La montanera es la culminación de todo el proceso productivo del cerdo de Bellota 100% Ibérico.
En la primera parte de este artículo se hizo una aproximación al manejo de los cerdos ibéricos en la premontanera. En esta segunda parte, profundizaremos en la fase final: la montanera. |
La fase de montanera se extiende desde noviembre hasta febrero y en esta etapa los cerdos engordan hasta alcanzar el peso y engrasamiento (conformación) adecuados, alimentándose de bellotas y hierba.
Para ello,[registrados] los cerdos arrancan la montanera con unos 100 kg, alcanzando los 170/180 kg al sacrificio.
Se produce durante este periodo un fenómeno de “crecimiento compensatorio” en el que estos animales, en algunos momentos, rozarán unas ganancias medias diarias (GMD) de casi 1 kg, con medias durante todo el periodo de más de 750 g.
El espesor de grasa dorsal (EGD) pasa de 15 mm a superar los 60 mm, aunque este dato no garantiza al 100% la infiltración, estando muy condicionada por la genética y el ejercicio. Lo más importante es que todos estos depósitos tendrán como origen el componente graso de la bellota.
El cerdo 100% ibérico de bellota ideal tiene 172 kg peso vivo, que se correspondería con una canal de 137 kg, obteniéndose un jamón fresco de 12,5 kg que acabará siendo una pieza curada de 8 kg.
ALIMENTACIÓN DE LOS CERDOS IBÉRICOS EN MONTANERA
Los cerdos ibéricos tienen una gran voracidad y capacidad de ingesta, siendo capaces de comer hasta 10 kg de bellota y más de 2 kg de hierba al día pastoreando libremente por la dehesa.
En el caso del cerdo ibérico, se ha producido un excelente ejemplo de adaptación al medio, ya que se ha fijado en su código genético la capacidad de detectar cuándo comienzan los efectos negativos de los taninos, desarrollando una solución ingeniosa que consiste en pelar la bellota, descartando la parte de cáscara rica en taninos y lignina, aprovechando la pulpa.
La pulpa de la bellota es un alimento muy energético, destacando su contenido en glúcidos y lípidos.
La grasa de la bellota se caracteriza por su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados, destacando entre ellos el ácido oleico. Esta grasa es absorbida y, sin modificación, rellena los adipocitos a nivel subcutáneo e intramuscular.
Por otro lado, el cerdo ibérico, por su genética, tiene una gran capacidad de síntesis endógena de grasa, de forma que el exceso de carbohidratos de la dieta basada en bellota se convierte en grasa rica en ácido oleico que se acumula en los adipocitos.
MANEJO DE LOS CERDOS IBÉRICOS EN MONTANERA
Los cerdos ibéricos son animales gregarios y sociales que exploran, comen, descansan y viven en grupo. La montanera, con sus grandes espacios abiertos de dehesa, permite el desarrollo de este comportamiento social.
El manejo en la fase de montanera, aunque lo parezca, no es sencillo. No se trata de simplemente “soltar” a los animales al campo, sino que el ganadero debe saber organizar y gestionar los recursos además de manejar correctamente los cerdos. Se trata, por tanto, de un “arte”, un saber hacer centenario.
El fin último es poder garantizar un mínimo de 1.000 kg de bellota por animal, siendo fundamental conocer la capacidad productiva de la finca y realizar un aforo preciso. |
Con la experiencia acumulada, opinamos que el manejo ideal es el de rotación frecuente de las parcelas.
La caída del fruto del Quercus se alarga durante unos dos meses, cayendo las últimas bellotas de las variedades más tardías a principios de enero, quedando “almacenada” en la dehesa hasta que los cerdos las van ingiriendo progresivamente.
Es importante recordar que, en la mayoría de las fincas de dehesa, también hay presencia de rumiantes, como vacuno u ovino.
Cabe destacar la escasísima incidencia de problemas sanitarios y casos clínicos en esta fase.
Al tratarse de animales de gran edad y rusticidad, si se ha llevado a cabo un buen plan sanitario, con vacunaciones adecuadas y desparasitaciones pautadas, y se les provee de alojamiento adecuado, los cerdos andarán por la dehesa devorando las bellotas en perfecto estado de salud.
Durante este período, visitamos las granjas con frecuencia para comprobar el manejo correcto y ver el estado de conformación de los animales. Cuando se van acercando al objetivo marcado, indicamos al ganadero que haga pesaje.
En las visitas técnicas, además de supervisar el manejo y ayudar a los ganaderos a solventar cualquier eventualidad, continuamos verificando el cumplimiento con los estándares de Bienestar Animal, un proceso que realizamos a lo largo de toda la vida de los cerdos.
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