Hace décadas que hablamos de complejos, tanto entérico como respiratorio, como una asociación entre patógenos que interaccionan entre sí y se potencian unos a otros. O al menos actúan de forma simultánea aprovechando la debilidad propiciada por alguno de ellos.
Centrándonos en el complejo entérico, vemos interacciones entre virus (rotavirus, coronavirus de gastroenteritis transmisible porcina o diarrea vírica epidémica), bacterias (E. coli, Lawsonia intracellularis, Clostridium sp., Brachyspira hyodisenteriae, Salmonella sp., etc.) y diversos parásitos.
Hay interacciones evidentes como entre rotavirus y E.coli, pero hay otras que no están tan bien estudiadas. Y una de las hipótesis que siempre se han barajado es que cuantos más de estos patógenos tengamos controlados, más difícil lo tendrán los otros para ejercer su acción patogénica.
En este trabajo se estudió la presencia de patógenos relacionados con el complejo entérico, como Salmonella enterica, Brachyspira hyodisenteriae y Lawsonia intracellularis, como tres de los más importantes de este complejo, en animales vacunados y no vacunados frente a E. coli y toxoide de Clostridium perfringens tipo C con Colidex-C (Vetia, España).
Animales
Se utilizaron un total de 3.762 cerdos de cruzamiento comercial Duroc x (Landrace x Large White).
Se vacunaron a los 10 y 20 días de edad
Se dejaron animales control
Se criaron en ciclo cerrado, en naves adyacentes. Los animales provenían de cerdas vacunadas, con la misma vacuna del experimento, a los 80 días de gestación así como en las dos gestaciones anteriores.
Muestras
Se decidió muestrear los animales al sacrificio, puesto que la intención era estudiar la influencia de la vacunación a muy largo plazo (al final de la vida productiva de los animales).
En el matadero, se tomaron muestras de íleon y colon, procurando no contaminar la muestra con suciedad ambiental o con restos de otros intestinos.
Una vez tomadas las muestras con bisturí estéril se metieron en un contenedor estéril de plástico.
Se tomaron 25 muestras de cada uno de los grupos experimentales.
En el laboratorio se lavaron cuidadosamente las muestras y se procedió a aislar el ADN contenido en el tejido, preservándose a -80ºC hasta el momento de su análisis.
Se testó la presencia de los tres patógenos mediante PCR clásicaSuh y Song (2005), que es una PCR múltiplex en la que se amplifican simultáneamente los tres patógenos.
Para la PCR en tiempo real cuantitativa, se utilizaron *primers previamente diseñado para L. intracellularis (Lindecrona et al., 2002), B. hyodisenteriae (Akase et al., 2009) y Salmonella sp. (Fenaux et al., 2004) y se llevó a cabo utilizando química Sybr-green.
*Fragmento corto de ADN de cadena simple con afinidad por secuencia de ADN que se desea amplificar y que sirve para iniciar el proceso de ampliflicación.
Para la cuantificación se construyó una curva estándar mediante un plásmido para cada uno de los tres patógenos.
Las frecuencias se analizaron utilizando un test de chi cuadrado y las diferencias entre grupos mediante U de Mann-Whitney.
Resultados
Ninguna de las muestras fue positiva para B. hyodisenteriae y Salmonella, por ninguna de las dos técnicas.
Respecto a L. intracellularis, los resultados para las PCR en ambas técnicas aparecen en la Tabla 1:
Hubo menor frecuencia de positivos de los esperados en el grupo vacunado (p<0,001) en ambas técnicas y en los dos tejidos. Se observa cómo las frecuencias son distintas en las dos PCR debido a que la PCR en tiempo real tiene mayor sensibilidad.
Otra diferencia significativa fue el número de muestras que fueron positivas simultáneamente en ambos tejidos. Mediante la PCR clásica ninguna de las muestras del grupo vacunado fue positiva simultáneamente, mientras que un 15% lo fue en el grupo control (p=0,03). Al usar la q-PCR se sigue la misma proporción; un 15% el grupo vacunado y un 70% el grupo control (p=0,001).
Las copias de ADN por gramo de tejido aparecen en la Figura 1.
En los dos tejidos hay una gran diferencia en la cuantificación de L. intracellularis, siendo significativa en el íleon (p=0,004), mientras que no lo es en colon dada la baja cuantificación en el grupo vacunal.
Es remarcable la diferencia en la dimensión de las cuantificaciones:
Íleon: En las muestras de íleon del grupo control hay una media de más de un 1.200.000 copias frente a algo más de 600 copias en el grupo vacunado.
Colon: En el colon, el grupo control obtuvo cuantificación de más de diez mi copias frente a menos de 20 en el grupo vacunado.
CONCLUSIONES
Al comparar la presencia de L. intracellularis en un grupo vacunado frente a E. coli* frente a su grupo control no vacunado, se encontraron diferencias muy marcadas, tanto en el porcentaje de muestras positivas en los dos tejidos estudiados, como en la cantidad de bacteria presente en las muestras.
Los animales no vacunados tenían entre tres y cuatro exponenciales más cantidad de L. intracellularis que los animales vacunados. Estos hallazgos nos sugieren que el control de E. coliayuda de forma colateral al control de L. intracellularis.
Otra cuestión es el mecanismo por el cual la vacunación ayuda al control de Lawsonia. Algo que se ha comprobado es que en los animales vacunados el nivel de estimulación inmune era mayor que en los animales control(datos no mostrados), tanto a nivel humoral como a nivel celular, demostrado mediante histología (presencia de células inmunes), presencia de células productoras de IgA y expresión génica para citoquinas. Este nivel de estimulación puede contribuir al control de otros patógenos del complejo entérico presentes en los animales.