La importancia siempre vital de la bioseguridad en explotaciones porcinas se incrementa por el inminente riesgo que todos conocemos, la Peste Porcina Africana.
Desde un punto de vista práctico, una explotación porcina intensiva necesita aplicar las mismas normas de bioseguridad ya sea de capa blanca o de animales ibéricos.
En bioseguridad, es fundamental[registrados] conseguir que el personal de la explotación se la crea, la acepte, cumpla las directrices y las haga cumplir, siendo imprescindible la formación de todo el personal que está relacionado de forma directa o indirecta con una determinada explotación.
En explotaciones de nueva creación debemos estudiar la ubicación de las instalaciones, procurando alejarnos de zonas con alta concentración ganadera o de mataderos, minimizando así la posibilidad de contagios.
Debemos crear un perímetro de seguridad con una valla bien conservada, con unas características de altura y resistencia suficientes para la zona donde se encuentre la explotación. En explotaciones extensivas este punto es fundamental ya que en zonas donde se concentre el ganado, como zonas de alimentación, bebederos, pantanos y naves de alojamiento, suelen confluir otras especies cinegéticas como el jabalí que no nos interesa que conviva con nuestros animales en las etapas que podemos evitarlo.
Una vez cerrado el perímetro, instalaremos una puertaque debe estar cerrada (con un cartel de prohibido el paso y un teléfono por si alguien necesita ponerse en contacto) y que solo debe abrirse para que entre el personal de la explotación y las visitas que sean indispensables.
Lo ideal es que las visitas sean concertadas con antelación y quedarán registradas en el libro de registro de visitas haciendo constar sus datos y si es posible su procedencia.
Todas las visitas dejarán los vehículos fuera de la explotación, y para acceder a la misma se cambiarán de ropa y calzadocomo mínimo. Cuando sea necesario, dependiendo del nivel de sanidad de la explotación, podrán ducharse a la entrada y la salida. Por esto, las instalaciones deben de disponer de una zona de vestuarios limpia, ordenada y con acceso a ropa y calzado de la explotación también limpio.
Lo ideal es que los camiones puedan trabajar desde un perímetro sin entrar en la explotación, con especial precaución con el camión de recogida de cadáveres. Debemos ubicar el contenedor (que se limpiará y desinfectará de forma frecuente y reglada) en un extremo de la explotación, de forma que el camión no tenga que entrar nunca (zona limpia/zona sucia). Los responsables de transportar los cadáveres al contenedor lo harán con ropa y calzado destinados a ese fin y a ser posible al final de la jornada laboral, para desinfectar calzado y lavar ropa de cara al día siguiente.
Cuando un vehículo deba entrar al interior de la explotación, se desinfectará en el arco de desinfección, vado sanitario o con una simple mochila de desinfección, pero lo importante es que cuando entre se haya desinfectado, por eso es importante mantener un registro y un control de cuándo y quien mantiene las dosis de desinfectante en los vados u otros medios para que sean eficaces.
Una vez dentro, seguirá un itinerario definido y el chófer no se bajará del vehículo bajo ningún concepto. En las explotaciones en las que esto no sea posible, se le suministrará ropa y calzado de la explotación debiendo dejar la propia en el vehículo. Existirá también un registro de vehículos que hayan accedido a la explotación.
Respecto al transporte, la carga y descarga de animales se basará en un protocolo específico donde estarán contemplados los movimientos de los animales, personas, ropas y calzados, y el sistema de limpieza y desinfección a aplicar en estas zonas. Siempre se delimitará una zona limpia-sucia que ningún operario deberá cruzar en sentido opuesto, siempre se realizará desde el exterior por un muelle de carga y en lo posible evitaremos cargas compartidas que aumentarán exponencialmente el riesgo de contagio.
Manejo de estiércoles y purines. Siempre se intentará cargar desde fuera de la explotación, intentaremos evitar cubas compartidas y cuando no sea posible exigiremos un certificado de limpieza y desinfección.
Es ideal que el camino por donde transite la cuba (bien cerrada para evitar contaminar) sea diferente al de entrada a la explotación y que el personal, su ropa y calzado sea exclusivo para este fin. Es fundamental que cuando se diseñe la explotación consigamos una capacidad de almacenamiento adecuada para evitar tener que transportar con frecuencia purines.
Otros servicios que no deben entrar en nuestras instalaciones son el reparto de medicamentos, semen, empleados externos de mantenimiento y la recogida de residuos, estableciendo sistemas para poder trabajar minimizando riesgos.
Las instalaciones cumplirán un programa riguroso de DDD, que será registrado y auditado regularmente.
Imprescindible mantener las instalaciones de forma que favorezcan el bienestar de los animales: limpieza, estado de aislamientos, luz, acceso al agua y calidad de ésta. En explotaciones extensivas es muy importante el mantenimiento de las naves de secuestro, incrementando el control de garrapatas y otros ectoparásitos, controlando el pasto y evitando posibles anidamientos.
Respecto al agua en extensivo es un factor de riesgo porque suele ser uno de los puntos donde confluyen los animales domésticos y salvajes. En la medida de lo posible se debe intentar cercar el manantial, charca o pantano y canalizar estas aguas a pilares o abrevaderos donde podamos aplicar sistemas de higienización del agua para evitar en lo posible contagios por esta vía.
Debemos controlar la población cinegética que convive con nuestros animales, fundamentalmente en etapas de extensivo puro como es la montanera; cuando existe una explosión de recursos alimenticios en la dehesa.
Lo ideal es que no existieran explotaciones mixtas ganaderas-cinegéticas por el riesgo que ello implica, pero cuando sea así, la adopción de estrategias de control de las poblaciones de jabalíes es el único recurso que nos permite tenerlas pseuodcontroladas. Por esto, en montaneras la actividad cinegética puede considerarse otra medida de bioseguridad más.
En la entrada de animales de reposición es imprescindible conocer orígenes y sanidad, ubicarlos en una zona aislada de la explotación y chequear a la llegada, al final de la cuarentena, y repetir el chequeo para introducirlos a producción una vez adaptados y alcanzado el nivel sanitario de la granja. Personalmente, recomiendo realizar la reposición en el menor número de veces posible al año (una o dos), ya que cada vez que metemos animales de fuera estamos haciendo vulnerable nuestra granja.
Respecto a la seguridad interna, es fundamental que cada cual esté donde tiene que estar y haciendo lo que debe hacer, es decir, cada operario tiene una/s nave/s de trabajo definida, es responsable de desempeñar una función concreta y para ello dispone de unos medios y una ropa de trabajo definida. Si alguien trabaja puntualmente en otra zona, debe de cambiarse de ropa y calzado al menos, sino ducharse. Pero en lo posible, no se debe alterar el curso de trabajo habitual y no mezclar operarios para minimizar la transmisión de enfermedades dentro de la explotación.