El raboteo es una práctica que se lleva a cabo en la mayoría de las granjas porcinas del mundo como método preventivo de la caudofagia, un trastorno de comportamiento que implica una conducta redirigida (hacia las colas de los cerdos). Se produce debido a un desequilibrio entre el ambiente proporcionado y la conducta jerárquica de […]
El raboteo es una práctica que se lleva a cabo en la mayoría de las granjas porcinas del mundo como método preventivo de la caudofagia, un trastorno de comportamiento que implica una conducta redirigida (hacia las colas de los cerdos).
Se produce debido a un desequilibrio entre el ambiente proporcionado y la conducta jerárquica de los cerdos, principalmente en producción intensiva. Esta conducta se observa mayormente entre la semana 8 y 17 de vida y genera consecuencias negativas en el bienestar del animal y pérdidas económicas al ganadero.
En España el raboteo se considera una práctica no rutinaria pudiendo llevarse a cabo solo cuando el plan de acción preventivo no logre evitar la mordedura de colas. La normativa que la regula es la Directiva 120/2008/ CE del Consejo, que en su artículo 8 indica que “El raboteo y la reducción de las puntas de los dientes no deberán ejecutarse por rutina sino únicamente cuando existan pruebas de que se han producido lesiones de las tetillas de las cerdas o las orejas o rabos de otros cerdos. Antes de su ejecución, se adoptarán medidas para prevenir la caudofagia y otros vicios teniendo en cuenta las condiciones ambientales y la carga ganadera. Por esta razón, las condiciones ambientales o los sistemas de gestión deberán modificarse si resultan inadecuados.
Solamente un veterinario o una persona formada, tal como se contempla en el artículo 6, con experiencia en la ejecución de las técnicas aplicadas podrá realizar con los medios adecuados y en condiciones higiénicas cualquiera de los procedimientos descritos anteriormente. En caso de que la castración o el raboteo se realicen a partir del séptimo día de vida, se llevarán a cabo únicamente mediante una anestesia y una analgesia prolongada practicada por un veterinario”
A partir de la problemática planteada, y siguiendo las recomendaciones de la Comisión 2016/336 relativa a las normas mínimas para la protección de cerdos en lo que se refiere a medidas para disminuir la necesidad de practicar el raboteo, en abril de 2017, el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA), junto con las Comunidades Autónomas (CCAA) y la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (ANPROGAPOR) adoptaron el “Documento sobre la gestión de las explotaciones porcinas para evitar la caudofagia” en el que se describen las medidas de coordinación, comunicación y seguimiento de las actuaciones tanto para el ganadero como para los agentes de inspección.
El origen de las mordeduras de colas es de tipo multifactorial por lo que el éxito de su control radicará en cómo se gestionen los factores predisponentes. El primer paso para desarrollar un plan preventivo es realizar una caracterización completa del establecimiento productivo (ficha descriptiva), con la finalidad de generar un diagnóstico que permita gestionar cada uno de los factores identificados, contemplando los requerimientos de la etapa de producción que se esté evaluando.
Esquema N°1: Adaptado de “Plan de acción para la prevención del raboteo sistemático”. MAPA, 2018
Los factores que desencadenan las mordeduras se vinculan a características propias del animal, a condiciones de alojamiento (infraestructura y medio ambiente), alimentación y manejo de los cerdos y se resumen en el siguiente esquema:
Esquema N°2: Elaboración propia en base a “Indicator factsheet Risks for tail biting”, EU Reference Centres for animal welfare y “Documento sobre la gestión de las explotaciones porcinas para evitar la caudofagia”. MAPA, 2017.
Estos factores son los que servirán para realizar la evaluación de riesgos en la que se deben valorar los puntos del siguiente esquema:
Esquema N°3: Adaptado de “Ficha de evaluación de los factores de riesgo de la caudofagia”, MAPA, 2018.
La prevención de las mordeduras se basa en la modificación de los factores considerados de riesgo, de manera tal, de reducir el estrés de los cerdos al mínimo.
Las condiciones de alojamiento y la densidad son elementos que inciden en la frustración y el estado sanitario de los animales y, por lo tanto, de forma indirecta en la caudofagia. Por eso se deben respetar las superficies mínimas para cada categoría, mantener la higiene e integridad de las instalaciones, diferenciar zonas de los corrales, permitiendo una zona de descanso (superficie seca y de confort térmico); un área de acceso a los recursos donde se asegure la disponibilidad de comederos y bebederos, tanto en cantidad como en funcionalidad para reducir la competencia entre cerdos; y un área sucia.
Además, un desequilibrio en las condiciones ambientales repercute en los índices productivos y en el estado sanitario pudiendo desencadenar la aparición de desviaciones del comportamiento como la caudofagia. Los cerdos son muy sensibles a los cambios en los factores ambientales (temperatura, humedad, velocidad del aire y concentración de gas), por lo que el correcto manejo de la ventilación y de la calefacción/refrigeración de las naves permiten regular estos parámetros.
En lo que respecta al enriquecimiento ambiental se debe tener en cuenta el tipo de material utilizado y cuantificarse, además de considerar su recambio para evitar el desinterés de los animales. Su elección dependerá del comportamiento observado y de la infraestructura de la granja, pero siempre debe ser manipulable, explorable, destruible y comestible, y se recomienda contar con un stock de un material diferente al proporcionado para utilizar en caso de observarse un brote, ya que la “novedad” aumenta el interés de los cerdos desviando la atención hacia el material y por tanto, pudiendo frenar el avance del brote.
