Con los altos precios de la carne de ganado vacuno, la demanda prefiere cada vez más pollo y carne porcina, porque presentan valores más ajustados al bolsillo y son proteínas de origen animal con menor tener graso. carne porcina
El precio del pechito de cerdo por kilo está a la par de la falda y el osobuco: $460 contra $437 y $454, según el relevamiento de septiembre del IPCVA, y algo más que un kilo de tapa de asado de novillo de Precios Cuidados AMBA ($429).
Hay algo que muchos consumidores no saben y que los productores porcinos denuncian: hay supermercados que ofrecen como fresca carne de cerdo congelada, que se importa desde Brasil y luego se descongela al arribar al país.
En una década duplicó su consumo
«La carne de cerdo se ha posicionado como un excelente sustituto de la carne bovina y su consumo creció un 100% en la dieta de los argentinos, pasó de 8 kilos en 2010 a 16 kilos en 2020, especialmente como carne fresca, la que ya ha superado a la consumida como embutidos o procesada», según José María Romero, subsecretario de Ganadería de la Nación
La caída del poder adquisitivo de los salarios y los saltos de precios de los cortes bovinos abrieron el juego a las otras carnes en los últimos años. En 2021 se impuso un cepo a las exportaciones bovinas, y se impulsaron cortes populares con los programas Precios Cuidados y Súper Cerca, pero la preferencia porcina continúa en alza.
Y ahora, con las reaperturas del sector gastronómico, hoteles, restaurantes y parrillas incrementan la demanda local.
Se importa más y se exporta más carne porcina
El año pasado se importaron 24.815 toneladas por poco más de us$55 millones, lo que significó una baja superior al 30% con relación al anterior y algo más del 3% del consumo local. Pero en lo que va de 2021, los ingresos de carne de cerdo congelada, sobre todo de bondiola, solomillo y carré desde Brasil, volvieron a pegar un salto y ya se acercan a la cantidad importada en todo 2020.
La diferencia de precios entre la carne de cerdo local y la brasileña tiene que ver mucho con su integración productiva del campo a la góndola, la escala de su rodeo y plantas industriales y el apoyo fuerte del gobierno.
En la Argentina, en cambio, existen varios eslabones, los establecimientos están dispersos y cada uno pretende sumar su rentabilidad a la cadena. Esas diferencias, además de otros factores locales; como el tipo de cambio, el costo local del maíz y la soja y la carga impositiva, le restan competitividad frente al producto del país vecino.
Fuente consultada: https://www.iprofesional.com/
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