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Concentración de dosis seminales y su influencia en la eficiencia reproductiva en granja

Escrito por: Álvaro Guerrero Masegosa - Equipo técnico veterinario de Agropor S.L. , Anselmo Martínez Moreno - Equipo técnico veterinario de Agropor S.L. , Henar González Ramiro - Equipo técnico veterinario de Agropor S.L. , Jonatan Sánchez-Osorio - Director Técnico Topigs Norsvin , Juan Conesa Navarro - Equipo técnico veterinario de Agropor S.L. , Mª José Martínez - AIM Ibérica , Paula Sánchez Giménez - Equipo técnico veterinario de Agropor S.L. , Raquel Fernández Rodríguez - Equipo técnico veterinario de Agropor S.L.

La inseminación artificial (IA) es una técnica ya implementada como un manejo básico en todas nuestras granjas, imposible de desligar ya a la mejora productiva que se ha visto con los años.

Ha sido fundamental para facilitar mejoras globales en la fertilidad, el avance genético, el trabajo en granja y la sanidad del hato reproductivo.

Desde que su uso generalizado comenzó en los años 80, cuando también se establecieron los primeros centros de inseminación, se ha ido perfeccionando la técnica hasta hoy en día.

Aun así, no tenemos explicación para los distintos resultados que se ven en granjas que, a priori, la usan en igualdad de condiciones. Sigue existiendo una gran dispersión de resultados entre granjas y entre verracos.

Se sabe que hay parámetros relacionados con la técnica de IA que tienen gran influencia en los resultados, sobre todo de fertilidad y del tamaño de camada. Por ejemplo:

La proporción de espermatozoides útiles en la dosis utilizada, a la que hay que restar del total los anormales e inmóviles.
El intervalo de inseminación con respecto al momento de la ovulación de la cerda1.

Los resultados obtenidos en relación al tamaño de camada están muy influenciados por la línea genética de la madre. No obstante, en estos momentos, con la mejora genética y la evolución del sector, el objetivo de fertilidad en una granja que cuente con una buena sanidad debería situarse siempre por encima del 90%.

 

Existen muchos factores que entran en juego para poder alcanzar el objetivo de fertilidad, incluyendo manejo, sanidad, bioseguridad, calidad seminal, correctas instalaciones con unas óptimas condiciones ambientales, personal, etc.

Ninguna, por sí misma, permite garantizar una fertilidad óptima, pero un fallo en cualquiera de ellas puede arruinar los resultados reproductivos de nuestra granja.

A continuación, se muestran los resultados de un estudio sobre cómo la concentración de espermatozoides de las dosis seminales contribuye a maximizar la eficiencia reproductiva.

CARACTERÍSTICAS DE LA DOSIS SEMINAL: VOLUMEN Y CONCENTRACIÓN

A la hora de evaluar las dosis seminales, los principales parámetros que puedan afectar a su calidad son, entre otros:[registrados]

El volumen de dosis ideal sería de 45 ml para uso postcervical si queremos tener un margen de seguridad, aunque con una dosis de entre 30 y 35 ml sería más que suficiente.

Se ha señalado que utilizar dosis superiores a 60 ml podría provocar un proceso de defensa uterina más agresivo de lo normal, exacerbando la destrucción de espermatozoides. Esto conllevaría una reducción de ovocitos fecundados y una disminución del número de lechones nacidos2.

Pero ¿qué sabemos de la concentración ideal?

Realmente hay muy pocos estudios a nivel de campo que hablen de cuál sería la concentración ideal para obtener el máximo potencial de nuestro hato reproductivo. La cifra varía entre un amplio rango y en los primeros trabajos se hablaba de concentraciones de 5.000 y 10.000 millones sptz/dosis para obtener la fertilidad óptima.

Al ir avanzando en el campo de los diluyentes de mayor duración y calidad y en el análisis y control del propio semen, las concentraciones usadas han ido reduciéndose gradualmente, estando ahora en valores de entre 1.000 y 3.000 millones sptz/dosis3, dependiendo del análisis y la pauta de inseminación elegida.

