Croacia atraviesa actualmente el episodio más grave de Peste Porcina Africana (PPA) de su historia. Las autoridades confirmaron la presencia del virus en varias explotaciones, entre ellas una granja de la empresa Belje en Sokolovac (Baranja), donde deberán sacrificarse cerca de 10.000 cerdos, y otra en Nemetin, en las inmediaciones de Osijek, con alrededor de 1.600 animales afectados.
El viceprimer ministro y titular de Agricultura, Silvicultura y Pesca, David Vlajčić, señaló que la propagación no está vinculada a factores naturales, sino a la acción humana. Según explicó, la falta de responsabilidad y ciertas prácticas ilegales han favorecido la extensión de la enfermedad, advirtiendo que, si llegara a introducirse en instalaciones de mayor capacidad, podría poner en riesgo hasta el 75 % del total de la cabaña porcina nacional.
La situación se complicó aún más el pasado 22 de septiembre, cuando se notificaron dos nuevos focos en el asentamiento de Sveti Đurađ, en Donji Miholjac (Osijek-Baranja). En este caso se trataba de una pequeña explotación con unos 20 animales, pero la detección confirma que el virus sigue avanzando a pesar de las medidas aplicadas. En toda la región ya rigen estrictas restricciones para el movimiento de cerdos y productos derivados, con el objetivo de contener la expansión y proteger a la industria ganadera croata, uno de los pilares de la economía rural.
Desde que la Peste Porcina Africana (PPA) comenzó a afectar al país en 2023, Croacia ha tenido que sacrificar más de 41.000 animales. Con los sacrificios masivos que se están llevando a cabo en las granjas de Sokolovac y Nemetin, la cifra de pérdidas superará en breve los 50.000 cerdos, lo que representa aproximadamente un 5 % de toda la cabaña nacional.
El Gobierno ha reaccionado con un plan de emergencia sin precedentes. En los condados de Osijek-Baranja y Vukovar-Srijem se han desplegado controles policiales permanentes, mientras que en 54 explotaciones de gran tamaño —cada una con más de un millar de animales— se mantiene vigilancia las 24 horas para evitar nuevos contagios. Además, se han reforzado los controles en las fronteras, en un intento de impedir la entrada del virus desde países limítrofes donde también se han reportado brotes.