La Leptospirosis es una enfermedad causada por la espiroqueta Leptospira –bacteria alargada y con forma de espiral, con especial apetencia por el sistema urinario de los animales afectados-, y que a menudo no recibe la atención que merece.
Actualmente, ha adquirido una importancia creciente como agente implicado en problemas reproductivos en el ganado porcino, con las consecuencias económicas que de ellos se derivan.
No debemos olvidar que, además del fuerte impacto económico que puede tener una infección por Leptospira spp. en una explotación porcino, se trata de una importante ZOONOSIS con graves consecuencias para la salud humana.
La Leptospirosis forma parte de la Lista B – “Lista de zoonosis y agentes zoonóticas que deben ser objeto de vigilancia en función de la situación epidemiológica”– del RD 1940/2004 sobre vigilancia de zoonosis y agentes zoonóticos.
Tal es su importancia que, en el caso de no recibir el tratamiento adecuado, la leptospirosis puede conducir a insuficiencia renal, meningitis, fallo hepático e incluso la muerte.
Aun así, es una enfermedad que si se detecta a tiempo puede resolverse eficazmente con el tratamiento antibiótico adecuado
Existen más de 200 serovariedades de Leptospira con potencial para infectar tanto a personas como a los animales, ya sea por contacto directo o a través de agua contaminada con orina.
Según la OMS, es difícil conocer la verdadera prevalencia de la leptospirosis, ya que a menudo resulta difícil distinguirla de otras enfermedades que cursan con un cuadro clínico similar.
En España, aunque no existen datos epidemiológicos exactos, se estima que hasta el 85% de las explotaciones porcinas podrían ser positivas a alguna de las serovariedades de Leptospira. Estos datos se han obtenido a partir de muestras recogidas en granjas con historial de problemas reproductivos, por lo que este porcentaje probablemente será mayor.
No obstante, se considera una enfermedad de distribución mundial, endémica en países con climas subtropicales y tropicales, dado que bacteria que sobrevive muy bien en zonas con húmedas y presencia de agua, de forma que una instalaciones porcinas con deficiencias higiénicas proporcionan las condiciones ideales para su supervivencia y transmisión.
Por todas estas razones, la adopción de medidas de prevención y control de la leptospirosis en las explotaciones porcinas es indispensable para garantizar un rendimiento óptima de los animales y proteger la salud de las personas que trabajan en las mismas.
A este respecto, existen numerosas herramientas disponibles para el control de esta enfermedad, entre ellos:
- Vacunación efectiva de los animales
- Higiene estricta de las instalaciones, realizando una gestión correcta de los purines y cadáveres.
- Mantenimiento correcto de las instalaciones con el fin de evitar la acumulación de restos de orina.
- Comprobar el estatus sanitario en origen y realizar una cuarentena adecuada de los nuevos animales.
- Control estricto de roedores, que son una importante vía de entrada de la bacteria a las explotaciones.
- Diagnóstico eficaz de la enfermedad
Una vez que la leptospirosis se ha instaurado en la granja, es crucial actuar rápidamente para lograr su erradicación, aplicando las medidas higiénico-sanitarias anteriormente mencionadas junto con un tratamiento antibiótico efectivo -siempre y cuando se haya establecido un diagnóstico definitivo-.
Entre las opciones terapéuticas de uso individualizado disponibles en el mercado, el tratamiento con dihidroestreptomicina inyectable se recomienda como uno de los más efectivos contra la forma aguda de la enfermedad.
El control de la leptospirosis está en manos de todos, debiéndose adoptar las medidas pertinentes para evitar que una enfermedad -en teoría controlable-, se convierta en un problema que comprometa la salud de las personas y el éxito de nuestras explotaciones porcinas