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Estoy ante un caso de CRP – ¿Y ahora qué?

Escrito por: M. Jiménez - Servicio Técnico MSD Animal Health , M. Marcos - Servicio Técnico MSD Animal Health , Rut Menjón -

Servicio Técnico MSD Animal Health

Imaginemos que es nuestro primer día de trabajo como veterinarios de porcino y recibimos una llamada por un proceso respiratorio en cerdos de cebo. Inevitablemente, mentalmente empezamos a revisar todas las posibles patologías implicadas: PRRS, Influenza, PCV2, Mycoplasma, App…

Repasaremos todos nuestros conocimientos sobre cada una de ellas, pero luego la realidad es algo distante a la imagen que nos proporcionan los libros de texto.

Sin duda, es necesario conocer las patologías de manera individual, pero en la práctica, sobre todo en lo referente a los procesos respiratorios, raramente nos enfrentamos a una patología de etiología única.

Lo más frecuente es encontrarnos con varios agentes infecciosos involucrados, algunos primarios y otros secundarios, incluso agentes habituales de la flora respiratoria, que están interaccionando, en ocasiones incluso agravando el proceso clínico individual, lo cual complica la imagen clínica y, por tanto, el diagnóstico del proceso.

Esta situación puede verse agravada por factores externos no infecciosos como el ambiente, manejo, factores genéticos, etc.

Bien, pues para describir toda esta amalgama de factores, a mediados de los 90 se acuñó el término Complejo Respiratorio Porcino (CRP) (Dee, 96), cuyo objetivo era englobar la complejidad de factores que pueden desembocar en un proceso respiratorio en animales en crecimiento, incluyendo tanto agentes infecciosos (virus y bacterias) como aspectos medioambientales, de manejo o incluso genéticos (Diseases of Swine, 10th Edition).

El CRP ha sido durante años considerado como el causante de las mayores pérdidas económicas en el sector porcino, y no es de extrañar, sobre todo si pensamos en sus inicios, con virus “nuevos” como el PRRS y posteriormente el PCV2 afectando a la cabaña porcina.

Esta situación se vio agravada por ciertas circunstancias, como el aumento del tamaño de granja, la “moda” de los cebos multiorigen o el desconocimiento sobre la importancia de la adaptación de la reposición, todos ellos factores que demostraron agravar las consecuencias del CRP.

Afortunadamente, los efectos del CRP sobre la producción porcina actualmente no son tan devastadores como décadas atrás.

Las razones son varias, pero sin duda, la implantación general de protocolos de control mediante vacunación de agentes primarios como el PCV2, M. hyopneumoniae o el PRRS, han jugado un papel crucial.

Adicionalmente, la mejora en las condiciones medioambientales de las granjas, así como la implantación de estrategias de manejo como los sistemas TD-TF o la producción multisitio, han sido también clave para reducir su impacto.

Como cualquier proceso multifactorial, gran parte de la dificultad en su control radica en la necesidad de realizar un correcto diagnóstico para poder aplicar posteriormente las medidas de control y prevención más adecuadas.

A continuación, nos centraremos en los aspectos que consideramos más relevantes para el diagnóstico, control, y seguimiento de los casos de CRP.

Un correcto diagnóstico será clave para el éxito de la resolución de un caso de CRP.

Para ello, necesitaremos la historia clínica, los datos productivos de la explotación, los protocolos sanitarios(vacunas y tratamientos antibióticos), analizar las condiciones medioambientales y de manejo, el análisis clínico de los animales afectados, realización de necropsias si hay bajas, etc.

Y entonces sí, una vez realizados todos los pasos previos, es el momento de apoyarnos en el diagnóstico laboratorial, para poder llegar a un diagnóstico definitivo.

Como hemos comentado previamente, los agentes etiológicos que participan en el CRP pueden clasificarse como primarios o secundarios (Tabla 1).

La relevancia de unos u otros puede variar en función del área geográfica. Los agentes primarios son los que generan las lesiones iniciales, facilitando las infecciones por agentes secundarios.

Hay que tener en cuenta que los agentes infecciosos descritos son en su mayoría altamente prevalentes en las granjas, por lo que su sola presencia no implica que sean causantes de la clínica que estamos observando.

Debido a la complejidad del proceso, es frecuente tener que recurrir al diagnóstico laboratorial. En ese caso, la toma de muestras es clave para el éxito del diagnóstico.

Las muestras deben ser de animales representativos del proceso que estamos observando y el tipo de muestra deberá adaptarse a cada patología en concreto (por lo que es importante conocer la dinámica de infección de cada enfermedad), al material disponible (animales vivos o muertos) y a las técnicas laboratoriales a nuestro alcance.

Las opciones diagnósticas son muy extensas, y no son objeto de este artículo, pero a modo de resumen, en la Tabla 2 podemos ver las técnicas más frecuentemente utilizadas.

VALORACIÓN PULMONAR

Otra herramienta que también nos proporciona información muy útil para el diagnóstico de la patología respiratoria es la valoración pulmonar a nivel de matadero, que nos permite diagnosticar la presencia de enfermedades, cuantificarla (extensión y gravedad de las lesiones) y valorar la efectividad de los tratamientos y programas de control implementados (o la necesidad de implementarlos).

