Nace en Viveiro (Lugo) en1957. Estudia la Licenciatura de Veterinaria en la Universidad Complutense de Madrid (1983-1988). Doctorado en la misma Universidad en 1991. Obtiene una Beca FPI (1989-1990). Profesor Ayudante de Escuela Universitaria (1990-1991). Profesor Titular Interino (1991-1993) de Economía Agraria en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia. Profesor Titular por oposición desde 1993 en la misma Universidad. Participación en siete proyectos de investigación, en dos de ellos como investigador principal. Ha intervenido en una acción concertada con Bolonia y con Córdoba. Ha dirigido 3 Tesis Doctorales. Ponente del libro Blanco del Grado de Veterinaria, que sirvió de base para la elaboración de los actuales estudios de Grado. Ha publicado, como autor o coautor, 37 libros, monografías o capítulos y 31 artículos científicos, habiendo presentado a diferentes congresos 50 contribuciones en forma de ponencia por invitación, de comunicación oral o de póster. Vicedecano en la candidatura del Prof. Bernabé Salazar (1999-2008), con el cargo de Vicedecano de Ordenación Académica. Desde 2008 a 2016 fue Decano de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia. En su labor como Decano cabe destacar, en primer lugar, su lucha por mantener el elevado nivel académico de la institución, a pesar de dificultades como la crisis económica o la implantación del Plan Bolonia. Su gestión ha sido decisiva para que se haya creado la Fundación Veterinaria que rige el HCV de la Universidad de Murcia, fundación que ha sido pionera en esta Universidad y que es todo un referente en la gestión de hospitales veterinarios, teniendo este hospital una Unidad EQUINA especializada en Equitación Deportiva. Fue Presidente de la Conferencia de Decanos de Veterinaria de España (2014-2016). Como representante de la Facultad de Murcia, ha participado en un gran número de reuniones de la Asociación Europea de Establecimientos de Estudios de Veterinaria. También tuvo un papel destacado en la publicación y edición del libro del XXV Aniversario de la Facultad. Como Decano y Vicedecano tiene gran experiencia en la organización de actividades científicas; ha organizado el I Congreso Nacional Científico de Alumnos de Veterinaria, la Asamblea General de la asociación de Facultades de Veterinaria Europeas en la Universidad de Murcia en 2014, y ha intervenido en la organización de los actos conmemorativos del XX y XXV Aniversario de la Facultad de Murcia. Desde 2017 es Secretario General de la Academia de Ciencias Veterinarias de la Región de Murcia. Desde mayo de 2018 es Coordinador de Calidad de la Universidad de Murcia.
Impacto económico de un brote de PPA en España
La Peste Porcina Africana (PPA) es una enfermedad vírica, afortunadamente no zoonótica, pero sí invalidante desde el punto de vista comercial. España, a lo largo de la década de los 60, 70 y prácticamente todos los 80, sufrió esta patología.
Evidentemente eran otros tiempos y nuestro país, autárquico desde el punto de vista sectorial en lo que a porcino se refiere, no nos permitía exportar (salvo cantidades insignificantes a Andorra o Portugal) ni las importaciones, ni de carne ni de canales.
Este statu quo siguió así hasta nuestra entrada en la entonces CEE en 1986, cuando tuvimos que abrir las fronteras. A partir de este momento, nuestras autoridades trabajaron mucho y bien para conseguir que a nuestro país se le declarara indemne de PPA, hecho que se logró en 1989.
En el intervalo de tiempo que va desde 1986 a 1989, países europeos productores, con una estructura mucho más moderna que España y con una larga tradición exportadora como Alemania, Dinamarca u Holanda (hoy Países Bajos), literalmente nos inundaron de carne y animales vivos, al tiempo que se posicionaron perfectamente en nuestro mercado.
Los productos españoles, competitivos y con una calidad contrastada, comenzaron a situarse en los mercados internacionales aprovechando todas las crisis, fundamentalmente sanitarias, de países como Holanda, Rusia o China.
España fue creciendo en su producción llegando a ocupar el primer lugar en el ranking productor de la UE, junto con Alemania.
El consumo también fue creciendo, pero no lo suficiente como para absorber el incremento de producción sin que los precios se resintiesen. En ese sentido, el índice de autoabastecimiento se sitúa en cotas del 180%, es decir, tenemos que colocar en los mercados exteriores el 80% del total de la producción.
Sin embargo, colocar el producto en los mercados no lo es todo. Con tantas relaciones comerciales y la amenaza de la fauna silvestre y su contacto con la doméstica, el aspecto sanitario preventivo y la vigilancia epidemiológica es fundamental. Tenemos otra vez PPA en la UE, algo que parecía lejano en los años 90 y primera década de los 2000.
Ante esta situación, el hecho de que en nuestro país pudiera aparecer la PPA tendría unas consecuencias catastróficas. En primer lugar, el sector, que es el más importante en la PFA, vería una caída sustancial de producción y de precios.
Al intervenirse gran parte de la producción, los mataderos quedarían desabastecidos y sería la producción foránea la que la reemplazaría. Muchas infraestructuras se verían abandonadas en zonas rurales, agravando problemas como el de la “España vaciada”.
El paro en áreas sensibles se agravaría, autónomos y productores pequeños cesarían su actividad. La industria, dependiendo del área en el que estuviera ubicada, tendría también que dejar de producir o trasladar las plantas.
Grosso modo, estas serían las consecuencias más importantes y que habría que analizar con mayor detenimiento.