En anteriores artículos sobre la salud intestinal del lechón, hemos repasado prácticamente todos los campos del conocimiento sobre la salud intestinal.
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El impacto de las condiciones sanitarias y las prácticas de producción animal (principalmente la limpieza e higiene de los lugares donde viven los cerdos) sobre la productividad es bastante desconocido.
Cuantificar los resultados en términos de conducta y productividad resultará útil para determinar los mecanismos que condicionan la interacción de los cerdos con su ambiente, lo que puede contribuir a mejorar nuestras estrategias nutricionales y, por ende, la salud intestinal del lechón.
Resulta importante conocer el impacto que tienen la activación del sistema inmunitario y las condiciones ambientales (limpieza y desinfección) de las granjas sobre la salud intestinal.
Las malas condiciones sanitarias inducen una respuesta inflamatoria que interfiere con el crecimiento debido a la competencia por los nutrientes entre tejidos estructurales (músculo y tejido adiposo) y la función inmunitaria1,2, produciéndose un desvío de los nutrientes hacia funciones de defensa inmunitaria en detrimento de la ganancia de peso.
La microbiota intestinal del lechón se establece a las 48 horas del nacimiento y depende, entre otros factores, de:
La microbiota del canal del parto, que puede ser autóctona o alóctona.
La edad del lechón y el ambiente en el que se desarrolla.
El uso de agentes antimicrobianos.
La dieta.
Los factores estresantes.
La genética.
¿FIBRA PARA HACER FRENTE A LAS DEFICIENCIAS SANITARIAS?
Se ha demostrado que mediante la modificación de los niveles de fibra dietética es posible alterar la microbiota intestinal, observándose diferencias entre animales alojados en ambientes contaminados o no contaminados.
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Los lechones alimentados con las dietas con altos niveles de fibra tendieron a crecer y comer menos (p = 0,06 y p = 0,10, respectivamente) en la etapa de 0 a 14 días postdestete, especialmente los mantenidos en condiciones ambientales deficientes. Además, [registrados]estos últimos tuvieron heces más líquidas durante la primera semana postdestete.
Sin embargo, no se registraron diferencias significativas en los parámetros productivos durante la segunda semana del primer periodo experimental (7-14 días postdestete) ni durante el segundo periodo (15-34 días postdestete).
Cabe resaltar que los lechones alojados en condiciones deficientes contenían mayores cantidades (estadísticamente significativas) de Lactobacillus y Enterobacteriaceas y menos bacterias anaerobias sulfito reductoras (+0,9, +1,1 y -2,11 Log10 CFU/g de heces)3, no observándose diferencias en los niveles de Streptococcus y bacterias totales. |
Los lechones alojados en condiciones ambientales deficientes tuvieron, proporcionalmente, menos acetato y más butirato en las heces, efecto que pudo estar relacionado con la presencia de más Lactobacillus.
Además, los cerdos en condiciones deficientes tuvieron una mayor afectación sanitaria debido a la presentación de diarreas durante la última fase del estudio (43% del tiempo) en comparación con las dos primeras fases (<10%).
Concretamente, la disminución en la GMD en los cerdos alojados en condiciones deficientes es atribuida a un estancamiento en el CMD.
Hay que añadir que estos cerdos pueden tener un incremento en las necesidades de nutrientes como consecuencia de la inflamación y la activación del sistema inmunitario. No obstante, en este estudio el nivel de haptoglobina en el plasma se afectó ligeramente por la condición sanitaria (Tabla 2)⁴.
La interacción entre haptoglobina y condiciones sanitarias tendió a ser estadísticamente diferente (p = 0,10) en la totalidad del estudio.
Kahindi et al. (2017)6 llegaron a la conclusión de que el deterioro de los resultados productivos en cerdos mantenidos en condiciones deficientes se debía a que la activación del sistema inmunitario modificaba la relación entre los aminoácidos azufrados y la lisina digestible, siendo inferior el consumo en cerdos en condiciones deficientes debido a una reducción del apetito y, por tanto, a un exceso de metionina.
Según los autores de este estudio, los aminoácidos azufrados (metionina y cistina, SAA) se utilizarían para la síntesis de proteínas de fase aguda en detrimento del crecimiento, tal y como indica el nivel de nitrógeno ureico en plasma (PUN) y la relación entre la altura de las vellosidades intestinales (VH) vs la profundidad de las criptas intestinales (CD) que mejora a medida que se aumenta la relación de los aminoácidos azufrados con respecto a la lisina.
El intestino utiliza alrededor del 30% de la metionina dietética para la producción de energía, la síntesis de cisteína, la producción de antioxidantes y mucina, la proliferación de enterocitos y el mantenimiento del estado redox de los tejidos.
Sabemos que las condiciones en las que se mantienen a los cerdos influyen en su salud intestinal pero los mecanismos implicados no están completamente dilucidados.
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Bibliografía
1. Le Floc’h N. et al. (2009). The effect of sanitary status degradation and dietary tryptophan content on growth rate and tryptophan metabolism in weaning pigs. Journal of Animal Science 87, 1686–1694.
2. Le Floc’h N. et al. (2010). A moderate inflammation caused by the deterioration of housing conditions modifies Trp metabolism but not Trp requirement for growth of post-weaned piglets. Animal 4, 1891-1898
3. Los Lactobacillus son considerados bacterias beneficiosas por su efecto positivo sobre el equilibrio de la microbiota intestinal mientras que las bacterias sulfito-reductoras son considerados bacterias con efectos perjudiciales para el hospedador debido a la alta producción de sulfuro de hidrógeno que es nocivo para el epitelio intestinal.
4. Klasing KC and Johnstone BJ 1991. Monokines in growth and development. Poultry Science 70, 1781 1789
5. Mekhaiel, D. N. A., et al. 2011. «Do Regulatory Antibodies Offer an Alternative Mechanism to Explain the Hygiene Hypothesis?» Trends in Parasitology 27 (12): 523-29.
6. Kahindi, R. 2017. «Optimal Sulfur Amino Acid to Lysine Ratio for Post Weaning Piglets Reared under Clean or Unclean Sanitary Conditions». Animal Nutrition 3 (4): 380-85.
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