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Aprender de los errores en las granjas porcinas

Escrito por: Anna Romagosa - DVM, MSc Health Assurance Department, PIC Europe
Las bases de la bioseguridad derivan de nuestros conocimientos sobre epidemiología, de la experiencia con brotes epidémicos de las enfermedades porcinas a nivel mundial o local, y de nuestra experiencia en el fallo de mantener poblaciones “negativas” de patógenos.

En los últimos años, el interés por controlar y erradicar algunos de los patógenos porcinos como PRRSv, PEDv, Mycoplasma o App de las explotaciones de reproductoras, ha incrementado el valor de la bioseguridad.

Cuando los cerdos de un engorde son negativos a estos patógenos y carentes de inmunidad frente a ellos, la importancia de mantener estos patógenos alejados de nuestros animales es enorme.

Hoy en día, es muy común realizar “encuestas” o «auditorías» de bioseguridad en las granjas de porcino. Pero, ¿son útiles para detectar realmente nuestras vulnerabilidades?

Soy de la opinión de que tienen su valor a nivel informativo, pero son muy generales y muchas veces no son un reflejo de lo que realmente puede suponer un riesgo prioritario para una granja en concreto.

Estas “encuestas”, nos informan sobre la presencia o ausencia de algunos factores o prácticas de riesgo, pero, por ejemplo, no tienen en cuenta el número de veces que ese factor o práctica de riesgo tiene lugar en la granja.

Cuando tenemos un brote de una nueva enfermedad en nuestra granja, la sensación es que, tanto productores como veterinarios, trabajamos “apagando fuegos”, porque el trabajo diario nos sobrepasa. Pero deberíamos entender que es una oportunidad para identificar los puntos débiles o vulnerabilidades de nuestra explotación.

En muchos casos no podremos determinar exactamente cuál ha sido el punto de entrada, pero sí establecer prioridades sobre las vulnerabilidades que son necesarias corregir y dónde vale la pena invertir el tiempo y el dinero.

DETERMINACIÓN DE LAS CARACTERÍSTICAS EPIDEMIOLÓGICAS DEL BROTE

En primer lugar, [registrados]debemos conocer la epidemiología de la enfermedad/patógeno que ha sido introducida, para saber el tiempo a fijar para la investigación del brote (tiempo previo a la entrada del patógeno). Este tiempo dependerá de:

El periodo de incubación de la enfermedad (en algunos casos dependerá de la dosis infectiva).

La ratio de transmisión (Rt) teórica del patógeno.

La aparición y detección de los primeros síntomas clínicos.

En algunos casos, la cepa del patógeno.

Por ejemplo, con PRRSv, cepas más virulentas están asociadas a una transmisión más rápida y a una clínica más evidente.

La supervivencia del patógeno en ambiente, pensando que, en algunos casos, el tiempo transcurrido entre su introducción y el contacto con los animales puede no ser un tiempo 0 dependiendo de la bioseguridad interna de la granja o la época del año.

La estructura física de la granja.

Por ejemplo, en una granja donde hay muchas separaciones físicas entre grupos de animales (paredes, naves, etc.), podemos tener una ralentización en la transmisión del patógeno, y según qué síntomas son más difíciles de ver, lo cual nos puede obligar a aumentar el tiempo de estudio.

 

EVALUACIÓN DE RIESGOS ASOCIADOS AL BROTE

A partir del establecimiento del tiempo de investigación del brote, debemos empezar a hacer el estudio sistemático, epidemiológico y organizado que nos permita determinar los principales riesgos de nuestra explotación que puedan haber causado la introducción de la infección.

 

PRESENCIA DE VECTORES

Debemos tener en cuenta que, para la entrada de un patógeno a una granja, es necesaria la intervención de un vector.

Cuando hablamos de la lista de potenciales vectores que entran en una granja de forma regular, esta lista puede ser muy larga y abrumadora.

Ejemplos de vectores los conocemos todos: reemplazos, semen, camiones de transporte de ganado, empleados, visitas, aire, etc.

EVENTOS DE RIESGO

Para el estudio de un brote o introducción de una enfermedad, es mejor centrarse en los “eventos de riesgo” que han podido haber.

Estos eventos, describen las actividades necesarias que ocurren de forma regular en la granja y que hayan podido ser la causa de la introducción del patógeno.

Ejemplos de eventos de riesgo son: el transporte del semen, la entrada de los trabajadores, la descarga de pienso, la carga de lechones, etc. (Tabla 2).

Una vez identificados los eventos de riesgo, nos podremos centrar en los posibles “vectores” involucrados en cada uno de ellos.

Otra ventaja que ofrece esta aproximación es que podemos contabilizar la frecuencia con que se ha producido y, dependiendo de la bioseguridad de la granja, determinar si este riesgo es alto, medio o bajo.

FRECUENCIA DE EVENTOS DE RIESGO

La frecuencia de los eventos es importante, ya que se precisa una secuencia o cadena de “errores”, para que el patógeno sea introducido en la granja por un vector que lo transporta.

Un solo “error” es necesario, pero no suficiente. Por ello, cuantas más veces se produzca un evento de riesgo en la granja y la bioseguridad en ese punto sea deficiente, más posibilidades de que esta cadena de errores se complete.

El listado que obtendremos de los potenciales eventos de riesgo será más corta y fácil de trazar.

A continuación, se muestra un ejemplo de cadena de errores en la entrada del veterinario a la explotación:

Los estudios para determinar las posibles causas de la introducción de una enfermedad requieren bastante tiempo y deben hacerse rápidamente después de su introducción, ya que la información necesaria se distorsiona con el tiempo.

Sin embargo, este esfuerzo es necesario para darnos cuenta de qué eventos de riesgo se producen con mayor frecuencia en la granja, identificar nuestras vulnerabilidades y determinar dónde invertir nuestros recursos para evitar o limitar la introducción de una nueva enfermedad.

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