Manejo y Bienestar Animal
Para leer más contenidos de Revista porciNews Latam marzo 2023
La globalización y la competitividad en la producción porcina actual nos obliga a tener granjas más productivas. Hoy, ser un productor eficiente inicia con destetar un lechón al menor costo posible.
La longevidad de las cerdas se asocia favorablemente con un aumento tanto en las ganancias como en el bienestar animal, tema que cada día toma mayor importancia en la producción porcina mundial.
Por definición, una cerda más longeva permanece por más tiempo y produce más kilogramos totales en nuestro plantel.
En consecuencia, la distribución de partos de una piara afectará tanto el rendimiento económico como el biológico de una piara.
La distribución de paridad óptima es un tema complejo ya que está relacionado con factores biológicos, económicos, y en ocasiones ligados al manejo e instalaciones propias de la granja.
La longevidad de una cerda puede considerarse como:
Por lo tanto, aumentar su longevidad permite que el costo de desarrollo de una hembra de reemplazo se distribuya entre más partos. Actualmente, no hay un consenso sobre cómo definir y estimar los valores genéticos para la longevidad, por lo que se utiliza una combinación de:
Con estos indicadores, y utilizando metodologías de selección genómica se puede realizar una selección de precisión de longevidad en las primeras etapas de la vida.
El primer paso es hacer una selección en base al rendimiento de cada cerda, o sea eliminando lo antes posible a las hembras no productivas, y manteniendo un hato altamente productivo.
La única manera eficiente de lograrlo es mantener una base de datos fidedigna, actualizada, y hacer un análisis continuo de la producción de cada una de las hembras activas en el hato.
Cuando esto se logra, se pueden aprovechar las oportunidades para adoptar políticas de descarte susceptibles de optimizar los perfiles de paridad del hato para un mejor desempeño económico.
Entonces, las decisiones de desecho deben centrarse en la eliminación de cerdas que no puedan competir con la producción de una hembra de reemplazo que además nos permitirá reducir el rezago genético.
Es decir, reducir el tiempo requerido para que el mejoramiento genético pase del núcleo al nivel comercial. Lograr esto nos lleva a romper los paradigmas de las estructuras tradicionales de la distribución censal aquellas con:
Esto, gracias a que los avances genéticos y reproductivos han logrado que el rendimiento de las cerdas jóvenes, medidos en indicadores claves de rendimiento (KPI, por sus siglas en inglés) es casi tan alto como el de las cerdas de entre 3 a 6 partos.
Sin embargo, debemos tener precaución con esta modalidad, pues en mi opinión, aumentar de forma excesiva el reemplazo de hembras puede causar problemas productivos (gráfico 5) y sanitarios.
Esta información fue publicada desde 1997 por la Dra. Sandra Edwards de la Universidad de Newcastle en el Reino Unido, y sigue siendo vigente hasta la fecha. La clave del éxito consiste en manejar un programa adecuado de aclimatación tanto reproductivo como sanitario para las hembras de reemplazo.
Las causas de desecho se dividen en:
En la última década, la mortalidad en cerdas es una preocupación creciente ya que ha ido en aumento en muchas granjas porcinas y sistemas de producción, convirtiéndose en la causa de desecho involuntaria más importante en la producción porcina.
Tema que sigue siendo motivo significativo de investigación y discusión en diferentes foros mundiales. La mortalidad en hembras, además de aumentar las pérdidas económicas, afecta negativamente la moral de los empleados y compromete el bienestar animal.
Las causas de la mortalidad de las cerdas pueden estar asociadas con factores infecciosos y no infecciosos, incluidos aquellos relacionados con enfermedades, prácticas de manejo, nutrición y medio ambiente como se presenta en el gráfico 6.
Existen dos formas de optimizar la longevidad de las cerdas:
La eliminación prematura tiene un impacto desfavorable en la rentabilidad y el bienestar de las cerdas, por lo que aumentar la longevidad de una cerda permitirá que el costo del desarrollo de una primeriza se distribuya entre más partos, lo que aumenta la oportunidad de que sea más rentable.
Ahora bien, no todo debe estar relacionado con los costos, no olvidemos que un aumento en el porcentaje de reemplazo significa una disminución en la inmunidad general del hato. Está bien documentado que las hembras primerizas y sus lechones tienen una menor inmunidad contra los microrganismos presentes en la granja, situación que juega un papel desfavorable en hatos con un estatus sanitario bajo o inestable.
Es decir, en una piara dónde no se ha logrado controlar la circulación de los patógenos presentes o conseguir una inmunidad adecuada contra los mismos. Además, las camadas numerosas de las hembras altamente productivas tienen un porcentaje importante de lechones con menor vitalidad y peso al nacimiento.
Varias publicaciones indican que estos lechones presentan cordones umbilicales adheridos, nacen con disnea, apnea o latidos cardíacos anormales, y tardan más en alcanzar la teta de la madre resultando en que maman una menor cantidad del calostro requerido para mantenimiento y para obtener una inmunidad sólida.
En conclusión, y como ya lo mencioné, entre otros, la genética, el medio ambiente, el manejo reproductivo, nutricional, y general, así como las instalaciones de cada plantel, influyen grandemente en la supervivencia de una hembra.
Por lo que recomendar una curva censal para la producción porcina latinoamericana es un reto difícil. Así que mi recomendación en este tema es que mantengan un sistema de registros actualizado y fehaciente para que cuenten con información útil que les permita llegar a conclusiones informadas que respalden su decisión de cuál debe ser la mejor distribución de paridad en su granja para que les permita seguir siendo un productor de alto rendimiento.