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La fuerza del futuro del sector porcino

Escrito por: Fernando Laguna Arán - Ingeniero Técnico Agrícola y Veterinario
Uno de los indicativos de la fuerza de un sector es que se garantice su continuidad y eso es precisamente lo que, por suerte, está ocurriendo en el sector porcino español.

Nuestros jóvenes, chicos y chicas, han comprendido la importancia que este sector tiene para la economía y para la supervivencia de nuestros pueblos, así como los avances productivos que se aprecian en la forma de trabajar. Por ello, quieren participar con su entusiasmo y sus conocimientos.

Hablamos con tres chicas que representan el relevo generacional en los tres pilares del sector:

EVA LIZAMA, ganadera de porcino y responsable de Administración y Dirección en Lizama Miguel S.L.

¿Cómo llegaste al mundo de la producción porcina?

Mis padres pusieron en marcha la explotación con sus propias manos hace más de 30 años. Salieron del régimen de integración y hoy seguimos al pie del cañón.

La decisión fue fácil porque me habían creado el puesto de trabajo que yo siempre quise: la administración de una empresa.

Enseguida me di cuenta de que no necesitaba irme muy lejos para hacer lo que más me gustaba. De hecho, la clave era volver a casa.

Tanto mi hermano como yo siempre hemos estado presentes en las decisiones que mis padres tomaban. Siempre hemos sabido qué pasaba en la explotación y por qué. Creo que esto ha sido una parte fundamental para que los dos hayamos decidido quedarnos: no ha habido sorpresas.

Sabíamos qué era trabajar de lunes a domingo porque hemos visto a nuestros padres y también que el esfuerzo tiene recompensa. Somos dueños de nuestras decisiones y de sus resultados. Es una manera de vivir por la que merece la pena pelear.
¿Cómo ha evolucionado tu visión del sector desde tus inicios?

Muchísimo. Dedicarme a este sector es como vivir en una MasterClass continua, siempre hay cosas nuevas que aprender.

No somos el villano de la película…

El bombardeo mediático contra los sistemas productivos intensivos es incansable (y está muy bien pagado) y, cuando eres ajeno al sector primario, es sencillo que ese mensaje cale.

Desde que salí de casa para estudiar fuera me tocó sacar la cara muchas veces por los ganaderos —mis padres lo eran—, porque la ciudad ignoraba lo que en el medio rural y en nuestras explotaciones pasaba.

Nos encontramos ante el escenario perfecto…

La ciudad ha perdido las raíces por completo y algunas organizaciones están aprovechando esta coyuntura para adoctrinar basándose en argumentos muy alejados de la realidad.

Tenemos que creernos, como población, que la alimentación de calidad y segura es un derecho, no una mercancía.

¿Qué crees que se podría hacer para mejorar la situación del sector porcino?

Profesionalizarlo aún más.

El sector porcino está a la cabeza de la profesionalización, pero tenemos que contar en los colegios que el sector primario ofrece puestos de trabajo y proyectos de vida viables y gratificantes.

Debemos crear proyectos educativos ligados al sector primario y promocionarlos. Hasta el momento, si no lo has tenido en casa, es prácticamente invisible.

Pero no podemos hacerlo solos. Necesitamos que la administración trabaje, de una vez por todas, en ese reto demográfico que devuelva población a los núcleos rurales (aunque hasta ahora parezca que estén poniendo empeño en todo lo contrario).

¿Cómo recomendarías este sector a otros profesionales?

A una persona a la que quisiera recomendarle este sector le diría que no existe otra profesión con más futuro que producir alimentos y, desde luego, pocas tan satisfactorias como poder decir que estamos produciendo alimentos:

Sanos y seguros.

De alta calidad.

Que cumplen con los mayores estándares de bienestar animal y de calidad y seguridad alimentarias del mundo.

LAURA MATAS, veterinaria de porcino en ARS ALENDI, S.A.

¿Cómo llegaste al mundo de la producción porcina?

Desde que tengo memoria he estado vinculada al sector porcino porque mi familia siempre se ha dedicado a la ganadería y a la agricultura. Crecí en un pequeño pueblo de Cuenca, donde mi familia tiene la granja, y desde niña he vivido muy de cerca ese ambiente.

Mi abuela siempre cuenta que, prácticamente desde que aprendí a hablar, yo ya decía que quería ser “veterinaria de cerdos”. Y la verdad es que es cierto.

