Comprender los procesos fisiológicos que subyacen a la respuesta al estrés y cómo influyen en el sistema inmunitario y la salud de los cerdos pueden ayudar a explicar la relación entre el bienestar de los cerdos y el uso de antimicrobianos, temática de importancia global en la actualidad. Por lo tanto, definiremos algunos términos que […]
Comprender los procesos fisiológicos que subyacen a la respuesta al estrés y cómo influyen en el sistema inmunitario y la salud de los cerdos pueden ayudar a explicar la relación entre el bienestar de los cerdos y el uso de antimicrobianos, temática de importancia global en la actualidad. Por lo tanto, definiremos algunos términos que son relevantes para esta revisión.
La estabilidad de los parámetros fisiológicos que sustentan la vida (pH, oxigenación, temperatura, glucosa en sangre) se conoce como homeostasis.
Cuando la homeostasis de un individuo se ve amenazada de alguna manera, por ejemplo, por situaciones ambientales adversas, los desequilibrios de la homeostasis se compensan a través de un proceso llamado alostasis, que moviliza recursos, como la energía, para la adaptación/aclimatación a corto plazo del organismo.
Los mecanismos evolutivos de la alostasis desencadenan la respuesta al estrés a través del sistema nervioso autónomo y el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA). Esto prepara una respuesta de alarma, que se activa por la liberación de hormona adrenocorticotrópica (ACTH), que, a su vez, estimula la secreción de cortisol, con efectos metabólicos, cardiovasculares e inmunológicos.
La activación excesiva de los mecanismos alostáticos interfiere con los mecanismos energéticos básicos que mantienen el crecimiento, la reproducción y el sistema inmunitario, lo que genera estrés (en adelante, angustia) que causa sufrimiento y reduce el bienestar animal.
Según Moberg y Mench, la respuesta al estrés se puede dividir en tres etapas:
Las consecuencias de la respuesta al estrés determinarán si el animal está pasando por una experiencia negativa temporal (es decir, estrés agudo) o sufre estrés crónico, siendo este último el que tiene los efectos más perjudiciales para la salud y el bienestar del animal.
Los factores estresantes psicológicos (p. ej., angustia, frustración, aburrimiento) pueden ser tan perjudiciales para el sistema inmunitario como los agresores patógenos. La percepción de un estímulo de amenaza por parte del sistema nervioso central desencadena una defensa biológica que activa cuatro tipos de respuestas:
Los comportamientos anormales en los cerdos (p. ej., morderse los flancos, colas y las orejas, agresividad) son ejemplos de respuestas conductuales al estrés crónico.
El miedo juega un papel importante para ayudar a los animales a hacer frente a los factores ambientales estresantes al motivarlos a evitar situaciones potencialmente peligrosas.
Influye en el rendimiento y el bienestar de los animales a través de una respuesta de estrés clásica que involucra respuestas fisiológicas que tienen como objetivo proporcionar energía para que el cuerpo la use inmediatamente en preparación para huir o enfrentar la agresión.
La reducción de personal/animales derivada de la intensificación y la restricción del contacto con humanos con el advenimiento de los sistemas automatizados han contribuido a reacciones más aversivas en el manejo de rutina, manejo deficiente e interacciones negativas.
La intensificación de la producción ganadera también generó otros problemas, como trabajadores no calificados, a menudo desmotivados debido a la alta rotación, los bajos salarios y la falta de capacitación suficiente.
Por lo tanto, las interacciones negativas entre humanos y animales en la granja pueden contribuir a una mayor susceptibilidad a las enfermedades al activar respuestas de estrés que consumen mucha energía, especialmente cuando estas interacciones son persistentes o frecuentes.
Los cerdos que sufren estrés crónico tienen una capacidad natural reducida para lograr una respuesta exitosa a un desafío inmunológico. Además, las líneas de cerdos seleccionadas genéticamente para un alto rendimiento productivo son más susceptibles a las enfermedades porque asignan recursos metabólicos para satisfacer las demandas fisiológicas a expensas del sistema inmunitario.
Por ejemplo, los cerdos que necesitan gastar más recursos metabólicos para crecer tendrán menos nutrientes disponibles para el sistema inmunitario, lo que aumenta su vulnerabilidad a las enfermedades.
Del mismo modo, cuando la síntesis de proteínas necesaria para el rápido crecimiento, la reproducción y los procesos inmunitarios se ve deprimida por el estrés crónico, se movilizan las reservas de energía. En situaciones normales, esta respuesta favorece la supervivencia del individuo; sin embargo, el estrés crónico puede ser perjudicial para el organismo debido a su carácter continuado.
Referencias
Albernaz-Gonçalves R, Olmos Antillón G, Hötzel MJ. Linking Animal Welfare and Antibiotic Use in Pig Farming-A Review. Animals (Basel). 2022 Jan 17;12(2):216.
doi: 10.3390/ani12020216. PMID: 35049838; PMCID: PMC8773261.