Con más de tres décadas de trayectoria en la industria pecuaria, Jorge Armando Robles Montenegro ha desarrollado una carrera que abarca la avicultura, la porcicultura y la producción de alimentos balanceados. Ingeniero industrial formado en la Universidad de Lima, con especialización en administración y finanzas en la Pontificia Universidad Católica del Perú, ha liderado equipos y operaciones en todas las etapas de la cadena productiva, desde reproductoras y engorde, hasta plantas de incubación y fábricas de alimento. Desde 2014 es gerente central de producción de Redondos, una de las empresas cárnicas más importantes del país, donde coordina a miles de colaboradores y dirige procesos que abastecen tanto al mercado avícola como al porcino. Su liderazgo combina el conocimiento técnico con una fuerte orientación al desarrollo humano, buscando siempre que el progreso empresarial vaya de la mano con el bienestar de las familias.
En entrevista para Agribusiness, conducida por Managing Director Luis Carrasco, Robles conversó desde Raleigh, Carolina del Norte, donde participaba en la Poultry Science Association Annual Meeting, sobre la evolución del consumo de cerdo en Perú, los retos sanitarios, la apertura de mercados y el papel de la familia en la cultura productiva de Redondos.
Usted lidera la producción en una de las empresas más grandes de Perú. ¿Cómo combina la gestión de personas y el manejo de animales?
Jorge Robles Montenegro: Con las personas no se trata tanto de “manejar” sino de acompañar y contribuir a su desarrollo personal y profesional, motivando e impulsando la pasión por el trabajo. Con los animales sí hablamos de manejo, con un compromiso que parte del valor de saber que trabajamos para alimentar familias. Siempre digo que los cerdos y las aves huelen a bienestar, salud y educación para las familias que dependen de nosotros.
¿Qué tan presente está la familia en la cultura empresarial de Redondos?
Robles: Totalmente. La familia es la base. Trabajamos para que nuestros colaboradores puedan educar a sus hijos y mejorar su calidad de vida. En mi caso, mis hijas me preguntaban si no me molestaba el olor de las granjas, y yo les respondía que ese olor significa bienestar familiar. No hay forma de tener buenos resultados si no se está bien en lo personal.
Usted ha mencionado la importancia de visitar el campo. ¿Por qué es fundamental en la gestión productiva?
Robles: Sin visitar las granjas no hay forma de entender lo que ocurre. El animal transmite mucho; sus sonidos y comportamientos indican su estado de salud o bienestar. Incluso hoy, con herramientas de inteligencia artificial, la observación directa sigue siendo clave. La tecnología ayuda a tomar mejores decisiones, pero no reemplaza la presencia física.
¿Cómo se definiría como profesional y cómo cree que lo perciben sus colaboradores?
Robles: Me defino como una persona que busca mejorar cada día, guiado por los valores que aprendí en mi familia. En lo profesional, trato de ser un líder que acompaña, motiva y desarrolla a su equipo. Dirijo un área con unos 2.700 colaboradores y me esfuerzo en que me perciban como alguien justo, confiable y comprometido con su desarrollo.
¿Cómo llegó al sector pecuario, viniendo de una formación en ingeniería industrial y gestión?
Robles: Fue casi por casualidad. En la universidad hice prácticas en Purina, en alimentos balanceados, y eso me llevó a trabajar con granjas de cerdos y aves. Me enamoré del sector, especialmente de la porcicultura. Para mí, los cerdos siempre han tenido un valor especial.
¿Cómo se estructura la producción porcina en Perú y qué desafíos implica?
Robles: Hay tres tipos de producción: rural (unas 300.000 madres, con baja productividad), semiintensiva (unas 15.000 madres) e intensiva (unas 100.000 madres con tecnología). La producción rural está muy distribuida y tiene fuerte herencia ibérica, pero implica retos sanitarios. Trabajamos junto con el SENASA en vacunación contra peste porcina clásica y en programas para mejorar la bioseguridad.
El consumo de cerdo en Perú ha crecido en los últimos años. ¿A qué se debe?
Robles: Antes era básicamente chicharrón de fin de semana. Hoy, gracias a cambios en el consumidor, mayor disponibilidad y campañas de la Asociación Peruana de Porcicultores, se ha pasado de 3-4 kg per cápita en 2010 a casi 11 kg. El pollo sigue siendo la principal proteína (56 kg per cápita), pero el cerdo crece alrededor de 0,5 kg por año.
¿Cómo compite la producción nacional frente a las importaciones?
Robles: El principal desafío son los costos de materias primas, ya que Perú no produce maíz ni soya y debe importarlos. Sin embargo, tenemos buenos indicadores productivos y el consumo interno, concentrado en mercados tradicionales, ofrece cierta protección. La importación representa un 6-7% del mercado y proviene sobre todo de Brasil y Chile.
¿Qué avances ve en la apertura de mercados internacionales para la carne porcina peruana?
Robles: Las principales barreras son sanitarias: peste porcina clásica en porcinos y Newcastle en avicultura. Trabajamos con SENASA en compartimentos libres de enfermedad. En Redondos ya incorporamos la internacionalización como objetivo estratégico y adaptamos nuestras granjas a estándares internacionales. El puerto de Chancay será clave para llegar a Asia con mayor competitividad logística.
¿Qué considera esencial para el futuro del sector porcino peruano?
Robles: Primero, garantizar que toda la población tenga acceso a proteína de calidad. Luego, buscar nichos de exportación con rentabilidad, aprovechar ventajas como costos de mano de obra y ubicación geográfica, y mantener la capacitación continua del personal. La tecnología es accesible para todos; la diferencia la hace la gente.
La conversación con Jorge Robles Montenegro en Agribusiness de Agrinews, bajo la conducción de Luis Carrasco, refleja el compromiso de Redondos con el desarrollo de la porcicultura peruana y su adaptación a los retos de competitividad, sostenibilidad y apertura de nuevos mercados. Con una visión que combina la experiencia productiva y la gestión de personas, Robles proyecta un sector que seguirá creciendo en consumo interno y buscará consolidarse en el comercio internacional, sin perder de vista su misión de garantizar proteína de calidad para la población.
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