Recuerdo acompañar a mi padre los fines de semana a la granja, recorrer las instalaciones con él y, sobre todo, la primera vez que estuve presente en un parto, una experiencia que me marcó mucho.

Mi vocación, en realidad, no creo que tenga mérito propio, es fruto de lo que he visto en casa y del ejemplo de mi abuelo, mis tíos y mi padre.

Ellos me transmitieron la pasión por los animales y el orgullo de trabajar en algo que, aunque exige esfuerzo y sacrificio, resulta muy gratificante. Cuando disfrutas de lo que haces, te esfuerzas todavía más por conseguirlo, y creo que eso es lo que me pasó a mí.

¿Cómo ha evolucionado tu visión del sector desde tus inicios?

Mi percepción del sector porcino no ha cambiado demasiado, porque desde pequeña ya lo conocía de cerca y mi visión estaba bastante encaminada. Sin embargo, al salir de casa y empezar a trabajar en Aragón, me llevé una sorpresa…

Descubrí la gran importancia que se le da al sector, no solo como motor económico, sino también como generador de empleo y como una actividad socialmente reconocida.

En mi zona, en cambio, la ganadería —y especialmente la producción porcina— está muy demonizada. Dedicarse a este sector rara vez se contempla como una opción de futuro y, en muchas ocasiones, se percibe de manera negativa.

Vivir esta diferencia me hizo reflexionar… Me di cuenta de que lo que en un lugar se valora y respeta, en otro se rechaza sin conocerlo realmente. Para mí, esto se ha convertido en una motivación personal, porque me anima a pensar que, al igual que ocurre en Aragón, en mi tierra también podría cambiar la percepción del sector con el tiempo.

¿Qué crees que se podría hacer para mejorar la situación del sector porcino?

Siempre he creído en el poder de la comunicación y personas como Gemma Ticó hacen una gran labor en este ámbito.

El sector porcino tiene una gran importancia en España, aunque mucha gente lo desconoce.

Por ejemplo, noticias recientes como los aranceles de China aparecen en los telediarios y muchas personas las ven desde su sofá con indiferencia, sin darse cuenta de que detrás de ello hay un motor clave de la economía española, capaz de generar casi medio millón de empleos directos e indirectos.

Creo que la percepción social podría mejorar si comunicáramos de manera más transparente y atractiva lo que hacemos.

A menudo, existe cierto miedo a ser juzgado o a exponerse, pero mi opinión es que debemos estar muy orgullosos de nuestro trabajo y mostrarlo con naturalidad.

Contar historias sobre cómo producimos de manera responsable, sobre la innovación tecnológica en nuestras granjas o sobre la sostenibilidad de nuestras prácticas puede ayudar a que la gente vea el sector con otros ojos.

Creo que hacer que el sector sea atractivo para los jóvenes es clave.

Mostrar que es un ámbito lleno de oportunidades profesionales, que combina tradición con innovación y que permite desarrollar carreras técnicas, de investigación o de gestión puede ayudar a atraer talento y a generar vocaciones.

La comunicación no solo mejora la percepción social, sino que también puede fortalecer al sector desde dentro, porque cuando la gente entiende y valora lo que hacemos, se genera respeto, orgullo y más interés por sumarse a esta profesión.

¿Cómo recomendarías este sector a otros profesionales?

Durante los veranos, muchos estudiantes de veterinaria vienen a nuestras empresas a hacer prácticas y conocer de cerca el sector porcino como posible salida profesional. Siempre les digo lo mismo: es un sector que ofrece muchísimas oportunidades y perspectivas de desarrollo.

En la ganadería, en general, el papel del veterinario es muy valorado y respetado, y en el ámbito porcino esto se nota especialmente.

Es un trabajo que conlleva responsabilidad y exigencia, pero si te esfuerzas y te involucras, las posibilidades de crecer profesionalmente son enormes. Además, permite encontrar un equilibrio real entre la vida laboral y personal, algo que a veces es más complicado en la clínica, donde hay guardias y turnos nocturnos.

PATRICIA MAZANA, adjunta a Dirección en Mazana Grupo Empresarial, S.L.

¿Cómo llegaste al mundo de la producción porcina?

Se podría decir que llegué nada más nacer. Al tratarse de una empresa familiar, siempre he crecido en un ambiente estrechamente ligado a la producción porcina y lo he vivido en casa día a día.