Según bibliografía, se han descrito incluso efectos adversos al usar dosis altamente concentradas (60-100 x 106 spz/ml), reduciendo la motilidad de los espermatozoides y reflejando que, para obtener una motilidad adecuada, las dosis no pueden superar una concentración superior a 55 x 106 sptz/ml4.

Muchos trabajos lanzan datos demostrando el poco o nulo efecto sobre la tasa de fertilidad o los lechones nacidos totales por camada cuando aumenta la concentración de la dosis1,5–7.

Otros estudios sugieren que, a medida que aumenta el número de espermatozoides (de 2.500 a 4.500 millones sptz/dosis), el tamaño de camada también aumenta8.

Un estudio comparó dosis de 1.000, 2.000 y 3.000 millones espermatozoides y solo la dosis de 1.000 millones redujo la tasa de parto y el tamaño de la camada9.

Datos propios de hace ya unos años (2017-2018) sobre la inseminación postcervical de cerdas multíparas con concentraciones (1.200 x millones vs 2.400 millones) y volúmenes (90 ml vs 45 ml) distintos también revelaron diferencias importantes en prolificidad, pero siempre con grandes variaciones entre granjas, ya que en ellas se estaba trabajando con líneas genéticas distintas (Tabla 1).

En este sentido, la concentración óptima es un parámetro controvertido en cuanto a resultados a nivel de campo y seguimos teniendo grandes diferencias entre países, empresas, regiones, genéticas, proveedores y granjas.

Con el fin de saber qué es lo que mejor se adapta a nuestras condiciones, seguimos haciendo pruebas y buscando siempre la combinación óptima, descartando distintos factores y afianzando otros. A continuación, detallamos la última de ellas, hecha en una de nuestras granjas.

EFECTO DE UN AUMENTO DEL 20% EN LA CONCENTRACIÓN SEMINAL EN CERDAS EN UNA GRANJA DE ALTO NIVEL SANITARIO

La granja en cuestión es una multiplicadora con capacidad para unas 2.000 cerdas con autorreposición, donde se trabaja con cerdas SPF (libres de patógenos específicos) y de raza Large White.

El objetivo de este estudio fue evaluar el efecto de dos concentraciones de espermatozoides (sptz) diferentes,
La concentración estándar en dosis comerciales.
Una concentración que garantizase al menos un 20% adicional de espermatozoides totales en las dosis.

…sobre el rendimiento reproductivo, analizando la tasa de partos y el tamaño de la camada.

Preparación de las dosis

Los formatos de dosis que utilizamos en nuestro estudio fueron (Gráfica 1):

Concentración estándar: 27 x 106 sptz/ml
Concentración alta (+20%): >30 x 106 sptz/ml

En cuanto al volumen de las dosis:
Para las inseminaciones tradicionales utilizamos un volumen de 90ml.
Para las inseminaciones postcervicales utilizamos un volumen de 60 ml.

Para no sesgar los resultados por el efecto verraco, cada eyaculado se dividió en dos alícuotas que fueron diluidas hasta alcanzar las dos concentraciones objetivo. La concentración inicial en el eyaculado previa dilución, y en las dosis finalmente preparadas, fue confirmada mediante análisis con Nucleocounter (SP100, Chemometec).

Así, las concentraciones reales medidas en los grupos prueba fueron:
Dosis estándar: 26,2 ± 0,52 millones sptz/ml
Dosis concentración alta: 31,8 ± 0,57 millones sptz/ml

Las dosis se prepararon con el mismo diluyente y bajo las mismas condiciones de preparación y análisis de calidad. Solo se emplearon eyaculados que cumplieran con los criterios mínimos de calidad (motilidad y porcentaje de formas anormales).

Las dosis se identificaron incluyendo, información del verraco, fecha y tipo de concentración utilizada.

Inseminación en granja

Todas las cubriciones se realizaron con el protocolo de inseminación habitual por el personal de la granja y se registraron en el programa de gestión de la explotación.

Las cerdas fueron distribuidas aleatoriamente en ambos grupos, procurando evitar sesgos por motivos de ciclo y número de cubrición o repetición. También se pesaron y se evaluó su condición corporal en el momento de la inseminación para evitar dichos factores discriminatorios entre grupos.

