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La enfermedad de Glässer, se ha caracterizado por ser un proceso infeccioso de tipo septicémico capaz de causar poliserositis (inflamación fibrinosa del peritoneo, pleuras, pericardio, meninges y articulaciones), lo cual desencadena en claudicaciones y/o cojeras, pleuresía, neumonía, desmedro y hasta la muerte de los cerdos.
Aun cuando los efectos de su forma tanto aguda como crónica son devastadores, la enfermedad de Glässer era considerada tradicionalmente como una patología porcina de importancia menor, debido a lo esporádico de su presentación, generalmente asociada a situaciones de estrés y/o la mezcla de animales portadores con cerdos libres de la infección.
Sin embargo, en los últimos años se viene observando un claro incremento de su incidencia, especialmente en la fase de transición, donde constituye una de las patologías de mayor impacto económico para el productor.
Esta situación viene motivada por la adopción de nuevos sistemas de manejo, la puesta en marcha de explotaciones de elevado estado sanitario y la aparición de nuevos agentes infecciosos con efectos sobre la capacidad del sistema inmune del cerdo.
Esto se ha traducido en una inadecuada inmunidad a nivel de piara, lo que, a su vez, implica una deficiente transferencia de la inmunidad maternal, por lo que los lechones tenderán a entrar en contacto con la bacteria una vez desaparecidos los anticuerpos calostrales y, por lo tanto, desarrollarán la enfermedad.
Las pérdidas achacables a esta infección se derivan del incremento de las tasas de mortalidad en los cerdos afectados, el deterioro de los parámetros productivos (menor velocidad de crecimiento y mayor índice de conversión) y el encarecimiento de los costos de producción en virtud de los gastos ocasionados por su prevención, tratamiento y control.
¿Cuál es el agente causal de esta enfermedad?
Esta patología es causada por un cocobacilo, gram negativa, de tamaño pequeño que va de 1 a 7 mm de largo y 0,2 a 2 mm de ancho, que pertenece a la familia Pasteurellaceae, inmóvil, aerobio y anaerobio facultativo. Además, es dependiente del factor V de coagulación de la sangre (nicotinamida adenina dinucleótido) para su crecimiento, por lo que debe ser cultivado en agares que incorporan sangre calentada más conocidos como agar chocolate.
Esta bacteria fue aislada por primera vez en un cuadro de serositis fibrinosa en cerdos en el año de 1910 por K. Glässer. Inicialmente se conoció como Haemophilus influenzae suis porque se parecía a la gripe humana, posteriormente se le denominó Haemophilus suis, para finalmente ser clasificada taxonómicamente en 1969 como Haemophilus parasuis.
Y es hasta el año 2020 que la bacteria que se conoció como Haemophilus parasuis, cambió el nombre nuevamente haciendo honor a quien la descubrió, llamándose hoy en día Glaesserella parasuis.
De forma adicional, la Glaesserella parasuis se ha caracterizado por lo exigente de sus condiciones de crecimiento y su labilidad, infectando a los cerdos a edades muy tempranas, incluso antes de la semana de vida, siendo un habitante normal de su cavidad nasal y vía respiratorias altas, al punto de considerar que la mayoría de las cepas de G. parasuis aisladas allí son apatógena, aunque no se excluye que en dicha localización puedan existir cepas virulentas.
Hasta ahora se han descrito 15 serotipos con distintos grados de virulencia, aunque conviene destacar que un porcentaje variable (15 – 25%) de cepas de G. parasuis aisladas, no son clasificables en ninguno de los serotipos conocidos. Se ha demostrado que un determinado grupo de cerdos puede estar infectado por más de un serotipo, fenómeno que puede darse, incluso, a nivel de individuo.
Cepas de referencia de los 15 serotipos de Glaesserella parasuis (Kielstein y Rapp-Gabrielson, 1992)
Las cepas particularmente que causan la enfermedad y la muerte súbita de cerdos pertenecen a los serotipos 1, 5, 10, 12, 13, 14, mientras que los serotipos 6, 7, 9 y 11 se consideran no virulentas y las cepas que pertenecen a los serotipos 2, 3, 4, 8 y 15 muestran una virulencia intermedia que de igual manera desencadenan una poliserositis y la muerte en algunos casos.
Tras la realización de varios estudios epidemiológicos los cuales se han basado en serotipificación, se ha constatado que esta bacteria es omnipresente y afecta a todos los países con producción porcina. La morbilidad y la mortalidad pueden variar entre el 5-10% y hasta el 70% en rebaños ingenuos, así mismo, la frecuencia de los distintos serotipos de G. parasuis varía de un país a otro, aunque presentando algunos puntos en común.
