuyos pilares básicos es la sanidad animal, tiene entre sus objetivos lograr la disminución del uso de antimicrobianos en producción animal.
El fin último de la reducción del uso de antibióticos debe ser la disminución de la aparición de resistencias antimicrobianas en medicina humana, algo que preocupa a toda la sociedad y que podría llegar a ser una de las principales causas de muerte alrededor del año 2050 si no se toman medidas inmediatas. Por todo ello, los veterinarios estamos obligados a buscar medidas alternativas para el control de procesos infecciosos, que pasen por mejorar la higiene, el manejo y la inmunización. |
Caso práctico – Inmunización vs. antibioterapia para el control de la leptospirosis
Varias son las experiencias prácticas acumuladas en estos dos años desde el lanzamiento de la vacuna, pero nos gustaría destacar una especialmente porque pone de manifiesto la eficacia del control de la leptospirosis en comparación con el uso de antimicrobianos.
La granja presentaba problemas reproductivos que se manifestaban como pérdidas de gestación tempranas antes de la quinta semana de gestación y en las que visualmente se observaba la eliminación de restos biológicos (Imagen 2). |
Estrategia de control sin vacunación
Al no existir en aquel momento una vacuna comercial registrada para el control de Leptospira, la estrategia de control de la enfermedad se basó en el uso de antimicrobianos.
Para ello se instauró la utilización de oxitetraciclina en el agua de bebida en la nave de cubrición-control en semanas alternas, es decir, siete días con agua medicada y siete días sin medicación.
Con esta estrategia se llegó al control de la enfermedad con una mejora en los datos reproductivos. Sin embargo, la retirada de este tratamiento derivaba de nuevo en la aparición del mismo tipo de pérdida de gestación temprana.
Estrategia de control con vacunación
Una vez que la vacuna comercial está disponible, y tras la instauración del programa vacunal correcto, se abandona la práctica de medicación el agua de bebida con resultados igual de satisfactorios en cuanto al control de la enfermedad.
En el Cuadro 1 se pueden ver los resultados medios de fertilidad a ecógrafo y de cada uno de los grupos de estudio. Para facilitar el estudio estadístico se agruparon los datos por meses de producción.
A la vista de los resultados, se puede afirmar que en este caso clínico particular fue posible el control de la enfermedad sin necesidad de la aplicación de ningún tipo de tratamiento antimicrobiano una vez que la inmunidad de la vacuna estaba instaurada.
Adicionalmente, se llevó a cabo un estudio económico sobre el coste del control de la enfermedad. Para los meses en los que el control se llevó a cabo con antibióticos se tuvo en cuenta solo la oxitetraciclina oral que se utilizaba para el control de la leptospirosis, mientras que para los meses en los que el programa vacunal estaba instaurado se tuvo en cuenta el sobrecoste que suponía la vacunación con respecto a las vacunas que ya se utilizaban en la granja. Como se puede ver en el Cuadro 1, el coste del tratamiento es ligeramente inferior durante el periodo de control con vacunación. |
CONCLUSIONES