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Controlar los «Caballos de Troya» en las explotaciones porcinas

Escrito por: Fernando Laguna Arán - Ingeniero Técnico Agrícola y Veterinario

Cuando hablamos de bioseguridad, solemos centrarnos en el control de agentes externos de tamaño microscópico, que nos parecen los más peligrosos, pero debemos recordar que necesitan algún medio para introducirse en la granja.

Algunos agentes patógenos son capaces de propagarse a través del viento. Podemos mitigar este riesgo con las distancias a carreteras y a otras granjas a la hora de construir y con filtros en las entradas de aire, que se colocan cada vez en más granjas.

Podríamos pensar que, si controlamos la posible entrada de patógenos al minimizar la entrada de material externo o limitar las visitas a lo estrictamente necesario y en condiciones adecuadas (higiene al llegar, ropa de granja, etc.), el riesgo de entrada de esos seres microscópicos sería casi nulo.

Pero no es así. Tenemos unos reservorios macroscópicos de los que a veces nos olvidamos. Nos estamos refiriendo a todas esas plagas, peligrosas para la Sanidad y, en muchos casos, también para nuestras instalaciones.

A pesar de que, por su tamaño parece que serían más fáciles de controlar, en ocasiones aceptamos su presencia como algo normal cuando no lo es.

No debemos descuidar el control de insectos y roedores, y debemos evitar la entrada de aves y grandes mamíferos salvajes. Pero también debemos garantizar que los animales domésticos no sean un riesgo por sus visitas a otras granjas desde donde es probable que nos traigan algún problema.

   INSECTOS & ROEDORES   

El control de plagas -insectos y roedores- comienza por algo importantísimo, la limpieza de la granja, que debe de hacerse lo antes posible tras el vaciado de las instalaciones.

La limpieza implica[registrados] la retirada del material sólido y su posterior lavado con jabón, para, tras dejarlo actuar, pasar al aclarado y desinfección. Además, lo recomendable es dejar pasar un tiempo hasta volver a introducir animales.

     ¡RECUERDA!   

Retirada de material sólido.
Limpieza con producto detergente (dejar actuar durante el tiempo especificado por el fabricante).
Aclarado con agua limpia.
Aplicación de producto desinfectante (dejar actuar durante el tiempo especificado por el fabricante).
Dejar pasar tiempo hasta introducir animales.

El momento de la limpieza es el ideal para actuar con los productos insecticidas y rodenticidas.

La mayoría de veces estos tratamientos deben continuarse mientras que hay animales, pero siempre con el cuidado del lugar donde se depositan estos productos, ya que podrían resultar perjudiciales para los cerdos o para los operarios.

Por eso se exige que los productos insecticidas y rodenticidas sean manipulados por personal con la formación adecuada en el uso de productos zoosanitarios.

Lo recomendable es tener un Programa de Control de Plagas, indicando cómo y quién debe aplicarlo, dejando constancia en los registros correspondientes para asegurarnos del buen resultado.

En la guía editada por las ADS de porcino de Aragón junto a la DGA, se facilitan ejemplos de protocolo de limpieza y desinfección y de control de plagas (Anexos VI y VII).

En muchas ocasiones, los tratamientos requieren de estudios por parte de especialistas en control de plagas que poseen la amplia experiencia de diferentes situaciones a las que se han enfrentado.

No suele ser suficiente con aplicar un mismo producto de forma rutinaria, sino que debe existir una rotación de los mismos e incluso combinar productos distintos para adultos, formas juveniles y huevos en el caso de insectos.

Además del riesgo sanitario que entrañan los insectos y los roedores, hay que tener en cuenta el daño que hacen a las instalaciones.

Los insectos, al posarse sobre las superficies, pueden estropear sondas o alterar el funcionamiento de dosificadores de pienso.

Los roedores ocasionan dos tipos de daños fácilmente cuantificables:

Un aspecto importante del control de plagas es evitar proporcionar refugio en los alrededores de las naves, siendo recomendable eliminar la maleza y las basuras de nuestro entorno.

   PÁJAROS    

El riesgo asociado a la entrada de pájaros, tanto en las naves como en los alrededores de las granjas, es evidente, dado que su facilidad de desplazarse a grandes distancias hace que su capacidad de diseminación de enfermedades se amplíe a un mayor número de granjas.

Por ello, la existencia de telas pajareras en todas las aperturas de las granjas es obligatorio según la normativa de la Administración.

Más allá de los problemas sanitarios que entrañan las aves para una granja, nos enfrentamos al daño que pueden ocasionar a las instalaciones pues, al construir sus nidos, destrozan el aislante de nuestras naves.

En estas zonas de nidificación encontramos el caldo de cultivo perfecto para Salmonella en los excrementos de ave, una bacteria que puede alterar de manera importante la microbiota y la salud intestinal de nuestros animales.

Además, estos animales encuentran fácil la forma de entrar, pero es muy difícil que sean capaces de salir, y acaban quedando atrapados.

  JABALÍES   

En lo que respecta al exterior de la granja, es obligatorio tener las puertas cerradas para evitar la entrada de grandes animales salvajes.

Esto es especialmente importante ante la situación actual con el riesgo sanitario que supone el avance de la Peste Porcina Africana por el Este y Centro de Europa, con mayores riesgos comerciales que sanitarios, ya que es capaz de detener las exportaciones de carne de un país, con la pérdida económica que eso supone en caso de excedentes, como es el caso de España.

Viendo cómo ha ido evolucionando esta enfermedad en países con un sistema productivo similar, debería servirnos de aviso para estar alerta y proteger nuestras granjas. Si bien es difícil que llegue aquí en breve, la posibilidad de que ocurra a través de jabalíes existe y debemos tener todo bajo control para que no haya “forma animal” de entrar en nuestra granja.

En este sentido he de decir que hasta ahora no lo debemos estar haciendo tan mal, puesto que en los estudios que se hacen de prevalencia de Enfermedad de Aujeszky, los jabalíes de nuestro entorno salen con prevalencias de hasta el 50% positivos. Estos animales están alrededor de nuestras granjas y dentro, a día de hoy, todas ellas siguen siendo negativas a la enfermedad, incluso hay bastantes granjas en situación A4. Así que felicidades a todos, pero ¡no bajemos la guardia!

Por otro lado, es fundamental proteger los contenedores de cadáveres para que no se acerquen animales carroñeros que también pueden traernos algún disgusto.

  PERROS & GATOS    

Un punto importante a tener en cuenta es la presencia de gatos y perros en las granjas, por la compañía y protección que aportan, ya que si no se limitan a nuestra instalación suponen un riesgo enorme para nuestra Sanidad.

Por ello, deberíamos de evitar las “escapadas” de nuestras mascotas fuera del perímetro de la granja.

Aunque por rutina consideremos que puede ser habitual tener moscas, algún ratón dentro de la nave, pájaros en los arboles de nuestro vallado o que nuestros gatos se escapen a la granja de al lado, eso son riesgos que asumimos y que debemos intentar evitar.

En las granjas en las que se han conseguido erradicar estos riesgos están más tranquilos. Valoremos si vale la pena el esfuerzo y no descuidemos estas importantes vías de entrada de patógenos dentro de nuestras explotaciones.

Fotos propias y gentileza de Eva Creus

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