Los resultados analizados incluyeron:
Tasa de parto
Nacidos totales por camada (LNT)
Nacidos vivos por camada (LNV)

El estudio incluyó resultados de cubriciones realizadas en cerca de 600 cerdas de ciclo 1, 2 y 3 (mayoritariamente ciclo 2) durante 12 semanas entre los meses de marzo a mayo 2024.

Resultados

En la Tabla 2 se muestran los datos de la Tasa de partos de ambos grupos, sin diferencias.

En cuanto al resultado de esos partos, tampoco se vieron distinciones en el número de lechones nacidos totales por camada (Tabla 3) ni en el de lechones nacidos vivos (Tabla 4).

Conclusiones

En este caso, no se observaron mejoras en la tasa de partos o el tamaño de camada al aumentar el número de espermatozoides de nuestras dosis.

Cuando se realiza un buen manejo en la cubrición, en buenas instalaciones y con un buen nivel sanitario, el incremento del número de espermatozoides en la dosis no supone un beneficio porque los resultados reproductivos de la granja ya son buenos, lo que permite un margen muy estrecho de mejora.

Quedaría pendiente evaluar si aumentar el número de espermatozoides en las dosis (mediante el uso de mayores volúmenes o concentraciones) podría resultar beneficioso en situaciones en las que las condiciones no sean óptimas, pues muchas granjas trabajan con manejos, instalaciones y sanidad con margen de mejora.

Algunos ejemplos de factores que no siempre se subóptimos. llevan bien o que no pueden evitarse en todas las granjas son:

Mala detección de celo y momento de inseminación inadecuado (demasiado pronto o demasiado tarde).
Condiciones ambientales adversas (estrés por calor).
Mala conservación de las dosis seminales hasta el momento de su uso.
Condición corporal y alimentación subóptimos durante todo el ciclo.
Crisis sanitarias en el hato reproductivo.
A este respecto, sería interesante comprobar si el uso de más espermatozoides en las dosis podría contribuir a paliar el efecto de estas circunstancias en los resultados de nuestras granjas.

Agradecimientos a Ángel Rojano, Javier Fructuoso, Jaime González, Javier López y el equipo de gestación de la granja “La Ventica” por su colaboración y ayuda durante todo el estudio, así
como a Sandra Blanco y Armando Occón de Topigs
Norsvin por la aportación que hicieron.

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BIBLIOGRAFÍA
1. Steverink DWB, Soede NM, Bouwman EG, Kemp B. Influence of insemination ovulation interval and sperm cell dose on fertilization in sows. J Reprod Fertil. 1997;111:165–71.

2. Gil J. Características de las dosis de semen: volumen, concentración y conservación. www.3tres3.com. 2021.

3. Knox R V. Artificial insemination in pigs today. Theriogenology. 2016;85:83–93.

4. Quirino M, da Rosa GT, Spohr Christ T, Valadares WR, da Rosa Ulguim R, Bernardi ML, et al. Estimation of sperm concentration limits to produce intrauterine insemination doses in swine. Reproduction in Domestic Animals. 2023;58:785–92.

5. Broekhuijse MLWJ, Šoštarić E, Feitsma H, Gadella BM. The value of microscopic semen motility assessment at collection for a commercial artificial insemination center, a retrospective study on factors explaining variation in pig fertility. Theriogenology. 2012;77.

6. Broekhuijse MLWJ, Šoštarić E, Feitsma H, Gadella BM. Application of computer assisted semen analysis to explain variations in pig fertility. J Anim Sci. 2012;90:779–89.

7. Park S. Effects of sow, boar and semen traits on sow reproduction. 2013;

8. Reicks DL, Levis DG. Fertility of semen used in commercial production and the impact of sperm numbers and bacterial counts. Theriogenology. 2008;70:1377–9.

9. Watson PF, Behan JR. Intrauterine insemination of sows with reduced sperm numbers: results of a commercially based ®eld trial. Theriogenology. 2002;57:1683–93. 

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