 

Es especialmente útil para valorar:

LESIONES DE NEUMONÍA ENZOÓTICA

Compatibles con infección por M. hyopneumoniae

PLEURITIS

Compatibles con infecciones por A. pleuropneumoniae

Finalmente, teniendo en cuenta que en el CRP los factores medioambientales tienen también un papel determinante, no hay que olvidarse de evaluar la calidad de estos. Para ello, se recomienda realizar auditorías ambientales, en las que se evalúen parámetros tales como la temperatura, humedad, velocidad y calidad del aire (CO2, CO, NH3).

Si la etiología del CRP es multifactorial, lo lógico es que también lo sean las medidas necesarias para su control, siendo las más frecuentes la vacunación, la antibioterapia y la mejora de las condiciones medioambientales y de manejo.

La vacunación es sin duda la pieza esencial del control del CRP. Antes de implantar el plan vacunal, es necesario tener en cuenta una serie de cuestiones:

Vacunar frente al agente primario causante del proceso. Comprobar no solo que el agente primario está presente, sino que es el causante de la infección activa.

Ajustar el plan vacunal a cada granja en particular.

Comprobar el momento de infección para asegurar el tiempo suficiente para generar inmunidad desde la vacunación hasta la infección. Este punto es especialmente importante para algunas patologías como el PRRS, donde la generación de inmunidad es lenta (4-6 semanas).

Evitar la interferencia con la inmunidad maternal (MDA). Frecuentemente debemos vacunar en presencia de MDA, lo cual puede afectar a la eficacia de la vacuna en función de la edad y del producto comercial empleado. Este punto debe tenerse en cuenta especialmente en la vacunación frente a PCV2, y también, aunque en menor grado frente a PRRS y M hyo.

Vacunar solo animales sanos. La presencia de otras infecciones víricas o parasitosis en el momento de la vacunación puede reducir la eficacia de esta. Hace años que se conoce el efecto negativo que ejerce el virus PRRS sobre la eficacia de la vacunación frente a M hyo (Thacker, 2001) y, recientemente, se ha demostrado un efecto similar en el caso de la vacunación frente a PCV2 de lechones virémicos de PRRS, en los que se ve comprometida la respuesta inmune celular posvacunación (Canelli, 2006).

Asegurar la suficiente duración de inmunidad. Necesitamos que la vacuna elegida genere una inmunidad lo suficientemente larga como para proteger al animal durante toda la fase de cebo. Este punto es especialmente importante para patologías como PCV2 y M hyo.

Afortunadamente, en la actualidad se dispone de productos comerciales altamente eficaces y rentables para el control de la mayoría de los agentes primarios del CRP, lo cual facilita su control sensiblemente.

Ello queda demostrado en las altas tasas de vacunación de lechones que observamos en nuestro país para los agentes primarios más prevalentes (PCV2 99%, M hyo 80%, PRRS 20%. Datos estimados basados en el censo animal y Veterindustria).

 

La antibioterapia es una estrategia sin duda útil para el control de las infecciones bacterianas.

Ahora bien, su uso debe quedar limitado al tratamiento de los animales enfermos y no debe usarse como una estrategia de control en sí misma, salvo excepciones puntuales y limitadas en el tiempo, mientras se instauran medidas profilácticas.

En el caso de su uso, es imprescindible que este sea racional y prudente, y basado en datos laboratoriales previos.

Por tanto, es necesario el aislamiento previo del agente infeccioso involucrado y la realización de un estudio de sensibilidad antibiótica (preferiblemente estudio de Concentración Mínima Inhibitoria (CMI)).

A la hora de elegir el antibiótico más adecuado, es necesario seguir las recomendaciones sobre el uso responsable de antimicrobianos de la Agencia Europea y Española del Medicamento (AMEG 2019). Los antimicrobianos se clasifican en:

Categoría A: prohibidos

Categoría B: uso restringido

Categoría C: uso con precaución

Categoría D: uso prudente

 

Cualquier mejora de las condiciones medioambientales y de manejo de los animales con CRP será útil para minimizar sus efectos, por lo que todas las mejoras realizadas en estos ámbitos serán importantes.

Para ello, puede sernos útil la realización de Auditorías de Ambiente, así como de Auditorías de Bioseguridad, externa, pero sobre todo interna, que contemplen factores como la limpieza y desinfección o el manejo TD-TF estricto.

 

Tan importante es la implantación de un plan de control frente al CRP como el correcto seguimiento del mismo, de modo que nos permita valorar de manera objetiva su eficacia y rentabilidad.

Por tanto, es necesario establecer de manera clara cuales son los objetivos por conseguir y en cuanto tiempo debe hacerse, para poder tomar medidas correctivas en el caso de que los resultados no sean los esperados.

Afortunadamente, para ello disponemos de numerosas herramientas, como la valoración clínica, análisis de los datos productivos, análisis laboratoriales, valoraciones pulmonares a nivel de matadero y análisis de costes, que nos permitirán evaluar la eficacia y rentabilidad de las estrategias implementadas.

 

El CRP sigue siendo un desafío al que los veterinarios debemos enfrentarnos de manera habitual. Afortunadamente, disponemos de muchas herramientas eficaces para su control, entre las cuales la profilaxis vacunal y la mejora de las condiciones ambientales y de manejo tienen un papel predominante.

Referencias

Dee, S. (1996). The porcine respiratory disease complex: are subpopulations important? Swine Health and Production. Volume 4, Number 3, pp. t47-t49.

Thacker and Thacker (2001). Factors affecting the efficacy of the M.hyopneumoniae vaccine. The Pig Site

Canelli et al (2016). Immune response to PCV2 vaccination in PRRSv viraemic piglets. Veterinary Record, February 20.

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