Un grupo de científicos del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX) ha demostrado con éxito que el triticale, un cereal similar al trigo, puede ser incorporado al pienso del cerdo Ibérico de manera efectiva. En este estudio, se utilizó triticale biofortificado con selenio, lo que incrementó la capacidad antioxidante de la carne, retardando su deterioro y mejorando su calidad y vida útil. Estos resultados han sido publicados en la revista científica Livestock Science.
La biofortificación de un alimento es un método para mejorar sus propiedades nutricionales. En este caso, se llevó a cabo una biofortificación agronómica, donde se aplicaron cantidades pequeñas de selenio en un campo de triticale durante su crecimiento invernal. Luego, el triticale biofortificado con selenio se incorporó al pienso destinado a los cerdos Ibéricos. De acuerdo con Francisco Ignacio Hernández García, investigador de CICYTEX, los estudios realizados evidenciaron que el uso de estos piensos biofortificados aumentó el nivel de selenio en la carne y mejoró su capacidad antioxidante, incluso después de dos meses de suspender la suplementación, lo que hace que este enfoque sea compatible con la montanera debido a su efecto duradero.
Hernández García señala que “la calidad de la carne de cerdo Ibérico se basa en su alta proporción de grasa intramuscular y en la composición de esta grasa, factores que, a su vez, hacen que la carne sea susceptible al enranciamiento y la oxidación de la grasa“. La grasa intramuscular tiene un efecto positivo en la calidad y las características sensoriales de la carne (como la ternura, el aroma y la jugosidad). Cabe destacar que los análisis post-mortem de la grasa intramuscular se llevaron a cabo en el lomo. Esta examinación se complementó con el análisis de diversos aspectos de calidad de la carne: tono, pH, capacidad antioxidante y composición de ácidos grasos; además de los parámetros de textura (firmeza, elasticidad…) de la carne cocinada.
Estrategia segura, eficaz y económica
Francisco Hernández considera que otro logro destacado de este estudio es la aplicación de selenio orgánico de manera “económica, segura y eficaz” mediante la biofortificación agronómica. En el campo de triticale, se roció selenio inorgánico en pequeñas cantidades, y al ser absorbido por la planta, se convirtió en selenio orgánico. Los análisis mostraron que el contenido de selenio en el grano de triticale biofortificado, en la sangre y en la carne del cerdo ibérico se mantuvo dentro de los niveles aprobados por la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud.
Por último, este investigador sostiene que “con este estudio se ha demostrado por primera vez que la biofortificación agronómica con selenio puede ser una estrategia práctica y sostenible en la alimentación porcina, y podría ser aplicada también en otras especies ganaderas. El selenio en su forma orgánica mejora a largo plazo la capacidad antioxidante de la carne, con un menor riesgo de alcanzar niveles tóxicos para el animal en comparación con el selenio inorgánico”.