De 0 a 100: rueda productiva y reproductiva en granjas porcinas de nueva construcción

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El establecimiento de una granja de nueva construcción implica un meticuloso proceso de adaptación de las reproductoras para maximizar su rendimiento desde el inicio. En este artículo repasamos los pasos críticos para implementar con éxito la rueda reproductiva, garantizando una transición eficiente y productiva.

El sector porcino español tiene una importancia clave en la economía de nuestro país, ya que supone en torno al 14% de la Producción Final Agraria.

Dentro de las producciones ganaderas, el sector porcino ocupa el primer lugar en cuanto a su importancia económica alcanzando cerca del 39% de la Producción Final Ganadera.

En los últimos años, el sector porcino ha crecido notablemente, tanto en producción como en censos y número de explotaciones, gracias al empuje de los mercados exteriores apoyado, a su vez, en la competitividad del sector en el mercado mundial (MAPA 2024).

Sin embargo, el sector porcino español prevé una tendencia continuada a la baja de la producción porcina entre el 2023 y 2024 a algo menos de 5 millones de toneladas de carne de cerdo y menos de 55 millones de cerdos sacrificados.

Esta bajada se debe a las menores exportaciones de carne de cerdo a mercados fuera de la Unión Europea (UE) (Gráfica 1), principalmente en China, debido a:

La continuidad de los altos costes.
La imposición de nuevas regulaciones de la UE, como las de bienestar animal (USDA, 2023).
Varios brotes de cepas hipervirulentas de Síndrome Respiratorio y Reproductiva Porcina (PRRS) en Cataluña , Aragón y zona del levante español.

Traducido en datos de numero de granjas, el pasado 2023 se analizaron en BDPorc datos de 536 granjas de producción de capa blanca y 83 granjas de ganado ibérico (Tabla 1), observándose que los datos productivos en general han caído considerablemente en relación a años anteriores.

Todo ello nos lleva al vaciado sanitario de granjas de madres y a la construcción de nuevas instalaciones más tecnológicas y orientadas a las nuevas exigencias de bienestar animal y nuevas generaciones de trabajadores más inmersos en el mundo digital.

PUESTA EN MARCHA DE LA RUEDA REPRODUCTIVA EN UNA GRANJA NUEVA

La puesta en marcha de la rueda reproductiva en una granja de nueva incorporación debe ser exhaustiva. La edad y peso de entrada de las futuras reproductoras, los protocolos vacunales, la sincronización de las primerizas, las tasas de fertilidad, y sobre todo, [registrados]el número constante de cubriciones desde el inicio de la rueda, permitirán que la granja sea productiva desde el inicio.

FALLOS EN LAS CUBRICIONES SUPONEN PÉRDIDAS DURANTE LOS 7 PRIMEROS MESES DE PRODUCCIÓN

Tal y como se muestra en la (Figura 1), es importante analizar:
La condición corporal optima antes de la primera cubrición.
El protocolo de introducción de los animales a la granja.
El protocolo de vacunación.
El protocolo de estimulación hormonal y sincronización de celos.

En uno de nuestros estudios:

A Se analizaron 342 primerizas desde el nacimiento hasta el 4o ciclo, registrando:

Parámetros de crecimiento en relación con su origen materno y paterno.
Peso al nacimiento.
Desarrollo hasta la edad de cubrición.

B Se analizó una granja de nueva introducción de 900 cerdas de 3-6 meses de vida sincronizadas mediante protocolos de detección de celos naturales y sincronización de celos según el modelo B que comentaremos posteriormente.

 CONDICIÓN CORPORAL Y FISIOLOGÍA OVÁRICA ANTES DE LA PRIMERA CUBRICIÓN 

La adaptación de una futura reproductora para un óptimo desarrollo reproductivo debe empezar por conseguir la máxima longevidad reproductiva y eficiencia económica.

La condición corporal en la etapa de crecimiento nos indica el desarrollo de las primerizas en el periodo anterior a su primera cubrición. Así, desde el control en este punto retendremos un menor número de primerizas con:

Estado corporal subóptimo para entrar en la rueda de cubrición.
Bajos tamaños de camada.
Síndrome de segundo ciclo.
Destetes tempranos por incapacidad productiva.