Es destacable el hecho que los serotipos 4 y 5 sean los más comunes a nivel mundial, ya que este dato coincide con los publicados por países como, Canadá, Estados Unidos, México, Brasil, Argentina, la Union Europea, Japón, China y Taiwán.
¿Cómo se transmite esta enfermedad?
Los lechones se infectan a muy temprana edad, puesto que entran en contacto con las bacterias cuando se encalostran y amamantan. Investigaciones han demostrado que retirar a los lechones antes de que puedan amamantar los mantiene ingenuos frente a Glaesserella parasuis. Los portadores sanos pueden eliminar las bacterias en su secreción nasal hasta por 6 meses.
Esta infografía se pertenece a la publicación Diagnosticar para controlar la enfermedad de Glässer publicada el 06 de julio de 2017 y su link es: https://porcinews.com/diagnosticar-para-controlar-enfermedad-glasser/
En la mayoría de granjas, donde esta bacteria es endémica, las cerdas producen una fuerte inmunidad maternal que normalmente persiste en su progenie entre 3 a 5 semanas. Los casos clínicos tienen mayor prevalencia en cerdos de 4 a 8 semanas de vida, en algunos casos cerdos gordos y muy rara vez en cerdas adultas, a no ser que no hayan tenido contacto previo. En ocasiones pueden estar presentes en lechones lactantes, principalmente en granjas nuevas en las que todas las cerdas son primerizas.
Las malas prácticas de manejo que alteran el equilibrio entre la protección de anticuerpos y la carga bacteriana provocan el desarrollo de signos clínicos. Sin el apoyo suficiente del sistema inmunológico, G. parasuis puede invadir las células endoteliales de los pulmones y llegar a los órganos principales después de una septicemia breve.
¿Qué factores contribuyen con esta enfermedad y su gravedad?
Dentro de las causas que pueden predisponer y afectar a la piara se encuentra:
¿Cómo se diagnostica?
Debido a que la presentación clínica puede ser indistinguible de la infección por Streptococcus suis, las pruebas de laboratorio son necesarias además de los hallazgos de la necropsia. Glaesserella parasuis puede aislarse mediante cultivo en agar chocolate, pero debido a que es una bacteria frágil, esta puede morir fácilmente durante el transporte de la granja al laboratorio, para lo cual se recomienda frotar el área fibrinosa durante la necropsia dando como resultado la mayor probabilidad de éxito si se utiliza el medio Amies para el transporte.
La Reacción en Cadena de la Polimerasa – PCR en tejidos como el cerebro, los pulmones, el líquido del pericardio o un hisopo articular es la prueba estándar, ya que es muy sensible.
Se debe hacer un diagnóstico diferencial con otras enfermedades que causan signos del Sistema Nervioso Central como lo son: toxicidad por sal, E. coli F18 y Streptococcus suis, y en cuanto al poliserositis y cojera, se debe incluir Mycoplasma hyorhinis, Streptococcus suis y Erysipelothrix rhusiopathiae.
Esta infografía se pertenece a la publicación Diagnosticar para controlar la enfermedad de Glässer publicada el 06 de julio de 2017 y su link es: https://porcinews.com/diagnosticar-para-controlar-enfermedad-glasser/
¿Cómo se puede tratar, prevenir y controlar?
El tratamiento con antibióticos de los cerdos infectados tiene éxito siempre y cuando se administre parenteralmente, ya que es poco probable que los cerdos afectados se levanten a comer y beber.
La Glaesserella parasuis es sensible a una amplia gama de antibióticos, sin embargo, se han reportado múltiples resistencias, por lo que se debe realizar antibiogramas. Las vacunas están disponibles y son efectivas, siempre que se elijan las cepas adecuadas. Antes de vacunar, se debe aislar y serotipar las cepas que se encuentran comúnmente en el rebaño para desarrollar una vacuna autógena.
Así mismo, a la hora de plantearse un posible programa vacunal frente a la enfermedad de Glässer, conviene tener en cuenta que la inmunidad maternal es efectiva frente al desafío por Glaesserella parasuis y que ésta viene a durar del orden de entre 3 a 5 semanas, por lo que, en casos precoces de la enfermedad de Glässer, es decir, en lechones de edades inferiores a las 6 semanas, se recomienda la vacunación de sus madres para para garantizar la transferencia de un nivel adecuado de anticuerpos a los lechones a través del calostro, mientras que cuando la enfermedad aparece a partir de esa edad, está indicada la vacunación de los lechones.