Por Abelardo J. López Ramos Veterinario. Especialista en Porcinocultura- Presidente de Agavepor
Sin duda, dentro de los factores principales para el manejo de los costes, se sitúa el pienso, que dependiendo del momento de producción, puede llegar a significar más del 80 % del coste bruto. Por lo tanto, la optimización de la alimentación de los animales es un tema primordial para obtener el máximo rendimiento productivo, y esto solo se consigue cuando la salud intestinal de los animales se encuentra en perfecto estado.
Esta salud intestinal, se define como la capacidad para mantener en equilibrio el ecosistema del tracto digestivo, siendo sus componentes naturales la dieta, la mucosa intestinal y la propia microbiota comensal, que se encuentra colonizando el intestino, con relaciones e interacciones entre bacterias patógenas y saprófitas, muchas veces en equilibrios precarios o muy sensibles a cualquier cambio de los componentes citados.
A todo ello hay que añadir los factores desestabilizantes, que pueden agravar o predisponer a que se haga efectivo ese equilibrio, siendo uno de los principales el efecto del estrés.
El destete es un factor estresante directo ya que se producen cambios bruscos: diferencias de temperatura, lucha por la jerarquía, paso de leche materna a concentrada, etc.
Es evidente que el momento del destete, de por sí, es un factor estresante directo, ya que en este momento se realizan una serie de cambios bruscos, pasando de un entorno cálido y de protección, a otro entorno más frío y de alta competitividad (diferencias de temperatura de los nidos, a las salas de destete, competencia directa por el alimento y lucha por la jerarquía de grupo), con cambios directos en la ingesta (leche materna, a alimentación concentrada, a pesar de que se cuente con productos de alta tecnología, que intenten minimizar el cambio), y desarrollo fisiológico de las mucosas intestinales.