LA CONDICIÓN CORPORAL ESTÁ DIRECTAMENTE RELACIONADA CON EL MANEJO, SANIDAD Y CONDICIONES AMBIENTALES QUE DETERMINAN EL DESARROLLO DE LAS PRIMERIZAS (FARMER, 2015)

Por tanto, los objetivos de la etapa de maduración (combinación de edad y condición corporal) son (Pinilla et al, 2013):

30 lechones nacidos totales entre el primer y segundo parto.
78 lechones nacidos totales a lo largo de una vida reproductiva de alrededor de 5,2 partos.

Las recomendaciones actuales más consistentes para un buen desarrollo de la primeriza se muestran en la Tabla 2, siendo importante restringir el crecimiento de las primerizas.

Mantener unos crecimientos de 620-680 g desde el nacimiento o de 800-900 g desde los 20-30 kg hasta edad de cubrición (aproximadamente 220 días) asegurara una mejora en la fase reproductiva posterior (Aymerich et al., 2021).
En cambio, el descontrol en esta etapa implica un 20% de los animales con crecimientos por debajo y por encima de esos rangos, lo que posteriormente dará problemas en el resto de la etapa productiva.

La alimentación de las primerizas debe ser ad libitum hasta aproximadamente los 80-110 kg, restringiéndose posteriormente para optimizar su tasa de crecimiento diaria y evitar crecimientos excesivos que puedan conllevar problemas posteriores.

Desde nuestra experiencia, cuando se realiza el análisis en relación a los 220 días de vida, podemos observar que la dispersión de crecimientos desde la transición a los 220 es relativamente más baja que en la etapa de destete (Gráfica 3), lo que podría explicarse por un crecimiento compensatorio al reducirse la etapa de estrés de estos animales (Pulske et al., 2007), permitiendo la obtención de un 60% de las primerizas de un lote con pesos óptimos para estimulación de pubertad a las 32 semanas de vida.

LAS CERDAS QUE HAN SIDO CUBIERTAS CON MAYORES PESOS PRESENTAN UNA GRAN DIFERENCIA EN POSITIVO EN EL NÚMERO DE LECHONES NACIDOS TOTALES

Las cerdas con un mayor peso (>160 kg) en el primer ciclo tienden a tener un desarrollo uterino más marcado con una mayor irrigación placentaria, lo que influye directamente en el tamaño de camada (Pere et al., 2000).

No obstante, en los ciclos posteriores aquellas con pesos de 140-160 kg tienen:

Mejores tamaños de camada en los ciclos posteriores (Patterson et al 2020; Carrion et al., 2022).
Mayor longevidad en granja en relación a problemas locomotores, siendo los diagnósticos clínicos más frecuentes osteocondrosis, lesiones cutáneas infectadas y lesiones en las pezuñas (Heinonen, 2006).

Finalmente, no debemos olvidar que la alimentación y la nutrición es la base del crecimiento durante esta fase de desarrollo.

La alimentación debe de tener en cuenta sus necesidades reales, prestando especial atención en la fuerza de los aplomos y huesos y garantizando que la velocidad de crecimiento no sea demasiado rápida (Danbred, 2024).

 ESTADO INMUNITARIO EN LAS CERDAS DE REPOSICIÓN 

La introducción cerdas jóvenes reproductoras puede conducir a una mejora más rápida del potencial genético, pero conlleva el riesgo de introducción de patógenos en la explotación (Pritchard et al., 2005).

Por ello, a su entrada, las futuras reproductoras deben ser testadas frente a:

PRRS mediante ELISA y PCR.
APP-ApxIV (Actinobacillus pleuropneumoniae) mediante ELISA.
Parvovirosis porcina (PPV) mediante ELISA.
Mal Rojo (Erysipelothrix rhusiopathiae) mediante ELISA.
PCV-2 mediante PCR cuantitativa.
Influenza mediante ELISA y PCR.

Para 14 bacterias y 10 virus que causan enfermedades en cerdos, se ha descrito la transmisión por contacto directo, es decir, transmisión por secreciones y excreciones de animales vivos o cadáveres (Filippitzi et al., 2018).

Por ejemplo, se estima que la tasa de transmisión del Actinobacillus pleuropneumoniae es 10 veces mayor por contacto directo que por transmisión indirecta por personas, semen, estiércol, roedores, aerosoles, piensos, agua o fómites (Tobias et al., 2014).

