La campaña One Health (Una Salud) lanzada por la OMS, FAO y OIE, está entrando en una fase de condicionamientos, que en principio son comerciales, pero que tienden a manejar de forma responsable los antibióticos, sabiendo que hay una sola salud entre los seres humanos y los animales de producción. one health argentina
Introducción
En octubre del 2019 escribimos, por primera vez, la importancia de comenzar a trabajar en el proyecto de Uso Responsable de Antimicrobianos en la producción porcina.
El reporte iba en concordancia con las líneas internacionales partidas desde la OMS, FAO y OIE y las acciones presentadas por la Unión Europea con condicionamientos para su propia producción y que deberán cumplir tanto los productores internos, como los proveedores a dicho mercado.
Un resumen lo expuesto en su momento fue:
En los últimos años ha comenzado una concientización del problema por el aumento de la resistencia a los antimicrobianos en los humanos y los animales.
Desde distintos sectores se comenzó a buscar estrategias. El concepto de “Una Salud” surgió de la consideración de las grandes oportunidades ligadas a la protección de la salud pública por medio de las políticas de prevención y control de patógenos en las poblaciones animales en la interfaz entre el hombre, el animal y el medio ambiente.
La puesta en práctica de la visión “Una Salud” ha sido facilitada por una alianza formal concertada entre la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).
Desde la Agencia Europea de Medicina (EMA) iniciaron un trabajo de clasificación de los antimicrobianos en 4 (cuatro) grupos:
- La categoría A («Evitar») incluye clases de antimicrobianos no autorizados actualmente en medicina veterinaria en la UE.
Para estos medicamentos, su uso en animales productores de alimentos está prohibido y se pueden administrar a animales de compañía individuales solo en circunstancias excepcionales.
- La Categoría B («Restricción») se refiere a quinolonas, cefalosporinas y polimixinas de tercera y cuarta generación.
El uso de estos antimicrobianos en animales debe restringirse para mitigar el riesgo para la salud pública.
- La categoría C («Precaución») abarca los antimicrobianos para los cuales, en general, existen alternativas en medicina humana en la UE, pero en medicina veterinaria solo hay algunas alternativas en ciertas indicaciones.
Estos antimicrobianos solo deben usarse cuando no haya sustancias antimicrobianas en la Categoría D que sean efectivas.
- La categoría D («Prudencia») es la categoría de menor riesgo. Los antimicrobianos que pertenecen a esta categoría pueden usarse en animales de manera prudente.
Esto significa que debe evitarse el uso innecesario y los largos períodos de tratamiento y el tratamiento en grupo debe restringirse a situaciones en las que el tratamiento individual no es factible.
Los plazos que se propusieron para el cumplimiento definitivo son de tres años, cumpliéndose en el año 2022, momento en que no solo será obligatorio para los países miembros de la UE, sino para los proveedores de proteína animal a dicho mercado.
Es importante recordar que las normativas de la UE, son tomadas como condición para ingresar a otros mercados, como por ejemplo Rusia, China o países de África.
La realidad en Argentina
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