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Principios alimentarios durante la gestación de la cerda

Los estados fisiológicos de gestación y lactancia en la cerda, presentan necesidades nutricionales diferentes, de ahí que debamos ajustar el pienso y su manejo en cada una de las etapas de forma separada.

La cerda reproductora actual, gracias a los avances en mejora genética, es un animal de mayor tamaño, más magra, con mayor precocidad y velocidad de crecimiento, pero a su vez, se trata de animales más delicados, con menos reservas corporales.

 

Nutrición en la gestación de la cerda

Los ajustes nutricionales deben ser cada vez más estudiados, máxime si se tiene en cuenta que todo ello va acompañado de gran reducción del consumo diario de pienso que, a la postre, condicionará toda su vida productiva.

La cerda reproductora en gestación tiene un efecto sobre el peso al nacimiento y al destete y, por tanto, en la evolución del peso del cerdo en crecimiento y de su peso final.

El rendimiento de la cerda se ve afectado en diferentes etapas del ciclo reproductivo.

En los trabajos sobre nutrición, tradicionalmente, se divide el período de gestación de la cerda en tres fases: principio, mitad y final de gestación.

Para ello es necesario establecer las consideraciones sobre la edad de las reproductoras y definir los requerimientos de las reproductoras jóvenes respecto a las multíparas.

Así, las restricciones durante una primera lactancia de manera general arrojan limitaciones o cambios en la eficiencia reproductiva en los siguientes ciclos.

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Se ha estimado que para cerdas gestantes en condiciones normales, el requerimiento de energía digestible total (mantenimiento + ganancia) puede ser cubierto por una ración de 2,1 kg con un contenido de 3,3 Mcal/kg de MS, lo que sitúa los consumos de este nutriente por encima de las necesidades cuando se aplica la tecnología de alimento único.

El suministro excesivo de energía durante la gestación, podría inducir a un sobreacondicionamiento corporal al momento del parto.

Martínez (2008) plantea que no es raro observar cerdas que llegan al área de maternidad con exceso de peso, lo cual, además de representar un gasto excesivo de alimentación en gestación, lleva a infiltración incrementada de grasa en la glándula mamaria, lo que ocasiona reducción del potencial de producción de leche.

Por su parte, Goñi et al. (2008) plantean que la sobrealimentación representa, entre otros aspectos, mayor costo en alimentos por lechón destetado y por kilogramo de capón terminado; además afecta el desarrollo mamario, especialmente durante los 70 a 100 días de gestación, pues aparece en la glándula mamaria un exceso de adipocitos (células que componen la grasa) evitando el desarrollo de conductillos y alvéolos mamarios (tejido que produce la leche), bajando la producción láctea futura y, por último, disminuye el consumo post-parto y la cerda desciende rápidamente en su condición corporal.

Adicionalmente, se provoca la pérdida de sensibilidad a la insulina, que significa que hay menos apetito y aumento en la movilización de reservas corporales.

Puntos importantes en la formulación

La formulación debe ser flexible para adaptarse a los precios de las materias primas y a las condiciones comerciales de la zona, manteniendo el equilibrio nutritivo y de inocuidad, atendiendo la regulación y normativas por parte de la autoridad sanitaria.

Deben ser administrados suficientes aminoácidos con el fin de explotar el potencial de los animales para el depósito de tejido magro, pero evitando los excesos (tanto desde una perspectiva energética como desde una perspectiva medioambiental).

Otro aspecto destacable en el manejo alimentario de la unidad, es la ausencia de suministro de forrajes a las cerdas reproductoras.

En el trópico existen limitaciones en cuanto a la utilización de recursos forrajeros por parte de los cerdos, como la digestibilidad de la fibra, la presencia de factores antinutricionales, el contenido energético y proteico, etc.; pero se ha señalado que en la inclusión en las raciones de los reproductores, la fibra dietética procedente de forrajes es una fuente barata de vitaminas y minerales, y que por las características del tracto gastrointestinal del cerdo, hay un aprovechamiento de la energía que se da en forma de AGV por la actividad de microorganismos en el ciego.

La demanda creciente de cereales ricos en energía para consumo humano y la mayor disponibilidad de subproductos ricos en fibra procedentes de industrias de alimentación humana, han provocado un aumento de la utilización de materias primas fibrosas en la alimentación porcina.

Además, otros factores como la prohibición de los antibióticos promotores del crecimiento, la necesidad de reducir emisiones de amonio al medio ambiente al tiempo que se debe mejorar el bienestar animal, el tránsito intestinal y reducir la incidencia de úlceras estomacales han ocasionado un aumento del empleo de materias primas fibrosas en los piensos.

Los medianos y pequeños productores de cerdos tienen como alternativa alimentarlos con materias primas nacionales y subproductos de la industria, aunque es probable que se requiera mayor tiempo para alcanzar el peso a matadero, pero a menor costo, lo cual se va a traducir en mayor rentabilidad, menor fuga de divisas y autoabastecimiento que significaría en realidad dejar de ser financiadores de agriculturas extranjeras.

Fuente:

Estévez Alfayate, Jorge A. (2016). Manejo alimentario durante la gestación y lactancia en una unidad integral de producción porcina. Estudio de caso. Revista de Producción Animal28(2-3), 1-11. http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2224-79202016000200001

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