A pesar de que la unidad de producto que consideramos es el cerdo cebado, lo que realmente ofrece el productor al matadero son lotes de producto estandarizado y con un grado de homogeneidad para los diferentes parámetros que le confieren una calidad determinada al lote.
LA VARIABILIDAD DE PESOS AÑADE VALOR A NUESTRO PRODUCTO
En general, los mataderos utilizan una parrilla de clasificación de canales que les permiten establecer el precio base, los descuentos por Kg de peso al sacrificio (superior / inferior al intervalo de peso deseado) y las primas o descuentos por % de contenido magro.
Finalmente se obtiene una prima o una penalización que reflejará el grado de homogeneidad que presenta el lote en cuestión.
Debemos tener en cuenta que los cerdos con un peso inferior al intervalo de peso idóneo tienen una repercusión importante sobre el precio medio de la canal del lote entero, aunque la mayoría de los cerdos cumplan las especificaciones del rango de pesos deseados por el matadero.
Nuestra competitividad como productores se verá afectada en gran medida por la capacidad que tengamos de homogeneizar los lotes de cerdos vendidos al matadero.
A mayor dispersión de pesos, hay un incremento entre los días medios y los días finales de cebo, y por tanto, más animales cargados fuera del rango óptimo de sacrificio.
Llegados a este punto, evitaremos ser penalizados por el matadero preparando bien las cargas y presentando los lotes con un elevado grado de homogeneidad.
De esta forma nuestro cliente no se verá perjudicado (tendrá menores costes de procesado) y no aplicará los dolorosos “descuentos por peso”.
Sin embargo, no tendremos otra opción que esperar unos días, quizás semanas, para conseguir otro lote homogéneo. Al aumentar los días de ocupación incrementamos nuestros costes y somos menos competitivos.
La variabilidad supone un coste ya sea en forma de ocupación extra ó subocupación, o bien en forma de trabajos añadidos (mezclas de edades, ayunos innecesarios en animales no cargados, igualar cargas, etc.)
Mejorar la homogenización del lote en cuanto al rango de peso deseado, pasa por trabajar en las diferentes etapas de producción continua a través de las cerdas, los lechones y el propio cebo.
Gestionar o reducir la variabilidad de los pesos de salida será necesario si queremos presentar un producto de calidad al matadero, teniendo en cuenta el más que probable incremento de variabilidad resultado de una mayor prolificidad cada día más instaurada en las explotaciones.
La variabilidad es una realidad que debemos vivir hoy y controlar pensando en el futuro
CÓMO LO MEDIMOS Y CUÁNDO ACTUAMOS
Para saber qué grado de dispersión de pesos presentan nuestros lotes de producto antes de ser enviados al matadero, realizaremos una distribución de frecuencias con los distintos pesos de la población de los animales.
El resultado será una distribución normal, y como medida de la dispersión utilizaremos el Coeficiente de Variación que es un indicador de la variabilidad de la población.
CV = desviación típica / media x 100
A medida que aumenta la desviación típica, aumenta la heterogeneidad de la población. El CV nos permite establecer rangos objetivo para cada fase productiva.
Patience et al., 2004, determinaron estos rangos objetivo del CV, que permiten comparar nuestros resultados y analizar la estrategia a seguir.
En el caso de obtener un CV por encima del CV estandarizado para la fase, será indicativo de tener una población poco homogénea. Deberemos investigar las posibles causas y tratar de reducir la variabilidad.
En el caso de obtener un CV similar al CV estandarizado para la fase, debemos plantearnos qué acciones tomar para gestionar ese grado de variabilidad y evitar que se incremente.
Frente a valores de un CV menor que el CV estandarizado para la fase, no merece la pena tomar medidas ya que el efecto de éstas sobre la variabilidad es muy reducido.
FACTORES QUE AFECTAN A LA VARIABILIDAD DEL PESO FINAL EN EL CEBO
Una posible clasificación de los diferentes factores que inciden sobre la variabilidad del peso al final del cebo podría ser la siguiente:
1.- FACTORES DE ORIGEN GENÉTICO
Los avances en mejora genética durante las últimas décadas han contribuido, sin lugar a dudas, a mejorar los resultados obtenidos tanto a nivel de productividad (destetados/cerda), como con los parámetros zootécnicos relacionados con el cebo (G.M.D., I.C., % Magro, etc.).
Se ha mejorado la prolificidad de las cerdas y los machos finalizadores que utilizamos aportan mejores crecimientos.
