Entre las estrategias que utilizamos para prevenir el impacto de este complejo entérico sobre nuestros animales está el uso de vacunas.
Muchos de estos patógenos sólo serán capaces de producir enfermedad cuando alguno, o varios, de los factores mencionados estén alterados.
Y esto es un claro indicador de la vocación preventiva de la profesión veterinaria. Está claro que cuando no tenemos que curar habremos fracasado en nuestro principal objetivo que será evitar la aparición de los síntomas.
En este artículo vamos a repasar el uso de vacunas en porcino para evitar el complejo entérico.
Cierto es que, dependiendo del país en el que estemos produciendo cerdos, dispondremos de un vademécum u otro, por lo que vamos a hacer una revisión general, citando la mayoría de las posibilidades que existen, sin que ello signifique que una vacuna concreta se comercialice en un país concreto.
¿VACUNAS O AUTOVACUNAS?
Este debate se produce desde hace muchos años. Es de reconocer que las vacunas comerciales tienen detrás una amplia investigación y un proceso largo, meticuloso y caro para registrar dicha vacuna.
Por tanto, de forma general, podemos afirmar que estas especialidades farmacológicas deben tener mayor eficacia y seguridad.
Sin embargo, las autovacunas vienen a cubrir una carencia: hay numerosos patógenos que no tienen una vacuna comercial.
Para repasar este hecho, utilizaremos el ejemplo de España: no hay vacunas para Rotavirus, Diarrea vírica epidémica, Salmonella, Brachyspira hyosidenteriae o pilosicoli. Y desde luego, no se trata de patógenos menores; todos ellos producen enfermedades graves y muy costosas económicamente. En estos casos, el uso de autovacunas podría ser de utilidad.
¿A QUIÉN VACUNAMOS?
Otro de los puntos interesantes es a quién vamos a vacunar:
Cuando hablamos de diarreas neonatales, por ejemplo, normalmente no tenemos la oportunidad de actuar sobre los propios lechones puesto que una vacuna necesita tiempo para producir la respuesta inmune.
Por tanto, tendremos que utilizar a las madres como vehículos de inmunidad pasiva que protejan a los lechones en las primeras edades, hasta que podamos otorgarles una inmunidad adaptativa.
Sin embargo, si queremos hacer un aprovechamiento óptimo de la inmunidad maternal debemos asegurarnos que las cerdas pueden producir la cantidad de calostro necesario para camadas cada vez más amplias y sobre todo tener protocolos de encalostrado adecuados y controlados.
VACUNAS
La ef...