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Bioseguridad en la gestión de cadáveres en las explotaciones de porcino

Escrito por: Raúl Barrao

La gestión de cadáveres en una granja es de suma importancia, ya que se calcula que por cada cerda productiva se generan 40-80 Kg de cadáveres al año. En la mayoría de casos, la muerte de estos animales se asocia a una enfermedad infectocontagiosa, por lo que estos materiales son una importante fuente de infección.

La presencia de cadáveres atrae a otros vectores (ratas, moscas, gatos, etc.) que también facilitan la trasmisión, y el gran volumen de residuos que generamos da lugar a malos olores, siendo esencial gestionarlos adecuadamente para evitar problemas.

En España hay tres métodos de gestión de cadáveres autorizados[registrados]:

Sistema de hidrólisis

La HIDRÓLISIS en la propia explotación y el posterior TRANSPORTE de los materiales hidrolizados Sandach 2 a la planta procesadora está permitida por el RD 894/2013. Como cada Comunidad Autónoma tiene la competencia sobre la gestión de residuos, hay lugares en los que ya se está utilizando (Aragón, Castilla y León, Castilla – La Mancha, Murcia, Andalucía…) mientras que en otros aún está en estudio.

La normativa anterior contempla la posibilidad de almacenar los cadáveres en contenedores adecuados a tal fin. En este sentido hay sistemas que cuentan con un protocolo de trabajo específico para la recogida y traslado del material hidrolizado, sin que pase de granja a granja.

Gracias a este sistema la bioseguridad está asegurada, ya que dicho material se transporta directamente a la planta de tratamiento desde cada granja. Además, permite reducir enormemente el numero de recogidas al año, pasando de las 100-150 veces actuales, a no más de 6.

Recogida y transporte

La RECOGIDA de los cadáveres por empresas autorizadas y su TRANSPORTE a plantas procesadoras aprobadas es el método más común empleado actualmente. Sin embargo, el movimiento de los cadáveres entre granjas constituye un riesgo para la bioseguridad de las mismas, ya que uno de los puntos de entrada de patógenos exógenos a una explotación es a través de los camiones de recogida de cadáveres.

La probabilidad de diseminación de patógenos durante la recogida podría reducirse mediante la aplicación de unas estrictas normas de bioseguridad:

  1. Aplicar el principio de zona sucia-zona limpia en la granja, en las plantas de tratamiento y en las carreteras (rutas de ida y vuelta). Esto implica que el chofer nunca debe entrar en la granja.
  2. Los contenedores de la granja deben localizarse en el perímetro de la explotación, con acceso desde la zona limpia (granja), pero también desde la zona sucia sin que se pueda penetrar en el recinto de la explotación.
  3. Evitar el contacto directo entre el contenedor y su entorno mediante el uso de guantes y bolsas para los pies.
  4. Limpiar y desinfectar el contenedor y su entorno regularmente.
  5. Usar cajas de acero inoxidable y cierre estanco para los camiones.
  6. Limpiar y desinfectar los camiones de recogida tras su vaciado, siguiendo un protocolo estricto.

 

 

Incineración en granja

La incineración en granja es también un sistema autorizado en ciertas Autonomías, que cada vez tiene más adeptos.

Aunque inicialmente requiere de una inversión inicial, se elimina la necesidad de contar con servicio de recogida de cadáveres, lo cual implica la eliminación del riesgo de diseminación de patógenos asociado a su transporte a la planta procesadora.

Los incineradores modernos tienen la ventaja adicional de tener un impacto ambiental muy bajo, ya que están fabricados de tal manera que evitan la emisión de humos, cenizas, gases u olores al medio, con lo que no se afecta a la calidad del aire.

Independientemente del método elegido, la gestión de cadáveres es un elemento fundamental dentro del protocolo de bioseguridad que nunca debe obviarse.

Conclusión:

A ver cómo nos sacamos el muerto de encima… pero sin generar más.

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