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A lo largo de este artículo se revisa la práctica totalidad de las vacunas estudiadas para prevenir la enfermedad de Glässer y se comenta su eficacia o ineficacia, después de una breve descripción de la enfermedad y su agente etiológico, Glaesserella parasuis. |
LA ENFERMEDAD DE GLÄSSER
Entre los agentes patógenos secundarios habituales que integran el Complejo Respiratorio Porcino (término acuñado por Dee en 1996) se encuentra Glaesserella parasuis, una bacteria Gram negativa de la familia Pasteurellaceae, que suele comportarse como comensal de la cavidad nasal y las tonsilas, lugares anatómicos que coloniza rápidamente después del nacimiento de los lechones.
No se considera un patógeno per se, sino que el peligro aparece cuando se difunde a otras localizaciones, desencadenando cuadros septicémicos.
Esta diseminación se ve favorecida por factores estresantes, como la mezcla de cerdos de diferentes edades y procedencias, densidades elevadas, condiciones higiénicas deficientes, destetes precoces, etc. y que suelen darse en las explotaciones intensivas.
Es entonces cuando aparece la enfermedad de Glässer, que cursa con:
GLAESSERELLA PARASUIS DE CERCA
La enfermedad de Glässer se ha relacionado exclusivamente con la especie porcina hasta la primera década del siglo XXI, cuando fue descrita en jabalíes (Olvera y cols., 2007), una especie sinantrópica cada vez más habitual en las zonas metropolitanas, especialmente desde la pandemia del Coronavirus (SARS-CoV-2).
La enfermedad está producida por G. parasuis, un bacilo corto Gram negativo (Imagen 3) capsulado y aflagelar, clasificado en 15 serotipos (esquema de Kielstein y Rapp-Gabrielson), aunque