La aplicación de los purines en el suelo mediante enterrado con tubos colgantes o inyección permite reducir las emisiones ganaderas de amoniaco a la atmósfera, pero no es la única alternativa.
Juan Castro Insua, investigador del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (AGACAL-CIAM), dio algunas claves en su ponencia “Buenas prácticas agrarias para aplicación del purín en las condiciones edafoclimáticas de la España Atlántica”, que impartió en las últimas jornadas de SERAGRO el pasado noviembre.
Según los datos que expuso Castro, el porcino es responsable del 23 % de las emisiones de amoniaco del sector agroganadero. Las granjas industriales, tanto de porcino como avícolas, son los principales emisores de amoniaco a la atmósfera en la Unión Europea, incluida España.
Buenas prácticas que permiten reducir en más de la mitad las emisiones de amoniaco a la atmósfera
Castro explicó en su ponencia que, además de la inyección de los purines al aplicarlos en los campos, hay una serie de buenas prácticas agroganaderas que permiten reducir hasta en un 58 % las emisiones de amoniaco a la atmósfera (la cifra es para vacuno de leche) sin necesidad de proceder al enterrado de los purines con tubos colgantes y que son bastante más sencillas de aplicar y más baratas.
- Ajustar el contenido proteico de la ración: el exceso de proteína se elimina por la orina en forma de urea, incrementando las emisiones de amoniaco a la atmósfera y el coste económico de la ración.
- Dejar que se forme costra en la fosa de purín, para que las deyecciones no entren en contacto directo con la atmósfera y disminuyan así las pérdidas de amoniaco.
- Diluir el purín una vez aplicado en el campo, echando agua por encima en proporción 1/1 con el purín, para que infiltre mejor y no haga costra.
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Plantar árboles y setos cerca de la fosa de purín para reducir la velocidad del viento y, de esta forma, la evaporación de amoniaco. También reduce los malos olores. También es recomendable hacerlo en los lindes de las parcelas sobre las que se aplica el purín, por las mismas razones.
- Enterrar el purín mediante arado o grada de discos antes de 24 horas tras su aplicación. El coste de esta acción supone solamente 0,6 € por kg de amoniaco, frente a los 2,5 € y 4,5 € por kg que cuesta aplicarlo mediante mangueras arrastradas o inyección, respectivamente.
- Aplicar el purín en el momento idóneo: al atardecer, para que al bajar las temperaturas por la noche haya menos evaporación, y escoger días lluviosos, ya que la lluvia hace que penetre antes el purín en el suelo.
- Es muy importante ajustar la dosis de abonado nitrogenado en función del purín aplicado, mediante análisis de los suelos antes de abonar, para optimizar el aporte de fertilizantes.
Fuente: Campo Galego