En la producción porcina, la fase de lactación suele durar 3-4 semanas. Se trata de un momento delicado, ya que el lechón es muy inmaduro y cualquier patología puede desencadenar un grave problema en esta etapa o incluso repercutir en las siguientes fases de producción.
Para implementar las medidas preventivas adecuadas y a tiempo, es muy importante llevar a cabo un diagnóstico preciso de las diferentes patologías que afectan a los lechones a esta edad.

En este artículo abordaremos el diagnóstico laboratorial que se puede realizar en la fase de lactación en función del proceso patológico, pero antes de ello, se debe tener claro qué animales seleccionar para la toma de muestras.

¿Qué animales se seleccionan? 

DIAGNÓSTICO DE PROCESOS DIGESTIVOS
En los procesos digestivos se ha de tener en cuenta el equilibrio del microbioma intestinal, ya que existen bacterias como Clostridium perfringens, Escherichia coli, Clostridioides difficile o Enterococcus sp. que forman parte de la microbiota normal pero que pueden dar lugar a[registrados] procesos diarreicos si ese equilibrio se rompe a causa de disbiosis o de la presencia de cepas con factores de virulencia.
¿Qué muestras se toman?

¿Qué pruebas realizar para llevar a cabo su diagnóstico?

Escherichia coli
E. coli es un agente etiológico de gran relevancia en la diarrea de lechones lactantes, existiendo diversos patotipos en función de las fimbrias, adhesinas y toxinas que producen.
Las diarreas en lactación se asocian a E. coli enterotoxigénico (ETEC) cuyos principales factores de virulencia son:

Las fimbrias o adhesinas F4 (K88) F5, F6, F18 y F41.
Diversas enterotoxinas que pueden ser termolábiles (LT) y termoestables (STa, STb, EAST1).

Estos factores de virulencia implican que exista una gran variedad de patovirotipos.

Clostridium perfringens y Clostridioides difficile
C. perfringens y C. difficile son agentes causantes de enteritis a partir de la primera semana de vida de los animales.

C. perfringens tipo A y C pueden provocar diarreas neonatales, aunque el tipo C es más invasivo y tiene una morbilidad elevada y una mayor mortalidad.

Todo ello depende de los toxinotipos presentes, así como de la patogenicidad que está relacionada con la presencia de diversas toxinas.

En todos estará presente la toxina alfa, pero la que cobra mayor relevancia por su poder patógeno es la toxina beta o CPB2.
Esta determinación se puede hacer mediante PCR, estudiando su presencia y sus toxinas.

Rotavir...

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