El virus de la diarrea epidémica porcina (PEDv) fue reconocido por primera vez en Inglaterra en 1971, en los últimos años se han tenido registros en Europa, Asia y América, lo cual ha generado altas pérdidas asociadas a la presentación de brotes en cerdos susceptibles de todas las edades, caracterizados por vómito y diarrea en animales adultos y jóvenes, siendo letal en animales recién nacidos.
Durante los años 80 y 90, la enfermedad fue muy frecuente en Europa, pero poco a poco perdió su importancia a medida que la población porcina adquirió inmunidad natural.
La enfermedad se confirmó en México en julio y agosto de 2013 por métodos como la inmunocromatografía y el PCR, siendo actualmente endémica en la mayoría de los estados mexicanos productores de cerdos.
En octubre del 2013 también se describieron de manera no oficial casos en República Dominicana, en Santiago y en marzo del 2014 en Colombia.
Esta enfermedad es altamente contagiosa, ya que se ha visto su amplia distribución en diferentes áreas geográficas en el ámbito mundial y su alta propagación en población de porcinos, y ha llegado a generar cuadros clínicos similares a la gastroenteritis transmisible porcina (TGEV). [registrados]
Por otro lado, se conoce que el virus es sensible a los desinfectantes comunes, entre estos se encuentran el hipoclorito de sodio, compuestos fenólicos, hidróxido de sodio (2%), formalina al 1%, agentes oxidantes y combinaciones entre glutaraldehído y amonio cuaternario.
Para el caso del TEGV, PEDv y PDCoV, estos presentan las mismas características epidemiológicas y distinguirlas hoy en día en campo es difícil, por lo que se requiere el uso de pruebas de laboratorio.
El periodo de incubación es de 24 – 36 horas; cuando se introduce un animal infectado con PEDv a una granja totalmente susceptible, los signos clínicos aparecen entre 4 y 5 días después. El virus se elimina entre 7 y 9 días, pero esto también puede ocurrir hasta por 35 días.
Formas de diseminación del PEDv
- Transmisión oral-fecal, que es la más común y el contacto con un cerdo infectado. El virus también se ha detectado en la sangre y en la secreción nasal, lo cual podría sugerir una eventual transmisión aérea.
- Transmisión indirecta a través de personas, equipos, fómites contaminados como botas y vehículos. Los vehículos de transporte como los camiones son uno de los principales diseminadores de la enfermedad entre granjas.
Manifestaciones clínicas
En general, en la totalidad de los coronavirus porcinos las manifestaciones clínicas son muy evidentes en lechones en las primeras semanas de vida (una a tres semanas de edad), lo cual los puede llevar a la muerte.
En animales de edades posteriores y en adultos, las manifestaciones clínicas pueden ser variables, y en algunos casos son imperceptibles
- Presentación de diarreas, vómito, deshidratación, anorexia, fiebre, muerte y agalactia, según la edad de los animales y el estado productivo para el caso de las hembras
- La severidad de la enfermedad es variable y depende del estado inmunológico de la granja. En las granjas de cría todas las edades de animales pueden llegar a afectarse, en especial si son susceptibles y nunca han tenido una experiencia con el virus. Lo llamativo es el vómito, la diarrea acuosa y la pérdida del apetito en todas las edades.
- Las hembras infectadas en los primeros días de gestación pueden sufrir una disminución en la tasa de partos y en el número de nacidos vivos.
- Ocasionalmente, en las hembras gestantes pueden ocurrir abortos, a causa de la fiebre.
Patogenicidad
La patogénesis ha sido estudiada en lechones lactantes inoculados con la cepa de referencia CV777, la cual fue aislada en Bélgica en los años ochenta.
Los signos clínicos aparecen entre 22 y 36 horas después de la infección. El virus tiene un tropismo por las células epiteliales del intestino delgado en los enterocitos donde inicia su multiplicación a los 12 y 18 posinfección, y alcanza un máximo de reproducción entre las 24 y las 36 horas.
El virus produce degeneración de las células epiteliales y reducción en la altura de las vellosidades en el intestino delgado, pero se puede reproducir en el colon, aunque no se han reportado cambios degenerativos en el epitelio.
Control y prevención
Se debe revisar la bioseguridad interna (biocontención) y la bioseguridad externa (bioexclusión). Se debe tener precaución con productos concentrados o materias primas de origen internacional (plasma porcino).
Por otro lado, es necesario entender el sistema de transporte hacia adentro o hacia afuera de la granja, o las múltiples posibilidades para que el virus ingrese a la granja.
Cada evento de transporte representa un alto riesgo. La diseminación mecánica del virus se puede realizar por contaminación de la cabina o el chasis. Esta contaminación puede ocurrir en la granja con el grupo de cerdos que se transporta, o por contaminación cruzada en la planta de sacrificio, en la planta de concentrados o en el sitio de
lavado de los vehículos.
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