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Diarrea neonatal – Un problema emergente en las granjas porcinas

Escrito por: Daniel Sperling - DVM, PhD, Ceva Santé Animale
La diarrea neonatal es uno de los problemas más comunes en la producción porcina moderna.

En los últimos años, la producción porcina ha cambiado y ha aumentado la intensificación, lo que ha dado lugar a un mayor número de animales de genéticas hiperprolíficas que requieren cambios en el manejo, particularmente en la sala de maternidad.

El mayor grado de intensificación de las granjas ha contribuido al aumento de la aparición de las diarreas neonatales, lo que provoca importantes pérdidas económicas (mortalidad y efecto negativo sobre los parámetros de rendimiento) y el uso excesivo de antimicrobianos.

La frecuencia de casos de diarrea neonatal se ha incrementado en los países de la UE en los últimos años, afectando tanto a granjas con estatus sanitario convencional como a granjas con estatus sanitario alto tras una repoblación.

Los costos estimados en granjas afectadas por diarreas neonatales con una mortalidad estimada del 10% pueden llegar a 134€/cerda y año (Tabla 1). Junto con la disentería porcina, la diarrea neonatal es una de las patologías entéricas más costosas en las granjas porcinas.

PATÓGENOS DEL COMPLEJO DIARREICO NEONATAL

Por definición, la diarrea neonatal se caracteriza por diarrea, generalmente acompañada de la consiguiente mortalidad, que se desarrolla durante la primera semana de vida de los lechones.

La ocurrencia y la gravedad de la diarrea neonatal pueden verse influenciadas por numerosos factores e involucran a una serie de patógenos, incluidas las cepas ETEC (Escherichia coli enterotoxigénica) de E. coli y Clostridium perfringens tipos A y C.

E. coli ETEC

La cepa ETEC de E. coli responsable de la diarrea neonatal tiene adhesinas y fimbrias (proteínas de superficie) identificadas como F4, F5, F6 y, con menor frecuencia, F41.

Las fimbrias permiten que la bacteria se adhiera a receptores específicos en los bordes en cepillo de los enterocitos del intestino delgado.

La cepa ETEC más prevalente cuenta con fimbrias F4 y coloniza el yeyuno y el íleon en toda su extensión, causando diarrea.

 

Clostridium perfringens tipo A

C. perfringens tipo A (CpA) ha sido reconocido en numerosos estudios como uno de los patógenos más importantes causantes de diarrea neonatal, por lo que se ha puesto el foco en su control efectivo.

Esta bacteria forma parte de la microbiota intestinal porcina y las cepas virulentas pueden causar enfermedades entéricas.

La infección de los lechones se caracteriza por una leve inflamación de la mucosa, ocasionalmente con material necrótico adherente.

Las lesiones microscópicas pueden incluir daño superficial de los bordes epiteliales de las vellosidades del intestino delgado durante los primeros días de vida.

Otros patógenos pueden estar involucrados en casos de diarrea neonatal, junto con factores de manejo.

EL PAPEL DE C. PERFRINGENS A Y SUS TOXINAS ESPECÍFICAS

Un estudio publicado recientemente con muestras recogidas en un programa de seguimiento en diferentes países europeos evaluó la aparición de patógenos en las heces de lechones que padecían diarrea neonatal en 2020.

En el examen bacteriológico de las muestras de 116 granjas, las bacterias patógenas más frecuentemente aisladas fueron:

E. coli (48,6%)

C. perfringens (33,9%)

La tipificación de los aislados de C. perfringens reveló que todos pertenecían al tipo A (CpA).

El 90,6% de ellos portaban los genes codificadores de la toxina α y ß2 y, por tanto, mostraban un alto potencial de virulencia.

El análisis semicuantitativo reveló que tanto los aislamientos de E. coli (79,4%) como los de C. perfringens (96,7%) se presentan en cantidades moderadas o altas, lo que pone de manifiesto su papel en la patogénesis de las diarreas neonatales.

En los lechones, CpA ocasiona la enteropatía tras una fase de multiplicación que, a veces, se acompaña de la adhesión de la bacteria a la mucosa intestinal.