Por otro lado, la entrada de cerdas jóvenes reproductoras es un factor de riesgo para la seroprevalencia de Mycoplasma hyopneumoniae en piaras de cerdos de engorde (Maes et al., 1997).

LA ENTRADA DE NUEVA REPOSICIÓN IMPLICA EL DESARROLLO DE PATOLOGÍAS ASOCIADAS, QUE IRÁN AMINORANDO CON LA ADAPTACIÓN A UNA NUEVA GRANJA DE PRODUCCIÓN

A este respecto, deben tenerse en cuenta varios factores, como la frecuencia de entradas, el número de animales comprados, el número de piaras de origen, el vehículo de transporte y el estado sanitario de las granjas de origen (Maes et al., 1997).

De ahí que, para mejorar la salud global de la explotación, el punto clave sea el estatus sanitario de las nulíparas.

Es fundamental lograr que las cerdas entren lo más sanas posibles, pero inmunológicamente activas para hacer frente a los procesos infecciosos que afectan a la explotación y en armonía con el estatus de la granja, la nutrición y los factores ambientales (Figura 2).

Cuando en una granja se comienza desde el inicio, el protocolo vacunal debe ir asociado al estatus sanitario de la granja de multiplicación, pero también teniendo en cuenta las patologías propias de las granjas que existen en el entorno, ya que, en muchas ocasiones, en las áreas de elevada producción ganadera es más sencilla la aparición de patologías introducidas por las cortas distancias entre explotaciones si existe cualquier fallo en la bioseguridad externa o interna.

Las principales vacunaciones realizadas en las futuras reproductoras (Gráfica 5) son frente a las patologías asociadas a procesos reproductivos, respiratorios y digestivos como:

PPV (Parvovirus Porcino)
PRRSV (Síndrome Respiratorio y Reproductivo Porcino)
E. rhusiopathiae (Mal Rojo)
SIV (Influenza Porcina)
PCV2 (Circovirus Porcino tipo 2)
Mycoplasma hyopneumoniae (Neumonía Enzoótica)
Pasteurella multocida y Bordetella bronchiseptica (Rinitis)
Escherichia coli
Clostridium spp
(Bernaerdt et al., 2021)

Además, en ocasiones y frente a enfermedades especificas se realizan autovacunaciones frente a patógenos como Streptococcus suis, Staphylococcus hyicus o Brachyspira hyodysenteriae (Bernaerd et al., 2021).

Los planes vacunales deben de seguir unas pautas estrictas en cuanto a la duración de la inmunidad de la vacuna utilizada y la frecuencia y afección de los patógenos en la granja, de ahí que los protocolos vacunales deben de ser únicos, exclusivos e individualizados.

 INTRODUCCIÓN DE LOS ANIMALES EN UNA GRANJA DE NUEVA CONSTRUCCIÓN 

Existen varios modelos de planificación de entradas en una granja de futuras reproductoras.

MODELO A

Se basa en:

1 Introducir inicialmente el 40% del censo de la granja durante las dos primeras semanas de entrada.

2 Posteriormente, realizar entradas quincenales de un 20% de las futuras reproductoras hasta completar el censo total de la granja.

Este modelo es el más sencillo para evitar las estimulaciones tempranas del celo y la cubrición de cerdas pequeñas que posteriormente causarán problemas de fertilidad y prolificidad en la granja.

No obstante, desde el punto de vista sanitario, realizar entradas tan consecutivas en una misma explotación conlleva alteraciones en la estabilidad de la granja y dificultad en la realización de los protocolos vacunales.

MODELO B

Consiste en introducir todas las cerdas de la granja en la misma semana:

1 Las primeras cerdas se introducen con 6- 6,5 meses de edad.

2 Posteriormente, entran con 1 mes de diferencia hasta llegar a 3 meses de vida.

Este modelo es uno de los más novedosos a la hora de introducir las futuras reproductoras y tiene el objetivo minimizar el riesgo de transmisión de enfermedades y de contaminación de la granja por una mala bioseguridad externa.

La bioseguridad interna y los protocolos vacunales realizados deben de estar muy protocolizados al estar trabajando con animales de diferentes edades en una misma granja.

