El periodo de gestación es fundamental para determinar la salud y el desarrollo de los lechones. Por otra parte, el mantenimiento de unas condiciones morfológicas y fisiológicas adecuadas es esencial para un desarrollo prenatal satisfactorio. placentación
El desarrollo en el periodo prenatal puede estar modulado por diversos factores, como:
- Genéticos
- Nutricionales
- Morfofuncionalidad del útero y la placenta.
En condiciones adversas, el feto utiliza una serie de estrategias para sobrevivir, entre ellas una reducción del metabolismo.
Esta reducción hace que el feto no exprese su potencial de crecimiento para la edad gestacional, dando lugar a una condición conocida como restricción del crecimiento intrauterino (RCIU).
En esta afección, el flujo sanguíneo se envía mayoritariamente al cerebro, órgano clave para la supervivencia, en detrimento de otros órganos.
En la especie porcina, el RCIU se presenta de forma severa, pudiendo afectar hasta el 30% de los lechones nacidos en una camada.
El RCIU es responsable de elevadas tasas de mortalidad en las primeras semanas de vida y de un menor aumento de peso a lo largo del desarrollo, lo que conlleva importantes pérdidas económicas para el sector.
Existen pruebas de que la insuficiencia placentaria es la principal causa de esta afección en los cerdos, ya que el tipo de placenta, epiteliocorial difusa, prácticamente no permite el contacto entre la sangre materna y la fetal. Por lo tanto, la caracterización de la arquitectura placentaria es crucial para comprender la RCIU y el correcto desarrollo de la camada.
CARACTERÍSTICAS ESTRUCTURALES DE LA PLACENTA placentación
La placenta es el principal órgano responsable del intercambio de nutrientes, metabolitos y gases respiratorios entre la madre y el feto. Además, produce hormonas, citoquinas y otras sustancias que afectan al crecimiento y desarrollo del feto durante la gestación.
La placenta porcina se clasifica en:
- Difusa
- Plegada
- No invasiva
- Epiteliocorial, en la que no hay invasión de tejido fetal en el endometrio materno.
La placentación epiteliocoorial es el tipo más superficial (no invasiva) y el epitelio uterino permanece intacto durante toda la gestación. Está formada por seis capas celulares:
- Vasos maternos
- Tejido conjuntivo
- Epitelio endometrial
- Epitelio trofoblástico
- Tejido conjuntivo y
- Vasos fetales
que separan la sangre materna de la fetal (Figuras 1 y 2).
La placentación (formación de la placenta) comienza con la implantación, adhesión y migración celular, que conducen a la unión del trofectodermo (membrana fetal) al epitelio endometrial materno.
Este proceso incluye la rápida expansión y desarrollo del corion (trofectodermo) y la alantoides entre los días 18 y 30 de gestación.
La fusión del corion y la alantoides se produce entre los días 30 y 60 de gestación y, entre los días 60 y 70, se completa el desarrollo placentario en términos de peso, superficie y número de areolas placentarias.
Las extensas modificaciones que forman las crestas coriónicas (placentarias) y las correspondientes invaginaciones endometriales dan lugar a pliegues que, a su vez, aumentan la superficie de la asociación uteroplacentaria.
La bicapa epitelial (trofoblasto y epitelio endometrial) es capaz de formar más pliegues placentarios a partir del 30º día de gestación. Estos pliegues se hacen cada vez más complejos y largos a medida que avanza la gestación.
Las depresiones del epitelio de la luz y del trofectodermo reducen la distancia entre la sangre materna y la fetal, acortando así la distancia de difusión a través de la (Figura 2).
Con la formación de los pliegues placentarios, aparecen dos tipos de células trofoblásticas placentarias:
- células trofoblásticas columnares, situadas en la parte superior de los pliegues placentarios, y
- células trofoblásticas cuboidales, situadas en la parte inferior y en los laterales de los pliegues.
Además, la formación de pliegues placentarios puede aumentar la superficie de interacción materno-fetal para proporcionar una nutrición adecuada al feto en crecimiento.
Así pues, los pliegues placentarios tienen un gran impacto en la eficiencia placentaria, que influye en el desarrollo fetal. Sin embargo, los cambios más drásticos se producen a nivel estructural, en la densidad vascular y en la altura de las células que componen la propia interfase.
