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Desde hace 30 años, a través del desarrollo de tecnología y portabilidad, las técnicas ecográficas en tiempo  real  (B-Mode)  se han convertido en una valiosa herramienta de diagnóstico reproductivo, siendo rápidamente introducidas en la industria porcina como complemento para confirmar la gestación (Kauffold et al., 2019).

La introducción de los equipos de ecografía, han permitido a los veterinarios ir más allá del diagnóstico de gestación temprano, obteniendo una serie de aplicaciones con un gran impacto económico en la granja (Inaba et al.,1983). Entre estas aplicaciones destacan:

 

LAS CLAVES DE UN BUEN DIAGNÓSTICO ECOGRÁFICO EN CERDAS

Detección de cerdas gestantes

Los registros de inseminación

La observación de las vesículas embrionarias

Dentro del útero encontraremos las vesículas embrionarias y conforme va avanzando la gestación, en su interior podremos observar el embrión.

El diagnóstico correcto al comienzo de la gestación, depende de la calidad del equipo, así como de las habilidades y experiencia de la persona que realiza el examen.

A la hora de abordar el diagnóstico ecográfico, el primer paso es saber identificar las estructuras anatómicas para realizar una correcta exploración transabdominal.

El transductor, también llamado sonda, se debe colocar en el flanco inferior de la zona inguinal por encima de las glándulas mamarias (Imagen 1).

Una vez colocada la sonda, se debe pasar a delinear los tejidos, evaluándolos en función de su ecogenicidad, ecotextura y tamaño.

 

 

Detección de cerdas no gestantes

Al contar con un ecógrafo en granja, podemos detectar oportunamente a las cerdas no gestantes, también llamadas vacías, evitando con ello los días no productivos (DNP).

Durante los DNP las cerdas solo incurren en gastos y no generan ingresos, ya que son todos aquellos días que la cerda a partir de su entrada en área reproductiva hasta su descarte, no está gestante ni lactante.

Se estima que, en Europa, cada DNP por cerda tiene un coste de 2,5 € y 3,5 € (Cubillos, 2016), esta cantidad incluye el coste de las instalaciones, alimento, mano de obra, personal, etc.

Sin embargo, un DNP puede costar más, si lo calculamos como un coste de oportunidad, es decir, cuántos kilos de carne dejamos de facturar (Figura 1).

 

 

 

Al colocar la sonda en una cerda púber no gestante, las estructuras que encontraremos (Imagen 2) son:

La vejiga de la orina identificada por su contenido líquido, que en la imagen ecográfica aparece de color negro (anecoico).

El gas de los intestinos se aprecia de color blanco (hiperecoico).

El útero que se sitúa entre la vejiga y los intestinos (ecotextura hipoecoica).

Determinación de la madurez sexual de nulíparas

Otra aplicación importante del diagnóstico ecográfico se refiere a las hembras primerizas, un grupo de hembras de gran importancia técnica y económica en las granjas ya que la tasa de reposición anual en las granjas de producción oscila entre el 40 y el 45%.

Previamente a su incorporación al grupo de reproductoras, estas hembras nulíparas deben haber alcanzado la pubertad, sin embargo, a menudo se retrasa por diferentes causas (Kauffold, 2003).

Por lo tanto, los ganaderos con frecuencia tienen dudas sobre si las primerizas son sexualmente maduras o no y, como resultado:

Algunas primerizas son sacrificadas por anestro, a pesar de ser púberes.

Se inseminan durante el primer estro, teniendo un efecto adverso durante su vida reproductiva.

En general, las primerizas descartadas no deben exceder el 5% en un sistema de producción (Althouse, 2019).

Tales errores de gestión reducen las ganancias financieras y existe la necesidad de detectar estas hembras correctamente mediante un método fiable para detectar la madurez sexual.

Así, otro de los usos que podemos darle a nuestro ecógrafo es poder detectar qué cerdas son púberes y cuáles permanecen impúberes con la finalidad de poder dar un tratamiento hormonal a aquellas que no han desarrollado su aparato reproductor y, si no responden al tratamiento, descartar a la hembra ya que su útero difícilmente se desarrollará.

Las imágenes obtenidas con el ecógrafo, permiten detectar el tamaño del útero y de los cuernos uterinos (Imagen 3):

Las cerdas que tienen un diámetro de la sección de los cuernos menor a 1cm se consideran impúberes.

Úteros grandes con cuernos uterinos identificables y que ocupan gran superficie de la pantalla se considera como púberes.

Un estudio realizado por Goudet et al en 2018, demuestra cómo varían las longitudes de los cuernos uterinos, peso de los ovarios y número  de cuerpos lúteos en una hembra púber, una hembra inmadura y una hembra con  segundo celo (Tabla 1).

Corroboramos estos datos al realizar un análisis en la Facultad de Veterinaria de Zaragoza, en el que pudimos identificar claramente diferencias en longitud, diámetro y peso  entre  los  cuernos  uterinos  de hembras púberes e impúberes, así como el tamaño y actividad ovárica, tal como se muestra en la Imagen 4.

Desde 1980, contamos con una valiosa herramienta, el ecógrafo, que se ha convertido en un elemento esencial para el diagnóstico y rendimiento reproductivo de las granjas porcinas.

La combinación de una formación adecuada y un equipo de calidad, nos proporciona un valor añadido para obtener los mejores índices productivos y reproductivos en nuestra granja.

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