Todas las cepas de CpA producen la toxina principal CPA (toxina α) en cantidades variables, siendo la toxina β2 otra toxina importante, frecuentemente producida por cepas de CpA que causan diarrea en lechones.

Muchos autores sugieren que la toxina β2 juega un papel en la infección entérica en cerdos, pero también en otras especies animales.

La presencia del gen de la toxina β2 se utiliza para el diagnóstico y la caracterización de cepas que causan diarrea en lechones y se ha propuesto como marcador de patogenicidad.

EL PAPEL DE LA TOXINA β2

La mayoría de los aislados de CpA relacionados con casos clínicos contienen el gen de la toxina β2, lo que sugiere su papel en la patogénesis de las diarreas neonatales en lechones.

En investigaciones propias en las que todos los aislamientos fueron recolectados de casos clínicos de diarrea neonatal durante la identificación de candidatos vacunales, el 94,2% de las cepas de C. perfringens investigadas pertenecían al tipo A, y el 87,9% también fueron positivos para el gen de la toxina β2 (cpb2).

Las cepas con baja o moderada capacidad de producción de toxina α a menudo mostraron una significativa capacidad para producir toxina β2 in vitro. Se sugiere que existe un efecto sinérgico entre ambas toxinas, viéndose favorecida la entrada de la toxina α gracias a la acción de la toxina β2 con efectos negativos sobre la mucosa intestinal y su integridad.

En ensayos de intoxicación se demostró que las cerdas vacunadas forman anticuerpos frente a ambas toxinas (α yβ2) y que estos son transferidos a sus crías a través del calostro, desempeñando un papel protector.

Esto se demostró durante el registro de una nueva vacuna frente a la diarrea neonatal que contiene siete antígenos diferentes, incluidos los toxoides α y β2 (Enteroporc Coli AC, Ceva Salud Animal).

EFICACIA DE LA VACUNACIÓN FRENTE A CpA EN CONDICIONES DE CAMPO

En un ensayo realizado para evaluar la eficacia del componente C. perfringens tipo A (CpA) de una vacuna autorizada de toxoide C. perfringens tipo A/C en condiciones de campo se realizó el seguimiento, hasta los 26 días de vida, de:

Lechones de 16 cerdas nulíparas vacunadas

Lechones de 18 cerdas nulíparas control

La vacunación en condiciones de campo condujo a un aumento de anticuerpos contra las toxinas α y β2 en el suero y el calostro de las nulíparas vacunadas y resultó en una reducción significativa (p < 0,05) de la incidencia de diarrea (38,7% de lechones (84/217) de primerizas vacunadas con diarrea frente al 62% de lechones (161/257) de primerizas control).

La eficacia y protección inducida por la vacuna fueron demostradas en condiciones de campo en el caso de infección por CpA no complicada por otros patógenos involucrados en la diarrea neonatal.

Las cepas Cpβ2-positivas de C. perfringens tipo A se encuentran habitualmente en lechones que sufren de diarrea y juegan un papel importante en los casos de diarrea neonatal.

En estudios laboratoriales, basados en la cuantificación del patógeno, el 96,7% de los aislados de C. perfringens tipo A tienen unas tasas de crecimiento moderadas o altas, lo que pone de manifiesto su papel en los casos clínicos presentados para diagnóstico.

El uso de una vacuna comercial de C. perfringens tipo A con ambos toxoides (α y β2) resultó en la formación de anticuerpos frente a las toxinas α y β2 en el calostro, lo que protegió a los lechones frente a sus efectos y enfatiza la importancia de la vacunación contra este patógeno y el complejo diarreico neonatal.

Los programas de prevención deben centrarse en la protección de los lechones antes del destete mediante la vacunación de las cerdas gestantes para inducir la transferencia pasiva de anticuerpos e inmunidad celular a los lechones a través del calostro.

Referencias disponibles bajo solicitud.

Artículo adaptado de “Neonatal diarrhoea: An emerging problem on Farms” Publicado en PIG PROGRESS, Volume 38, No. 5, 2022

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