DINÁMICA DE LA GESTACIÓN: FACTORES QUE INFLUYEN EN LA ESTRUCTURA DE LA PLACENTA
EDAD GESTACIONAL
La demanda energética de los cerdos aumenta drásticamente a lo largo de la gestación. Por lo tanto, el transporte de nutrientes al feto debe ser cada vez más eficiente. Esto implica reducir la distancia recorrida en la interfase, así como dar prioridad al transporte por difusión pasiva, en el que no se gasta energía.
La creciente demanda de oxígeno conduce a un aumento de la actividad angiogénica, a través de la activación del VEGF y otros factores de crecimiento vascular.
Para satisfacer la dinámica de esta demanda, la estructura placentaria experimenta cambios que favorecen esta optimización. Se evaluó la morfología placentaria en diferentes etapas la gestación:
- Temprana (25 y 30 días)
- Intermedia (40, 60 y 70 días)
- Avanzado (90 días) y
- Término (114 días)
Los resultados mostraron que las células de la interfase, el epitelio endometrial en el lado materno y el trofoectodermo en el lado fetal, disminuían en altura a medida que avanzaba la gestación, midiendo inicialmente entre 21-25µm, disminuyendo rápidamente a alturas inferiores a 2µm en la placenta a término (Figura 3).
Además, demostraron el desarrollo vascular a lo largo de la gestación, con la formación de nuevos vasos aumentando en las regiones más cercanas a la interfase en las últimas etapas de la gestación, así como un aumento en el número de vasos de menor calibre, como se muestra en la Figura 4.
Además de la dinámica estructural de la placenta a lo largo del desarrollo intrauterino, otros factores durante la gestación pueden influir en la arquitectura y función placentarias, como el dimorfismo sexual, el tamaño de la camada y la salud de la hembra porcina.
DIMORFISMO SEXUAL
En general, entre los mamíferos, el sexo del feto influye en el peso al nacer, siendo los machos más pesados que las hembras, factor que se observa al principio de la gestación.
En los cerdos, los fetos machos tienen un ritmo de crecimiento más rápido, que persiste durante toda la gestación, así como un mayor volumen de líquido amniótico. Estos factores hacen pensar que existen diferencias en la función placentaria relacionadas con el dimorfismo sexual de los fetos.
En varias especies es posible observar diferencias en el desarrollo fetal entre machos y hembras. En la especie humana, por ejemplo, los machos presentan desventajas en su respuesta a condiciones uterinas adversas, y los embarazos de varones están más relacionados con un aumento de la prematuridad, la preeclampsia y la diabetes gestacional.
En cerdos, varios estudios han demostrado que los machos recién nacidos tienen una mayor mortalidad predestete y son más susceptibles a las enfermedades, a pesar de su mayor peso, en comparación con las hembras. Esto revela un posible papel de la placenta en este escenario.
La relación entre el sexo del feto y el desarrollo de la placenta es muy dinámica. Aunque en los días gestacionales 50 y 104 no es posible detectar diferencias estructurales entre las placentas de fetos machos y hembras, en el día gestacional 70, el peso de los fetos machos es superior (Figura 5).
El estudio realizado por Stenhouse et al. (2019), utilizando células placentarias porcinas (día gestacional 60) cultivadas in vitro, demostró que las células placentarias de los conceptus femeninos tenían una mayor capacidad para establecer conexiones entre sí.
Estos resultados, a su vez, sugieren que las placentas asociadas a fetos hembra en el día gestacional 60 producen más factores angiogénicos que los fetos macho.
Por tanto, podemos considerar que comprender los mecanismos que controlan el crecimiento fetal es extremadamente importante para reducir la prevalencia de lechones con bajo peso al nacer y contribuir así a optimizar la cadena de producción porcina.
Los resultados contradictorios encontrados pueden deberse a diversos factores, como la raza de los animales estudiados y, en consecuencia, una mayor variabilidad biológica. Se necesitan más estudios que evalúen los factores angiogénicos placentarios y la metabolómica del líquido amniótico, comparando machos y hembras, para dilucidar mejor esta cuestión.
La primera parte del artículo “Placenta: comprender su papel en la determinación del peso de los fetos machos y hembras” destacaba la estructura de la placenta en los cerdos.
La segunda parte del artículo examina los factores que contribuyen a la ineficacia de la placenta.
Te puede interesar: Operación supervivencia neonatal. Reducción de la mortalidad en sistemas de parideras alternativas