Guía para el manejo de la enfermedad de Aujeszky en cerdos. Descubre las claves del diagnóstico, control y erradicación.
La enfermedad de Aujeszky, conocida como pseudorabia, representa un desafío significativo en la industria porcina. En este artículo, exploraremos a fondo las estrategias integrales para el control y erradicación de esta enfermedad, abordando temas clave como el diagnóstico, las opciones de vacunación y las medidas cruciales de bioseguridad.
La enfermedad de Aujeszky, causada por el herpesvirus porcino de tipo 1, afecta a diversas especies mamíferas, siendo los cerdos los hospedadores naturales. Esta guía está diseñada para brindar una comprensión completa de la enfermedad y las herramientas disponibles para su control.
La enfermedad de Aujeszky se manifiesta de diversas formas, desde trastornos neurológicos en lechones hasta signos respiratorios en cerdos mayores. Comprender la variedad de síntomas es esencial para un diagnóstico preciso. El virus puede permanecer en estado latente en el tejido nervioso del cerdo durante extensos períodos, reactivándose posteriormente. Una vez introducido en una explotación, tiende a persistir, generando impactos en la eficiencia productiva en diversas etapas. Además, es crucial tener en cuenta que el virus puede mantenerse viable fuera del cerdo por un período de hasta 3 semanas.
Las cerdas infectadas pueden presentar tos, neumonía, síntomas nerviosos, fallo reproductivo, abortos, lechones momificados, nacidos muertos y camadas débiles al nacimiento.
Lechones menores de 2 semanas de edad son especialmente susceptibles, mostrando hipertermia y graves trastornos neurológicos. Estos incluyen temblores, falta de coordinación, ataxia, nistagmo a opistótonos y convulsiones epileptiformes.
A partir de los 2 meses, los cerdos presentan formas respiratorias predominantes con hipertermia, anorexia y signos respiratorios leves a graves, como rinitis y secreciones nasales, que pueden evolucionar a neumonía. También puede presentarse signos nerviosos, incluyendo incoordinación y meningitis.
En otras especies susceptibles, la enfermedad se manifiesta como un prurito intenso, llevando al animal a roer o rascarse una parte del cuerpo, como la cabeza o los cuartos traseros, provocando destrucción de tejidos. Lesiones necróticas focales y encefalomielitis son comunes en varias vísceras.
El aislamiento del virus a través de técnicas como la PCR proporciona una base sólida para el diagnóstico temprano y preciso de la enfermedad. Para ello se requiere muestra de tejidos obtenidos en necropsias. Fundamentalmente debe incluirse nervio trigémino y/o las tonsilas ya que allí suele alojarse.
La detección de anticuerpos se realiza mediante técnicas de ELISA y neutralización del virus, siendo esencial discernir entre los anticuerpos generados por la vacuna y los originados por la infección natural. Esta metodología puede aplicarse en situaciones crónicas y resulta valiosa para distinguir la exposición al virus de campo de la vacuna. Es fundamental considerar cualquier resultado positivo al virus de campo como significativo. Cabe destacar que los animales pueden volverse seropositivos en tan solo 5 a 7 días tras la exposición al virus de campo.
La detección y eliminación de cerdos positivos se recomienda cuando la prevalencia intrapredio es baja, la circulación viral es nula o baja, y no hay signos clínicos evidentes. La eliminación puede ser inmediata o programada, junto con vacunación si es necesario.
La vacunación sistemática es apropiada para granjas con signos clínicos, circulación viral, prevalencias medias o altas. Se aplica un esquema de vacunación seguido de la detección y eliminación de positivos.
Esta estrategia se utiliza cuando la prevalencia es superior al 75%, hay aumento de la misma o sintomatología clínica. Involucra un despoblamiento progresivo, seguido de una exhaustiva desinfección y repoblamiento desde granjas libres de la enfermedad.
Menos común, pero aplicable en ciertos contextos, implica vacunar a las madres, realizar un destete temprano, y aislar las hembras en otro predio. Se requieren estrictas medidas de bioseguridad.
La transmisión directa e indirecta del virus destaca la importancia de sólidas medidas de bioseguridad. Desde el control de accesos hasta la desinfección.
El diseño efectivo de un plan de saneamiento para la enfermedad de Aujeszky requiere una consideración cuidadosa de múltiples factores.
El éxito de un programa de saneamiento para la enfermedad de Aujeszky depende en gran medida de las acciones finales y del seguimiento continuo. Se presentan recomendaciones clave para cerrar el ciclo de saneamiento de manera efectiva:
No existe un enfoque único para el control y erradicación de la enfermedad de Aujeszky. La colaboración colectiva de las partes interesadas es clave para diseñar planes efectivos adaptados a las características específicas de cada caso.
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