Finalmente, en lo que respecta a la sobreestimulación de celos tempranos, es importante formar al personal para que no trabaje al mismo tiempo con más de 2 lotes de cerdas de 5-6 meses de edad, evitando así realizar cubriciones tempranas que afecten a longevidad y productividad de las cerdas durante todos sus ciclos.

Independientemente del modelo elegido, se controlarán los celos de las cerdas de 6-6,5 meses, eligiendo 3 lotes:

Lote 1. Cerdas controladas de celo natural

Se intenta que estas cerdas sean las más grandes del lote.

Tras el periodo de vacunación se registra el segundo celo, esperando su tercera salida en celo cíclica tras la adaptación en jaulas durante 20-24 días, siendo parte del primer lote inseminado.

Las cerdas sobrantes y de menor tamaño del lote en el momento de la inseminación son elegidas para protocolo de sincronización con altrenogest que se implemente en la segunda semana de cubriciones o al pasar 2 celos a los 40-45 días (Figura 1).

Lote 2. Cerdas sometidas a protocolo de sincronización 1 semana después de la selección de celos naturales.

Se asegura la introducción de aproximadamente el 70-75% de las cubriciones necesarias mediante un protocolo de sincronización, sin control de celos (Figura 1).

Lote 3. Cerdas de celo natural una semana posterior al inicio del control del celo natural que supongan alrededor de un 30-35% sobrante por si el protocolo del altrenogest no funciona bien o alguna de las cerdas seleccionadas sale en celo en el lote siguiente.

De esta forma, se establece una rueda de sincronización y control de celos naturales que permite no fallar en la rueda de cubriciones y tener asegurado un control y estimulación de celos y el uso más controlado de sincronización, asegurando así que las cerdas hayan ciclado anteriormente (Figura 1).

La cantidad de cerdas introducidas en el protocolo de sincronización depende del número de cerdas que se encuentren en celo en las diferentes semanas (siempre hay más las primeras semanas), siendo importante mantener la continuidad de recela para evitar posibles fallos en el uso de los progestágenos por problemas de manejo.

En el modelo B, el protocolo de sincronización es mucho más sencillo de organizar debido a que todos los animales ya están en la explotación desde el inicio.

 SINCRONIZACIÓN DE CELOS MEDIANTE ALTRENOGEST Y RECELA NATURAL 

Siguiendo el modelo B, tras su periodo de cuarentena y adaptación en granja las cerdas deben pasar por un proceso de adaptación en jaula en su tercer estro (mínimo 18 días de adaptación antes de la cubrición, siendo el periodo de aplicación del producto) para evitar posibles caídas en el consumo de pienso, mala ovulación y perdidas de gestación temprana asociadas al estrés.

El altrenogest (ALT) es un progestágeno que inhibe el desarrollo folicular ovárico por retroalimentación negativa de la gonadotropina.

Al inhibir la liberación de FSH y LH (Dos et al., 2004) bloquea el crecimiento folicular e impide que se produzca el celo (De Rensis et al., 2017).

Se utiliza sobre todo para la sincronización precisa del estro durante 18 días de aplicación de producto con tasas de hasta el 93% durante 4 a 7 días después de la administración en cerdas nulíparas y multíparas (Lopes et al., 2017).

Varios estudios han señalado que la suplementación con ALT mejora el rendimiento reproductivo posterior de cerdas jóvenes y cerdas adultas, aumentando el número total de lechones nacidos, el número de lechones nacidos vivos y las tasas de preñez (Wanget al., 2018) (Tabla 3).

Según la distribución de celos naturales y cerdas sincronizadas mediante altrenogest, además de buscar resultados de fertilidad similares en una granja de nueva introducción, se busca, mediante el control de celos previos a las cubriciones, conseguir la máxima prolificidad en primer ciclo que posteriormente será observado en ciclos posteriores.

CONCLUSIÓN

El inicio de una granja de nueva construcción debe realizarse teniendo muy en cuenta el rango de edad de las cerdas introducidas, dándoles un periodo de adaptación previo antes de la cubrición para evitar pérdidas de gestación tempranas y alteraciones en la rueda de cubrición.

Los periodos de cuarentena, adaptación y vacunación, adaptación en jaulas y cubrición mediante recela natural y sincronización de celos son las claves del éxito en las granjas.

BILIOGRAFÍA

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