¿A quién vamos a culpar?, porque es naturaleza humana, resolver los problemas con este esquema: ¿A la genética?, ¿A la alimentación y la nutrición?, ¿A las enfermedades?
Manejo y Bienestar Animal
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La mortalidad de las cerdas es una preocupación creciente que ha ido en aumento en muchas granjas porcinas y sistemas de producción en los últimos años.
En 1993, la mortalidad anual promedio era del 4.3%; para 2017, era casi del 10%, y hoy ya alcanza niveles de entre 12 y 14%.
¿A quién vamos a culpar?, porque es naturaleza humana, resolver los problemas con este esquema: ¿A la genética?, ¿A la alimentación y la nutrición?, ¿A las enfermedades?
Sin duda, que una combinación de todas estas razones, y probablemente otras, influyen directamente en este problema. Además, a estos, recientemente se suma el aumento de los prolapsos de órganos pélvicos (POP, por sus siglas en inglés), que comenzaron a surgir alrededor del 2014.
Según reportes del Iowa Pork Industry Center en 2018, los POPs representaron el 21% de la mortalidad total de las cerdas.
La mortalidad de las cerdas aumenta, y en mucho, las pérdidas económicas debido a un aumento en los días no productivos, a un elevado porcentaje de reemplazo, afectando negativamente la salud del hato, debido a una baja en la inmunidad de población, permitiendo que los patógenos presentes en la granja se expresen o se diseminen fácilmente en la piara.
Como ya lo mencionamos en nuestro artículo relacionado con la distribución de ideal de partos, las causas de la mortalidad de las cerdas pueden estar asociadas con factores infecciosos y no infecciosos, incluidos factores relacionados con enfermedades, prácticas de manejo, nutrición y medio ambiente.
En el gráfico 2 observamos los 12 indicadores reproductivos clave de la cerda moderna.
Estudien este gráfico y observen que tenemos muchos puntos de oportunidad para trabajar con el manejo en granja, y mejorar el bienestar de las hembras para, no solo mejorar la productividad de estas, sino también reducir los factores que llevan a la eliminación de hembras, incluyendo los altos índices de mortalidad.
En los últimos años, tanto investigadores, veterinarios especializados en porcinos, y productores de empresas de producción porcina se han comprometido a encontrar las respuestas para resolver estos altos porcentajes de mortalidad en cerdas, sin embargo, el desafío es complejo y multisistémico.
A continuación, les presento algunas de las conclusiones de varios de estos grupos de discusión, que, por supuesto han tenido acceso a grandes bases de datos confiables, que en mi experiencia es la única manera de llegar a conclusiones y acciones objetivas. Entre otras las conclusiones son que:
El Dr. Jason Ross de la Universidad Estatal de Iowa que dirige el proyecto de Supervivencia de Cerdos, explicó que:
En un análisis de un sistema de producción que tenía dos granjas de cerdas separadas por una milla de distancia que recibían primerizas del mismo flujo con la misma genética, alimentadas con la misma dieta elaborada en la misma planta de alimento, y alojadas de la misma manera, se encontró una incidencia de POPs muy diferente en el mismo período de tiempo estudiado.
Las cerdas que tienen puntajes bajos y altos tienen diferencias en su microbioma vaginal, o sea bacterias específicas que se encuentran en diferentes niveles en esas cerdas. Ahora el desafío es tratar de determinar si alguna de esas especies bacterianas es causal, esta es un área para futuros estudios.
El estudio también encontró diferencias en la proteína de unión a lipopolisacáridos (LPS) en cerdas con puntajes perineales altos y bajos. Se encontró que entre seis o siete hormonas esteroides están elevadas en la circulación de las cerdas con puntajes perineales altos (y mayor riesgo de POP) en comparación con aquellas que tienen puntajes perineales bajos.
El sistema de tratamiento de agua fue otro punto que suscitó cierto interés relacionado con los POPs. En general, las granjas con sistemas a base de tratamiento con cloro o de peróxido presentaron menos POPs que las que no los tenían. Sin embargo, es importante recordar que la asociación no es igual a la causalidad y por lo tanto se necesitan más estudios.
El Dr. John Deen, epidemiólogo porcino de la Universidad de Minnesota, estuvo de acuerdo en que tales correlaciones son interesantes, pero la segunda parte de la prueba sería ver si la adición de tratamientos de agua realmente reduce o no la tasa de prolapso.
Finalmente, no olvidemos que la capacitación continua de nuestro personal es clave, son ellos quienes trabajan con los animales. Existen muchos estudios que muestran que las granjas con equipos de trabajo bien entrenados y remunerados, son aquellas con los mejores índices de producción.
En conclusión, la industria porcina tiene un problema serio y no podemos darnos el lujo de esperar. Lo que es claro para mí, es que ya tenemos herramientas de análisis de información, alimentación automatizada, sistemas de producción, como los que ya se están manejando en diferentes partes del mundo, entre ellas en la Comunidad Europea, y que han probado ser altamente eficientes.
Aquellos que quieran sobrevivir en la industria porcina, deben romper los paradigmas establecidos, y estar dispuestos a cambiar nuestros sistemas de producción tradicional e innovar en nuestra industria Latinoamericana.
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