Este incremento ha sido a costa de reducir el peso medio del lechón al nacimiento y generar una mayor variación de peso dentro de las camadas.
Cada lechón por encima de 14 nacidos, reduce 38 g el promedio del peso al nacimiento. (Didier, 2010)
La necesidad de adaptar nuestra explotación para aprovechar estas ventajas a nivel genético, ha desencadenado prácticas que pueden llegar a tener un efecto negativo en la variabilidad del producto final.
Así, encontramos granjas con varios orígenes comerciales durante largos periodos de tiempo, varias líneas maternas, F1 que se han utilizado como abuelas, hermanos de las F1 mezclados con la producción comercial, etc.
El resultado es un incremento de la variabilidad ya que sin una base genética homogénea, los animales son desiguales desde su origen con necesidades, potenciales y ritmos de crecimiento desiguales.
La incorporación de F1 sin respetar un ritmo de entradas bien programado, puede desencadenar desequilibrios sanitarios importantes en las cerdas que posteriormente se trasladarán a la fase de transición y cebo.
Desequilibrar el censo de una granja, supone alterar el estatus sanitario de la misma de modo que las cerdas viejas han perdido capacidad defensiva y las cerdas jóvenes no la han desarrollado plenamente.
2- FACTORES AMBIENTALES
Dentro de este segundo grupo, podemos considerar los factores relacionados directamente con el animal ó Factores Intrínsecos.
El peso al nacimiento supone el principal factor determinante a la hora de establecer un grado de variabilidad en la camada y/o lote de animales.
No solo en relación a la paridad de la madre aumentando el número de lechones al aumentar ésta, sino también por la prolificidad de la misma cerda.
Es decir, paridad y prolificidad inciden negativamente sobre el coeficiente de variación del lote al nacimiento.
Cada 45 g de aumento en el peso al nacimiento, produce un aumento de 88 g en el peso al destete. (Didier, 2010)
El peso al destete, vendrá determinado, en general, por el peso al nacimiento más la influencia que recibe el lechón durante la lactación.
En realidad, la fase de lactación contribuye muy poco a reducir la variabilidad en el momento del destete.
Es interesante definir la variación de pesos al destete para que sepamos a lo que nos enfrentamos en cada caso. Mike Brumm 2003, determinó los percentiles en los pesos al destete
En referencia al sexo, cabe decir que adquiere mayor importancia a partir de la entrada en cebo influyendo en la capacidad de ingesta del animal y ésta sobre el crecimiento y el índice de conversión Lotes mixtos presentarán mayor variabilidad.
Existe un segundo grupo de Factores Extrínsecos dentro de los factores ambientales.
El acceso a los recursos como el agua y el pienso pueden condicionar la evolución de la variabilidad post-destete hasta el sacrificio.
Los cerdos dominantes van a tener acceso preferente al comedero y bebedero. En el caso de ser inadecuados, se incrementará la variabilidad.
No debemos olvidar alteraciones en la calidad de la dieta que condicionen el consumo de pienso de forma importante. El efecto de las micotoxinas puede desencadenar incrementos de variabilidad importantes tanto en lechones como en cerdos.
De igual forma la densidad del alojamiento también tiene efectos en la desigualdad de los cerdos ya que provocará un menor consumo de pienso y una menor ganancia de peso en los casos de estar por debajo de 0,6 – 0,7 m2 por cerdo cebado (Nyachoti et al., 2004).
Las condiciones ambientales efectivas van a condicionar la ingesta y el aprovechamiento de los nutrientes por parte del animal.
La variabilidad se verá más afectada cuanto peor sean esas condiciones ambientales (Tª, Humedad, calidad del aire, etc.)
Por último consideraremos los aspectos sanitarios del lote, haciendo hincapié en dos tipos de actuaciones fundamentales para evitar incrementar la variabilidad de pesos al final del cebo.
De una parte, ser capaces de dar respuestas rápidas frente a situaciones de enfermedad aguda con la intención de minimizar el tiempo para restablecer el estado sanitario inicial. Hay que actuar muy rápido para evitar complicaciones en unos individuos frente a recuperaciones en otros.
Hacer frente, en la medida de lo posible, a las infecciones sub-clínicas y patologías crónicas, que pueden generar altos índices de variabilidad en los pesos con difícil resolución a posteriori.
ACCIONES PARA AFRONTAR LA VARIABILIDAD
Tenemos dos opciones para afrontar la variabilidad que determinemos al final del cebo: REDUCIR o GESTIONAR LA VARIABILIDAD.