En cuanto la cuantificación, para comprobar si los cerdos disponen de material de enriquecimiento adecuado, puede seguirse el siguiente procedimiento:
Esquema N° 4: Adaptado de “Documento sobre la gestión de las explotaciones porcinas para evitar la caudofagia”. MAPA, 2017.
La obtención de valores menores al 18% implican la necesidad de modificar el material provisto a los cerdos. Otro aspecto a considerar es la nutrición y alimentación. Se debe asegurar una correcta composición del pienso y calidad de agua. Se ha comprobado que desbalances como excesos de proteína, déficit de magnesio y triptófano se asocian a una mayor predisposición de mordeduras. Por otro lado, se cree que la presentación del alimento puede influir, prefiriéndose alimentos en harina antes que granulados o sopas.
Otro aspecto fundamental del plan preventivo es la identificación temprana ya que permitirá llevar a cabo medidas correctivas a tiempo, disminuyendo la gravedad del cuadro y evitando la propagación del brote en todo el recinto. Para esto, la observación rutinaria del comportamiento de los cerdos y del ambiente en el que se encuentran, son puntos claves.
Una herramienta práctica que puede ayudar a la comprensión del estado emocional de los cerdos es la postura y movimientos de sus colas, como indica el esquema de abajo.
La postura del cuartil Q3 (cola inmóvil entre las patas) indica incomodidad en el animal por lo que podría utilizarse como indicador del inicio de un brote. Otros indicadores a considerar son los aumentos de actividad de los animales, señales de mordiscos en la cola y sangre (en corral y en los animales).
Figura N°1: Adaptada de “Tail postures and tail motion in pigs: A review”, 2020.
Una vez detalladas las características del establecimiento, realizada la evaluación de riesgos y la identificación de comportamientos indicadores de posibles brotes, se plantea el siguiente árbol de decisiones a modo de guía para el ganadero.
El árbol parte de una situación inicial (corte o no de colas) y a partir de un umbral de prevalencia de mordeduras (2%) se recomiendan acciones a seguir, siempre priorizando la corrección de todas las situaciones adversas que se identificaron previamente; y recurriendo al raboteo, solo si estas no han logrado solucionar la problemática.
Cabe mencionar que la decisión de practicar el raboteo se debe tomar de forma conjunta con el veterinario de la explotación y previa comunicación a la Autoridad competente.
Esquema N°5: Adaptado de “Árbol de decisiones a tomar por el ganadero para la toma de medidas en la prevención del raboteo sistemático”, MAPA, 2018.
En los casos en que se realice el raboteo y se intente dejar de hacerlo, es importante comenzar con un porcentaje de lotes de prueba en los que se mantengan las colas sin cortar comparando los resultados con los lotes de control en los que se continúa realizando el manejo habitual. Otro punto a considerar es determinar si las mordeduras se presentan de forma estacional ya que en ese caso se contemplarán diferentes entradas tanto para el verano como para el invierno, evaluando finalmente si la problemática continúa o se ha logrado resolver.
Debido a los múltiples factores que predisponen las mordeduras de colas, el resultado positivo del plan de acción dependerá en gran medida de la concientización e implicación del ganadero y los profesionales del área en la identificación de riesgos y aplicación de medidas correctivas ajustadas al manejo y la infraestructura de cada granja.
El creciente interés del consumidor en el conocimiento de los sistemas productivos ejerce cada vez más presión sobre los métodos de producción actuales; fundamentalmente en lo relacionado al bienestar animal. Y más precisamente, en lo vinculado a las prácticas dolorosas entre las que se encuentra el corte de colas en la producción porcina. Por ello, se debe
continuar generando conocimiento e implementando estrategias que permitan adaptar los sistemas productivos a las nuevas exigencias.
Bibliografía
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https://ec.europa.eu/food/system/files/2019-05/aw_practice_farm_pigs_tail-docking_esp.pdf
Comisión Europea (2019). Indicators for tail biting risks relating to compliance criteria on health, dietary factors and space and competition.
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Directiva 2008/120/CE del Consejo, de 18 de diciembre de 2008, relativa a las normas mínimas para la protección de cerdos. https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=DOUE-L-2009-80287
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Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA), Comunidades Autónomas y Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (ANPROGAPOR). Documento sobre la gestión de las explotaciones porcinas para evitar la caudofagia. (2017). https://www.mapa.gob.es/es/ganaderia/temas/produccion-y-mercados-ganaderos/20171031documentosobregestiondelasexplotacionesparalaprevenciondelraboteo_tcm30-441875.pdf
Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA). (2018).
Plan de acción para la prevención del raboteo sistemático. https://www.mapa.gob.es/es/ganaderia/temas/produccion-y-mercados-ganaderos/20180622planaccionprevencionraboteosistematico_tcm30-449617.doc
Recomendación (EU) 2016/336 de la Comisión, de 8 de marzo de 2016, respecto de la aplicación de la Directiva 2008/120/CE del Consejo relativa a las normas mínimas para la protección de cerdos en lo que se refiere a medidas para disminuir la necesidad de practicar el raboteo. https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=DOUE-L-2016-80436