El cerdo Chato Murciano apareció a principios del siglo XX para satisfacer la demanda de la incipiente industria chacinera que se desarrollaba en Murcia y que con las razas disponibles en ese momento no se cubría, dado que tenían camadas poco numerosas (5-6 lechones por parto), lactaciones cercanas a los dos meses y lechones que alcanzaban escasamente los 10 kg de peso. |
A esto se suma el hecho de que los cerdos del tronco Ibérico de los que desciende el Chato Murciano tenían un crecimiento muy lento y un índice de conversión alto debido a varios factores:
Esta situación suponía que el tiempo de crecimiento y cebo se prolongaba más allá de los 24 meses, llegando los antecesores del Chato Murciano al sacrificio por encima de los 160 kg de peso, con poco magro y mucha grasa infiltrada (subcutánea y cavitaria).
En la actualidad, el Chato Murciano no alcanza las cotas productivas de los modernos genotipos porcinos, pero, gracias a la calidad de sus carnes, sí se ajusta a los estándares de producto diferenciado, cumpliendo con los estándares de sostenibilidad económica y, por su baja densidad, también con los de sostenibilidad medioambiental. |
CONFORMACIÓN MORFOLÓGICA DEL CHATO MURCIANO
La conformación morfológica del cerdo Chato Murciano es la heredada de las razas ancestrales que lo formaron, siendo su perfil ultracóncavo y orejas erectas características transmitidas por los cerdos de raza Berkshire y Middle White.
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