Desde pequeña tuve la ilusión de continuar con la empresa familiar y dedicarme a ello, así que, tras finalizar mis estudios y adquirir experiencia laboral en otros tipos de empresas de distintos sectores en Barcelona, decidí que era el momento de volver a casa y dedicarme a lo que quería enfocar mi futuro profesional.

El trabajo en granja está muy demandado y, si te gustan los animales, puede ser una opción muy gratificante.

Siempre que hablo con mis ganaderos coinciden en que, cuando disfrutas de tu trabajo, el tiempo pasa volando. Cada día es diferente, siempre hay algo nuevo que aprender o mejorar y eso hace que la rutina nunca sea monótona.

¿Cómo ha evolucionado tu visión del sector desde tus inicios?

Siempre he creído que es un sector con potencial y, desde bien pequeña, sabía que quería dedicarme a él. Pero cuando creces y tienes la oportunidad de conocer y trabajar también en otros sectores, te das cuenta de que este tiene aún más potencial del que podía imaginar.

Una de las cosas que más me ha impactado, una vez dentro del sector, es que ofrece muchísimas oportunidades profesionales para gente joven, en empresas que se han consolidado y que son de futuro.

A veces, desde fuera, puede parecer un sector poco atractivo para la gente joven, pero creo que es una visión totalmente errónea y que se debe, en gran parte, a que seguimos siendo un sector desconocido para la población más joven.

Nunca dudé de que fuera un sector que ofrecía trabajo, pero ahora realmente creo que hay grandes oportunidades para desarrollar una carrera profesional:

Bien remunerada.

Con solvencia.

Con potencial de futuro.

El sector porcino está mucho más desarrollado de lo que la gente puede pensar. Incluso yo misma, que siempre lo he vivido de cerca, me sorprendo al ver lo adelantados que estamos en bienestar animal o medioambiente respecto a otros países.

También me llama la atención lo tecnificado que está a nivel de genética, sanidad o nutrición.

Se revisan los detalles más mínimos para optimizar la producción, porque nuestros números se miran con tres decimales, y eso ocurre en muy pocos sectores.

¿Cómo recomendarías este sector a otros profesionales?

Creo que es un sector que hace las cosas muy bien, pero siempre hay que tener una mentalidad autocrítica para intentar mejorar.

Algo relativamente sencillo y que está en manos de todos los que formamos parte de este sector es darnos a conocer.

Mostrar cómo trabajamos, qué oportunidades ofrecemos y lograr que, desde fuera, se nos valore más como sector entre la población en general.

A veces pensamos que es un sector que se mira mal, pero creo que también se debe al desconocimiento y a que, hasta la fecha, solo nos hemos preocupado de trabajar, pero no de mostrar cómo lo hacemos y cómo ha evolucionado la producción.

En este punto, la gente joven que nos hemos incorporado al sector podemos aportar una visión diferente, más enfocada al público joven, aportando mucho valor en esta labor de comunicación que creo que tenemos pendiente, aunque ya se están empezando a hacer cosas.

Los testimonios de Eva, Laura y Patricia muestran que el relevo generacional en el sector porcino no solo es una realidad, sino también una garantía de futuro.

Ellas representan a una nueva generación que ha crecido dentro del sector o ha llegado a él con la mente abierta y que combina formación, compromiso y una visión más amplia de lo que significa producir alimentos en España.

Queda claro que el sector porcino es dinámico, tecnificado y profundamente profesionalizado. Es un sector que sigue creciendo gracias a la innovación, al rigor técnico y al esfuerzo constante de quienes lo forman.

Pero también es evidente que aún queda camino por recorrer, especialmente en comunicación, divulgación y reconocimiento social.

La población joven juega un papel crucial en este punto, aportando nuevas formas de explicar lo que se hace y de acercar el valor del sector a las personas que no lo conocen de primera mano.

¡Trabajar en el sector porcino es construir futuro! Es apostar por un sector capaz de generar empleo estable, impulsar territorios rurales y garantizar alimentos seguros y de alta calidad. Y, sobre todo, es una profesión que permite sentir orgullo por lo que se hace.

El sector porcino español tiene FUERZA. Y si algo demuestran estas tres jóvenes profesionales es que también tiene futuro. Un futuro preparado, comprometido y con ganas de seguir creciendo.

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