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En los sistemas de pasto, las cerdas ecológicas viven bajo condiciones ambientales variables. La energía gastada en la termorregulación, los periodos largos de lactancia y la actividad locomotora es mayor al tener más espacio que las cerdas alojadas en interiores. Sus necesidades proteínicas, por otro lado, probablemente sean comparables a diario pero menores por kg […]
En los sistemas de pasto, las cerdas ecológicas viven bajo condiciones ambientales variables. La energía gastada en la termorregulación, los periodos largos de lactancia y la actividad locomotora es mayor al tener más espacio que las cerdas alojadas en interiores. Sus necesidades proteínicas, por otro lado, probablemente sean comparables a diario pero menores por kg de alimento.
Las cerdas ecológicas que viven al aire libre consumen en promedio un 34% más de alimento por día que las que viven en el interior y, según las legislaciones orgánicas, no se permite el uso de aminoácidos cristalinos. Por ello, estas cerdas son alimentadas con dietas con mayor concentración de proteínas que las que viven en el interior, para asegurar una ingesta suficiente de lisina, siendo el primer aminoácido limitante.
Además, en algunos países, las cerdas criadas en granjas ecológicas tienen acceso a los pastos, donde consumen las proteínas del trébol de hierba, especialmente durante el verano, aumentando su ingesta de proteínas. Este exceso de reduce la eficiencia de los alimentos, siendo muy probable que la relación entre proteínas y energía formulada para los cerdos de cría al aire libre no sea óptima para la producción orgánica.
El objetivo de este estudio fue la cuantificación de la ingesta de energía y proteínas de los piensos compuestos y del pastoreo, así como la energía y proteínas necesarias para el mantenimiento, retención materna, producción de leche, termorregulación y actividad locomotora en las cerdas ecológicas durante el verano. Esto nos ayudaría a comprender cómo se podría mejorar la nutrición de estas cerdas.
Durante seis meses, 41 cerdas de segunda paridad se criaron al aire libre en condiciones ecológicas. Las cerdas fueron alimentadas con una de las dos dietas iso-energéticas:
Las cerdas tuvieron acceso ad libitum a una abundante cantidad de trébol de hierba y se les suministraron cantidades similares de energía metabolizable (EM) mediante pienso compuesto, siendo un 10% más de la energía recomendada para cerdas de interior.
Se realizaron varias extracciones de muestras:
En todos los días de recogida de muestras, las cerdas (y lechones; n=671) tuvieron un amplio reconocimiento:
La composición corporal de las cerdas se estimó utilizando una técnica de dilución de deuterio, que permitió calcular la retención o movilización de proteínas y grasas.
La ingesta diaria de trébol fue en promedio 420 g MS/d durante la gestación, 574 g MS/d en el pico de la lactancia y 472 g MS/d en d 40 de la lactancia, lo que corresponde a 2,4, 3,2 y 2,6 kg de hierba fresca. Hubo un aumento de la ingesta de trébol de hierba en el grupo de bajo contenido proteico, ya que consumieron un 14% más de hierba (37 g MS/d extra).
Gracias a este estudio, se observó que las necesidades diarias de proteínas y aminoácidos de las cerdas se satisfacían mediante el consumo de alimentos y pasto durante la preñez, pero no al principio ni en el momento de la máxima lactancia debido a una ingesta insuficiente de alimentos.
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