La organización busca garantizar que las vacunas sean seguras y eficaces para apoyar el control global de la enfermedad.
La peste porcina africana (PPA) se mantiene como una amenaza global para la sanidad animal, la seguridad alimentaria y la economía de los productores porcinos. De acuerdo con la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), entre enero de 2022 y febrero de 2025, la enfermedad provocó la pérdida de más de 2 millones de animales, siendo Asia y Europa las regiones más afectadas. vacunas contra ppa
En ese periodo, al menos 12 países reportaron la primera aparición de la PPA y otros 11 notificaron su expansión a zonas antes libres del virus. El impacto es significativo, especialmente en zonas rurales donde la porcicultura representa la principal fuente de ingresos y alimentación para muchas familias.
PPA: una enfermedad de alta letalidad
La PPA es una enfermedad hemorrágica altamente contagiosa, que puede alcanzar una tasa de mortalidad del 100 % en cerdos domésticos y jabalíes. No existen tratamientos efectivos ni vacunas aprobadas a gran escala, lo que ha dificultado el control de la enfermedad durante décadas.
Aunque los países afectados han implementado medidas desde hace tiempo para detener la propagación de la enfermedad, el control de la PPA ha sido históricamente difícil debido a la falta de vacunas o tratamientos eficaces.
En los últimos años, la comunidad científica ha logrado avances en la investigación de vacunas contra la PPA, algunas de las cuales ya han sido aprobadas para uso en campo en determinados países. En respuesta a estos avances, la OMSA adoptó en su 92.ª Sesión General una norma internacional sobre vacunas contra la peste porcina africana.
Esta norma establece requisitos mínimos que deben cumplir las vacunas para ser consideradas seguras y eficaces, incluyendo:
La vacunación se posiciona como una herramienta complementaria, pero no excluyente. La OMSA subraya que el control efectivo de la PPA debe incluir una combinación de medidas, entre ellas:
La Autoridad Veterinaria de cada país debe evaluar la conveniencia de implementar campañas de vacunación, considerando la situación epidemiológica local y la capacidad operativa y financiera.
La OMSA concluye que el control de la PPA es posible si se mantiene una inversión sostenida en investigación, especialmente en el desarrollo de vacunas de calidad. La combinación de herramientas eficaces, aplicadas bajo un marco regulador sólido, puede reducir significativamente el impacto de la enfermedad sobre la producción porcina y los medios de vida de millones de personas.
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