Reducir la variabilidad
En el caso de detectar un CV al final del cebo superior al CV estandarizado para esa fase.
Las acciones que realmente contribuyen a reducir la variabilidad son:
- Mejorar el estado sanitario del lote. Es decir, gestionar la patología subclínica que pueda haber y reaccionar con agilidad frente a situaciones agudas de patología.
- Corregir posibles deficiencias de acceso a pienso y agua. Asegurar el acceso al agua y al pienso de modo que los cerdos dominantes no tengan un acceso preferencial al comedero. Ajustar la abertura del alimentador dependiendo del tamaño de los cerdos y del tipo de dieta puede influir tanto en el consumo de alimento, como en el desperdicio del mismo (Smith et al., 2004) No olvidar la gestión obligada frente a las micotoxinas. Hoy debemos aprender a convivir con ellas.
- Mejorar la calidad de la dieta en la fase de transición. Pueden parecer mejoras poco importantes, pero parecen ser consistentes
Hay en cambio determinadas acciones que no funcionan para reducir la variabilidad.
La clasificación de los cerdos por peso en transición y cebo, no mejora el crecimiento ni la variabilidad de pesos. (B Goodband, S. Dritz, M. Tokach, J. Rouchey, L. Nelsen ; 2006) concluyeron la no necesidad de clasificar los cerdos a la entrada en transición y cebo.
La única excepción se presenta cuando los cerdos están en clara desventaja (cojera, hernias, excepcionalmente pequeños para su edad) y/o si se desea planificar la alimentación de los cerdos con dietas diferentes según su peso inicial.
En el estudio, se percibió que los cerdos no clasificados fueron como promedio 0,70 Kg más pesados a la salida de la transición que el promedio de las categorías ligera, media y pesada.
Tampoco funciona la práctica de retirar y volver a mezclar los cerdos con bajo peso. Mike Brumm en 2002 concluyó que la retirada y mezcla de nuevo de cerdos de peso bajo no mejora el rendimiento ni disminuye la variación de pesos al final del cebo.
Incrementar la edad al destete tampoco nos va ayudar a reducir la variabilidad al final del cebo. Main et al., 2004 concluyeron mínimos cambios en el CV (%) al final del cebo partiendo de diferentes edades al destete.
Tabla 7. Efecto de aumentar la edad al destete sobre la variabilidad. Main et al., 2009
Gestionar la variabilidad
En el caso de detectar un CV al final del cebo similar al CV estandarizado para esa fase.
Las estrategias que pueden contribuir a gestionar la variabilidad al final del engorde y minimizar el impacto de la misma son quizás más evidentes aunque en algún caso tengamos que recurrir a su revisión si detectamos que se está incrementando el CV al final del cebo.
- Mejorar los procedimientos de selección y cargas para la venta. Es quizás el aspecto que primero revisaremos cuando detectemos algún problema.
- Mantener una correcta estructura censal. Gráfico 4.
- Nº de destetes por semana. Destetar más veces por semana conducirá a reducir las diferencias de edad intra lote.
- Incrementar la tasa de crecimiento.
- Aumentar el peso al nacimiento.
- Separar por sexo los lotes.
- Aumentar la concentración energética de la dieta.
Finalmente, debemos considerar que en la actualidad podemos recurrir a generar modelos matemáticos para establecer curvas de crecimiento y obtener la información necesaria para estudiar diferencias de crecimiento en función de determinados factores de interés como pueden ser el sexo, la línea genética, etc.
CONCLUSIONES
La variabilidad de pesos al final del engorde puede condicionar la calidad del producto final que ofrecemos a nuestros clientes.
Medir la variabilidad y analizar los resultados para mejorar la situación nos va a permitir obtener lotes más homogéneos de producto y ser más competitivos.
En cualquier caso, valoraremos el coste que nos representa la situación actual, y el gasto necesario para hacer frente a las acciones que permitan corregirlo.
Conseguir una uniformidad en el origen va a ser un objetivo irrenunciable sin el cual poco valdrán las acciones posteriores que tomemos. Una correcta estructura del censo de cerdas y una homogeneidad genética de las mismas cerdas van a ser determinantes como punto de partida.
Como hemos visto, en cada fase del sistema de producción, la variabilidad está presente y puede contribuir a empeorar la rentabilidad del sistema. En cada caso debemos estudiarla, analizarla y tomar las acciones necesarias que nos permitan gestionarla de la forma más eficiente posible.